Yola Corrochano
Con las primeras lluvias volvemos a Quesada (Jaén), con la intención de visitar más detenidamente el Museo Zabaleta y comprobar extasiados, como aquellas olivas del cortijo de Bocanegra, que en reventota primavera andaluza, vimos cuajadas de cañamón; hoy llevan una gran cosecha de aceituna. Enhorabuena Julio.
Quizás sea por el aire serrano…o por estar tan cerca de las estrellas… o por cuestiones genéticas. Pero la realidad es que Quesada es rica en gentes, artistas y poetas.
Tres de los grandes pintores españoles de proyección internacional del s. XX, tienen orígenes o son nacidos en esta tierra. Me refiero a Zabaleta, José Luis Verdes, e Hidalgo de Caviedes. A ellos vamos a dedicar un recuerdo y un homenaje desde esta sección Con Sabor monte.
Comenzaremos por Rafael Zabaleta, gran cazador y amante del campo y de sus costumbres; como podemos ver en gran parte de su obra. Para ello nada mejor que visitar la magnifica instalación del museo que lleva su nombre, inaugurado en esta villa el 1 de de noviembre de 2008, que recoge parte de su obra.
Zabaleta nace en Quesada un 6 de diciembre de 1907, en un casi recién estrenado siglo XX, en el seno de una familia acomodada dedicada al comercio. Huérfano de padre desde los siete años y de madre a los veintitrés, vivió junto a su tía suya, que lo lleno de cuidados y atenciones. Creció por tanto, como niño de pueblo al aire de la sierra; jugando en las eras. Correteando por campos, plazas y calles blancas, que impregnarían su retina y que mas tarde plasmaría en sus cuadros.
Realiza los estudios de bachillerato en Jaén, y estudia bellas artes en la escuela de San Fernando de Madrid, donde ya toma contacto con el mundo intelectual y artístico del momento. Viaja a Paris en diferentes ocasiones, donde entra en contacto con Picasso y el mundo de las vanguardias, que allí se esta desarrollando .En su obra podemos ver influencias cubistas, postcubistas y Naif, de las que Zabaleta realiza una original síntesis. Mas siempre regresa a su entorno y según el mismo dijo: “siempre tuvo un pie en el mundo y otro en Quesada”.
Pintó sus calles, sus casas, sus gentes. Gentes de pueblo y de campo, mujeres rotundas de era y pan blanco; rostros curtidos de soles y viento. Arrugas profundas, mozas lozanas y señoritas de balcón. Con su pequeña moto Lambreta recorrió campos y olivares, dejando todo ello plasmado en su obra.
Muere de un infarto, dejando una gran obra y un gran currículo de exposiciones y premios, cuyo estudio y análisis dejo para los especialistas. Yo solo os puedo aconsejar que visitéis Quesada y el museo Zabaleta.
Plenos de todo lo que acabamos de ver y en silencio respetuoso ante la obra de este gran pintor quesadeño; nos dirigimos a la plaza para reponer fuerzas en Restaurante Zabaleta, no podía ser de otra manera, donde nos espera Juana su dueña y ya amiga, que nos tiene preparado un tentempié exquisito, del cual os paso la receta de hoy a base de setas y patatas, productos típicamente otoñales.