‘La caza es una actividad esencial‘, por Antonio Menguiano
Silencio. El aire recorre cada rincón, se abre paso entre las hojas de las ramas dejando un leve silbido que apenas se hace presente.
Ausencia. La tranquilidad recorre la sierra, más allá de alguna bellota rebotar sobre el ya húmedo suelo y algún ya escaso berrear de un venado tardío.
Añoranza que te impregna el alma al ver que todo ha quedado solo y mudo, sin compañeros, sin momentos compartidos, que ha llegado el otoño y han caído todos como hojas. En este caso, a su encierro hogareño marcado por la realidad de una pandemia despiadada y de unos ignorantes gobernantes.
«Un virus que vuela libre por el aire y unos ilustres ignorantes que gobiernan tus vuelos»
Futuro. Inciertos pensamientos que divagan en tu mente desde el momento presente al que está por llegar.
Marcado por tu incapacidad de controlar esos dos factores, un virus que vuela libre por el aire y unos ilustres ignorantes que gobiernan tus vuelos.
Más allá de tu deseo de ser libre, de las cosas que te hacen feliz y de aquellas que no haces. De todo eso no culpes a nadie por no poder disfrutar cuando no está en su mano, no los imputes no poder salir de noche o no poder salir de caza. Sólo razona sobre si en esta situación de alarma es posible o no hacer lo que quieres, y por favor, sé generoso, no seas egoísta, piensa en el bien de todos y en lo que es socialmente mejor para todos y ahí discreparás con tanto ilustre gobernante.
La caza no es foco de expansión del viruscaza es una actividad
En silencio, con ausencias, en la añoranza y sin futuro, pero sobre todo sin justificación y sin necesidad, es lo que no es posible. Y no es posible porque no es bueno para todos en su conjunto y sí es malo para la mayoría a nivel personal.
La cuestión no es si a ti, a mí o a nosotros, en general, nos gusta la caza (con sus detractores en cualquier circunstancia, pero este no es el fondo ahora) o nos gusta la montería en general.
La cuestión no es si queremos practicarla -y, ni siquiera, por mucho que nos duela lo que económicamente es lo que hay en juego, que es mucho-, la cuestión básica y fundamental es si es posible esta práctica con las medidas de distanciamiento y protección impuestas, o si, por el contrario, es un foco de expansión del virus.
Esa es la cuestión que debe llevarnos a ver la necesidad de que la caza y la montería, en particular, debidamente practicada y con los protocolos de adaptación que el sector está practicando, sea considerada con un carácter esencial y para nada donde se pueden generar focos de infección.
Tú que vives y mandas desde los cielos de un poder que te crees infinito y desde unos sueldos que el pueblo llano te paga, te pregunto: ¿conoces la montería? Si respondieras sincero, más allá de la demagogia que te caracteriza y de tus juegos de palabras soltados desde un sillón de cuero (de animales, por cierto), no haría falta nada más.
Saber lo que es respeto caza es una actividad
Respeto no es sólo adornar con palabras de orador barato lo que la miseria de tus actos esconde ni tampoco pretender entender nuestra postura. Respeto es ser capaz de dedicarle un tiempo a conocernos, un poco más a estudiar qué hacemos y a valorar que, entre todos, ayudamos a hacer este mundo un poco mejor. Para, después, en este escenario, fijar los medios y los modos para que esto sea posible y lo sea sin que sean focos de contagio.
Entender algo, si te lo digo igual te resulta más sencillo, aunque cada vez más creo que dices que lo entiendes, aunque digas un sí de los locos, porque realmente no entiendes nada.
Respecto a la necesidad de que estas actividades sigan, la caza en general y la montería en particular, resumo para ilustres ignorantes.
El mundo rural caza es una actividad
Igual os suena eso del mundo rural. Básicamente, es donde no están los urbanitas, donde viven felizmente gente como Juan, un hombre que diariamente busca de dónde sacar el jornal para dar de comer a su familia al día siguiente.
Hombres cuya vida laboral no es una página de una sola hoja inscrita que tiene un alta o, a lo sumo, dos o tres de contratos que duran años y que permiten tener nóminas para poder pedir hipotecas. No tiene ese lujo: tiene una vida laboral de muchas hojas con muchos contratos de un día o de pocos días para trabajar como jornalero agrícola, ganadero, forestal o, como en este caso, cinegético.
Juan, que además es afortunado, conoce a Sebastián, que está casado con su prima, que es guarda de una finc, y conoce a más guardas, y eso le permite que, durante el otoño y el invierno, lo contraten por 50 o 60 euros y vaya a una montería o a otra, lo que le salva de tener unos euros para, como las hormigas, vivir en invierno.
Porque luego llegará la primavera y el verano, y tendrá algunos jornales de tala, en el corcho o en la recogida de tantos frutos que da nuestra rica Andalucía. Si usted supiera cuántos juanes, muleros, postores, secretarios, guías, ayudantes… hay en nuestra tierra, habría hecho el trabajo por el que el pueblo le paga. Y eso que lo tiene fácil al tener los datos que le dan los funcionarios que trabajan para que usted ya lo supiera.
¿Sabe usted que…? caza es una actividad
¿Os suena que Andalucía tiene pueblos muy pequeñitos donde gente humilde ha apostado y tiene hotelitos o casas rurales, restaurantes… cuyos ingresos y cuya vida depende del ir y venir de monteros y trabajadores? ¿Sabe usted que ellos son los primeros interesados en poner las medidas de seguridad pertinentes, porque en ello les va su vida? ¡Ah!, claro, usted, gracias a la generosidad de todos, no tiene que pensar en cómo sustentar su vida, ni siquiera la mayoría de los casos en cómo hablar por teléfono con el móvil, que también le pagamos por hacer un esfuerzo y enterarse.
Igual le suena de algo, aunque creo que de lejos, cuántos guardas de cotos, guardeses o empleadas de hogar cuidando fincas, o cuántos jornales de tractores, desbroce, siembra, riego… están en juego. La mayoría de ellos todo el año teniendo que vivir en la finca, muchos casi sin vacaciones, teniendo que llevar a sus hijos al colegio del pueblo más cercano, algunos sin televisor… En fin, sin tantas cosas que, debido a su ‘nivel’, se las pone a usted el pueblo llano gratis.
¿Sabe usted cuántos coches todoterreno se venden al año para que nuestra gente pueda trabajar, y cuántos impuestos se han pagado al comprarlo para que usted pueda…?
Del mismo modo, ¿sabe los impuestos que le paga el pueblo llano al comprar sillas, armas, balas…? O, más fácil aún, que le veo despistadillo, ¿sabe las tasas que los cazadores, en particular, le pagan anualmente para poder «cazar legalmente» (sabrá lo que es eso usted), en concepto de licencias directas o de coto? Mire que ahí se lo he puesto fácil, pues seguro que andaba despistadillo.
No conocen el mundo rural
Como veo que no conocen al mundo rural mucho, les indico que, en la mayoría de los casos, hay que ir en coche, no suele haber aeropuertos ni AVE… (que también se cogen algunas). ¡Ah!, sí coches, que consumen gasoil o gasolina (claro, a ustedes se la hecha el chófer y no soléis mancharos las manos o pagarla) que se repone en pequeñas estaciones de servicio… Veo que vais aprendiendo, porque ya lo habéis matizado: ‘estaciones rurales’, sí rurales, en pequeños pueblos perdidos de nuestra Andalucía.
¿Conocen quién administra nuestros campos para hacerlos rentables y pagar impuestos, siendo así los mayores conservadores de la naturaleza, de las especies y sus hábitat, de la lucha en prevención de incendio? Ustedes, no, desde luego; nosotros, entre todos.
Recordad que también hay más de los nuestros que se preocupan de comprar esas canales de animales, despiezarlas con más hombres y mujeres rurales que contratan como carniceros (estos también viven de esto y de las colmenas y de más economía rural… ¡Seguid aprendiendo algo, al menos!), productos que, en la mayoría de los año,s exportan o lo intentan, buscando, con ello, sacar unas rentas para dar de comer y forjar un futuro a sus familias.
Ustedes son pocos y el pueblo os conoce a todos. Lo curioso es que nosotros somos muchos Juan, Sebastián, Manolo, Antonio, Luis… y, sin embargo, los ilustres ignorantes hacen eso prácticamente, silencio y ausencia, deciden y lo hacen sin el menor rigor, sanitariamente hablando, a quien le quieren los ilustres ignorantes vender que somos foco de contagio.
¿Y qué saben de la montería? caza es una actividad
La montería, ¿saben que se desarrolla al aire libre? ¿Saben que la distancia entre puestos ronda los doscientos metros? Por si no lo saben, concretar que 200 metros es más que dos metros, criterio hasta ahora universal de distanciamiento social…
¿Saben que las comidas se desarrollan al aire libre, normalmente? ¿Saben que hemos realizado unos protocolos de adaptación al COVID-19 más estrictos que los de cualquier actividad económica? ¿O saben que han puesto medios, medidas o EPIS para todo ello?
Por cierto, después de lo contado anteriormente no os lo pregunto, porque algo habréis aprendido sobre que somos una actividad económica directa, y que afecta al mundo rural y a muchas actividades económicas indirectas.
«Haced el favor de declarar la caza una actividad esencial»
Cuando los monteros decimos que la montería puede realizarse, no es porque somos egoístas y porque nos gustan las monterías (el mundo montero se caracteriza por ser básicamente social y solidario, seguro que eso tampoco lo saben).
Recuerden que lo decimos porque la caza, y la montería, es además de cultura y tradición, es economía y es segura. Por eso y sólo por eso, es una actividad esencial.
Porque, donde no haya inteligencia al menos que haya cordura, y si no hay respeto, al menos que haya conocimiento y comprensión.
Dedicaos a mejorar la economía y la calidad de vida de la gente, en lugar de la vuestra, y dedicaos, aunque sean unos minutos, a un análisis riguroso de las actividades, al menos el mismo tiempo que se dedica a ver si se os ha ingresado el dinero público. Dejaos de lo sencillo, que, sino, no va a haber ni para pagaros.
Por el mundo rural y por la economía de sus gentes, haced el favor de declarar la caza una actividad esencial. Haced caza y haced economía, si no, iros, simplemente, sería más digno por vuestra parte.
El campo, maravilloso tesoro, fuente de vida, qué suerte disfrutarte y pasar los días entre tus silencios mientras respiramos tu vida, que es la nuestra.
Un artículo de Antonio Menguiano Ruiz ⁄ Hunters Hispania