El ser señor no es saber, sino el saberlo ser
Un placer tener conmigo a un gran señor de la caza y del que, además, creo poder honrarme en considerarme su amigo, César Fernández de la Peña (C).
César, toda una vida para contar cosas de caza, ¿no?
(C) Mucha, mucha… toda una vida para contar, efectivamente. Casi desde que tuve uso de razón hasta hace poco tiempo en que cesé en mi actividad como presidente del Real Club de Monteros, he dedicado mi vida a la caza, aunque sigo contigo como vicepresidente de la Comisión de Homologación de Trofeos de Caza Mayor de la Comunidad de Madrid, y no te preocupes que voy a seguir yendo a medir todo lo que me pidas, es más, ahora estaré mas a tu disposición (ríe).
Unos cuantos añitos en los que te has dedicado a diferentes actividades relacionadas con el mundillo cinegético, ¿no?
(C) Aunque no tenía nada que ver con mis estudios, pronto comencé a dedicarme de manera profesional a los temas de caza. En el año 1973 formé una sociedad con mi gran amigo Fernando Primo de Rivera que se llamó Tecnocaza, que aún sigue funcionando aunque ya no como organizadora de caza. Allí iniciamos muchas cosas en un momento en que se podían hacer; empezaron a llegar los primeros productores de perdiz, sobre todo de Francia, que nos proponían cosas que ellos ya estaban haciendo y que a nosotros nos sonaba a chino porque en España había muchísima perdiz. Sobre todo trabajamos la caza mayor porque tanto Fernando como yo estábamos más metidos en ese mundo. Después, sobre el año 1979-80, como consecuencia de una reunión del Consejo Internacional de la Caza (CIC) en Roma en el que pasé a ocupar el puesto de mi padre, conocí a un alemán que me propuso montar una sala de despiece que entonces no había en España y me metí en ello, primero monté una sala, luego otra y una tercera de la que me he estado ocupando hasta hace relativamente poco tiempo, aunque ya como asesor.
Ahora que tocas la carne de caza, ¿cómo ves actualmente ese tema?
(C) (Ríe) La carne de caza es un negocio de locos, algo absolutamente increíble. Siempre han existido los carniceros de pueblo que recogían la caza de los alrededores pero han ido apareciendo una serie de empresas que se han dedicado a este negocio, sobre todo de cara al mercado exterior, porque por mucho que lo intentemos, la carne de caza mayor en nuestro país no tiene mercado.
César Fdez de la Peña: “La carne de caza es un negocio de locos, algo absolutamente increíble… Han ido apareciendo una serie de empresas que se han dedicado a este negocio, sobre todo de cara al mercado exterior, porque por mucho que lo intentemos, la carne de caza mayor en nuestro país no tiene mercado”
¿Por qué siendo un país eminentemente cazador no se consume la carne de caza mayor?
(C) La hay a nivel regional, sobre todo tirando hacia el norte y fundamentalmente de jabalí, quizá porque sea más parecido al cerdo, pero el venado no. Yo he estado por todo Centroeuropa por el tema de la carne y países como Alemania son grandes consumidores de carne de venado, de hecho se viene consumiendo una media de 180 gramos por persona y año, pero hay que tener en cuenta que son 88 millones de habitantes. Traspasémoslo a España y no quedaría carne para exportar. En cambio un alemán no entiende que comamos tanto marisco que a ellos no les gusta (ríe).
Quizá sea un problema de desconocimiento de los valores de esta carne, en estos países centroeuropeos, los niños toman carne de caza con cierta periodicidad y uniéndolo a celebraciones. Esta carne tiene un sabor especial que tienen que introducirte de pequeño. En mi casa a un cincuenta por ciento les gusta y al otro no (ríe).
¿Sin pensar: qué recuerdo cinegético, bueno o malo, te viene a la cabeza?
(C) (Piensa pero reacciona sin dudar) A lo largo de mi vida he tenido muchos lances maravillosos pero te voy a contar uno que va a sonar un poco raro, el único lince que he visto en mi vida lo cacé en 1960, de manera absolutamente legal, por supuesto. En aquella época la especie era muy abundante y en algunas zonas era considerado incluso como alimaña. Y lo tengo en casa disecado y a disposición de la Guardia Civil por si quiere venir a verlo (ríe). Un recuerdo excepcional, sin duda.
¿Quién es a tu juicio Cesar Fernández de la Peña en el mundo de la caza?
(C) (Sonríe) Fundamentalmente un señor muy mayor que consecuentemente ha tenido muchas experiencias en caza y ha expresado sus opiniones particulares que a veces se han escuchado y a veces no y, sobre todo, que ha intentado ayudar a que la caza fuera hacia adelante.
¿Alguna de esas opiniones particulares?
(C) Siempre he sido un contramallas total. Las mallas se han cargado mucha caza y, aunque reconozco que son necesarias, han acabado prácticamente con la montería. Para mí la malla significa que a un terreno lo conviertes en una granja, más o menos grande pero no deja de ser una granja. Reconozco que quizá no me he adaptado a los nuevos tiempos y que quizá para los nuevos monteros que no han conocido lo anterior esto sea lo normal. Yo he tenido la suerte de cazar de otra manera y no me adapto (ríe). En cuanto a la caza menor, que te voy a contar de nuestra perdiz… ya nos hemos adaptado a lo que hay y ha cambiado en concepto que antes teníamos de su caza, pasando de una caza divertida y tradicional a buscar el número de piezas, sobre todo en los ojeos.
César Fdez de la Peña: “Siempre he sido un contramallas total. Las mallas se han cargado mucha caza y, aunque reconozco que son necesarias, han acabado prácticamente con la montería. Para mí la malla significa que a un terreno lo conviertes en una granja, más o menos grande pero no deja de ser una granja”
¿Y qué significa la caza en tu mundo?
(C) Continúa siendo algo muy importante en mi vida, que me gusta muchísimo y que sigo como un gran aficionado pero que cada vez practico menos. La caza es un sentimiento atávico, consustancial al ser humano. Todos tenemos el gen cazador, unos lo desarrollamos y otros no.
No considero que la caza sea un deporte, aunque en algún caso la caza menor se conecta con el deporte pero en ningún caso lo es.
¿Qué significó en tu trayectoria cinegética la figura de Jaime de Foxá?
(C) Para mí lo es todo, aunque no fuera mi padre biológico, a todos efectos para mí sí lo fue. Tuve la suerte de tenerlo durante unos años maravillosos. Viví con él la caza durante su época de jefe del Servicio de Pesca Fluvial y Caza, por lo que con 11 años pude vivir todo ese mundo de forma muy cercana y a la vez que él se desarrollaba profesionalmente yo lo hacía paralelamente como amante de la caza, además pude hacerlo junto a sus grandes colaboradores como Fernando Silos. Yo lo acompañaba a llevar gabatos a Saja montados en los Land Rover de la época, viví todas las repoblaciones de las reservas donde hasta entonces no había habido venados, le acompañé a llevar gamos a Gerona donde entonces tampoco había, vi las cabras y los primeros venados que se llevaron a Cazorla… en suma, me dio diez años gloriosos. También viví la creación del Club de Monteros junto al conde de Yebes y otros grandes de la caza, y lo que significó para aquel entonces. Como no había redes sociales, la gente pasaba por la sede los lunes para ver cómo habían ido las monterías… ahora cuando matas un bicho le sacas una foto y se la mandas a todo el mundo (ríe).
¿Y qué sentimientos te trasmitió en cuanto a la caza?
(C) Todo ese cariño que él sentía por los animales. Además era un gran poeta y tuve la suerte de ‘mamar’ a su lado el Solitario y recuerdo que a mi madre y a mí nos leía párrafos a ver qué nos parecía, luego hacia lo que quería evidentemente (ríe).
César Fdez de la Peña: “Jaime de Foxá me transmitió todo ese cariño que él sentía por los animales. Además era un gran poeta y tuve la suerte de ‘mamar’ a su lado el Solitario y recuerdo que a mi madre y a mí nos leía párrafos a ver qué nos parecía, luego hacia lo que quería evidentemente”
Tu larga trayectoria cinegética te permite evaluar la evolución de la caza desde tus comienzos hasta el momento actual, ¿cómo valoras esa evolución?
(C) Hemos ido a mejor sin duda, no soy tan carca como para decir que era mejor cazar en aquellas épocas en las que todo era mucho más difícil, desde llegar al campo hasta moverte por él, con sus pinchazos y demás (ríe). Aquel campo no se parece al actual.
¿La figura del cazador ha cambiado también?
(C) El cazador antes se hacía más dentro de la familia, junto a sus padres y familiares. Ahora resulta que gente que no ha cazado en su vida, de la noche a la mañana dicen que se convierten en cazadores pudiendo conseguir trofeos porque sus medios se lo permiten. Antes los medios no te daban la oportunidad de cazar, tampoco te atraía ese afán de conseguir trofeos, el cazar te divertía, lo hacías con tus amigos y, sobre todo, no trascendía. Ahora en cuanto alguien se considera algo en la vida le entra el deseo de cazar. La peseta perdón, el euro, te permite acceder a todo tipo de caza. Cómo seré de viejo que todavía hablo de pesetas (ríe), la próxima vez hablare de duros para ser más moderno… (ríe otra vez).
¿Has dicho, “Nuevas épocas que nos toca vivir en todo lo referente a la caza y a la montería”. ¿Crees que la caza seguirá perdurando tal y como la conocemos o se hace necesaria una reconversión del sector?
(C) (Suspira) Quizá más que una reconversión, lo que haga falta son unas ciertas reglas o normas más acordes con los tiempos. La pena es que muchas de esas normas son éticas y por desgracia, la gente se las salta olímpicamente.
De tu mano el Real Club de Monteros ha pasado a ser dirigido por una mujer, Carmen Basarán. ¿Es parte de esas nuevas épocas?
(C) (Ríe) Pues a lo mejor sí, lo que está claro es hay que darles un reconocimiento a las mujeres que siempre han sido parte del mundo de la caza. De hecho el Club de Monteros ya tuvo una presidenta aunque breve, Rocío Montellano. Carmen es estupenda y reúne mil virtudes para ser presidenta, no por ser mujer, sino por su valores tanto cinegéticos como humanos.
César Fdez de la Peña: “Carmen Basarán es estupenda y reúne mil virtudes para ser presidenta del Real Club de Monteros, no por ser mujer, sino por su valores tanto cinegéticos como humanos”
La gente no comprende estas sensaciones que van más allá del puro hecho de cazar, ¿no crees?
(C) Es muy, muy difícil dárselas a entender. Habría que llevarlas a cazar y que sintieran lo mismo que tú, cosa que es muy difícil. Desde fuera es muy, muy difícil.
¿Por qué este rechazo de la sociedad a que se mate a un animal en un acto de caza?
(C) Quizá una de las razones más importantes sea que la caza ya no es necesaria para comer y que la hemos socializado excesivamente. Probablemente el concepto está en si matamos o cazamos animales. A mí no me gusta matar animales, a mí me gusta cazarlos. Ahora… explica eso y que lo entiendan, sobre todo cuando te contesten que el otro día se han cazado doscientos jabalíes o cosas así… esto ya es matar animales no cazar. A este respecto, recuerdo el lema del Club que encontró Yebes, “Cazar no es matar” y que define perfectamente mi pensamiento.
César Fdez de la Peña: “A mí no me gusta matar animales, a mí me gusta cazarlos. Ahora… explica eso y que lo entiendan, sobre todo cuando te contesten que el otro día se han cazado doscientos jabalíes o cosas así… esto ya es matar animales no cazar. A este respecto, recuerdo el lema del Club que encontró Yebes, ‘Cazar no es matar’ y que define perfectamente mi pensamiento”
¿Cómo ves el mundo rural en nuestra sociedad actual?
(C) Yo lo veo muy bien, el urbanita está volviendo a sus raíces. Todo el que puede tiende a volverse rural, los urbanitas jamás se desprenden de su campo. Quizá no haya mucha población pero las casas persisten. Lógicamente no van a irse a vivir al campo pero no se desprenden de sus raíces.
Quizá el desarrollo rural no ha sido tan bueno como en otros países, donde la gente vive en el campo porque tiene medios, servicios, etc., que le facilitan la vida allí. Pese a todo el campo se sigue trabajando y, por ejemplo, en Andalucía se está trabajándolo maravillosamente. Quizá al haber menos caza y la economía que eso conllevaba en los pueblos también haya influido en la despoblación de los núcleos rurales, aunque por otra parte la caza también hace volver a los urbanitas al campo.
¿Crees que existe relevo generacional en la caza o el animalismo va ganando terreno frente a nuestros jóvenes?
(C) Yo creo que es que la gente joven, al menos en zonas donde hay caza, sí se están organizando bien y me parece buenísimo. El tema es como poder ayudar a estos jóvenes a que desarrollen la afición. Antes quizá sí se podía hacer, la caza era menos cara y permitía desarrollar más lo agradable de la caza, vivirla con amigos, disfrutar de la naturaleza, aunque no consigas metales… (ríe).
Somos compañeros en la Comisión de Homologación de Trofeos de Caza Mayor de la Comunidad de Madrid, de la cual eres vicepresidente. ¿Crees que en España hay trofeitis?
(C) Ese euro que lo permite todo ha hecho que estos cazadores hayan derivado a ser trofeistas o tiradores. Hay casos en los que la gente compra la medalla directamente. Eso no me gusta nada. Por ejemplo, en los cercones se mata una cosa extraña que ha nacido y que es un animal que no conozco, es un animal con ‘boca’ y resulta que parece que los otros no la tienen… Se habla de cuántas ‘bocas’ has matado y lo siento pero yo no he matado bocas, he matado jabalíes con defensas mayores o menores. Parece que el resto de los jabalíes comen por el culo porque no tienen boca (ríe). Ahora, últimamente he oído lo de «cuántos metales has matado”, alucinante.
Y si hablamos de la cantidad, ahí derivamos hacia el tirador y perdemos el misterio de la caza. Actualmente se matan cantidades brutales de animales en monterías preparadas a base empujar los animales a una zona en concreto. Eso me deja atónito y, sobre todo, que eso lo hagan algunas personas de mi época es lo que más me desespera. Esto nos hace mucho daño a los cazadores.
César Fdez de la Peña: “En los cercones se mata una cosa extraña que ha nacido y que es un animal que no conozco, es un animal con ‘boca’ y resulta que parece que los otros no la tienen… Se habla de cuántas ‘bocas’ has matado y lo siento pero yo no he matado bocas, he matado jabalíes con defensas mayores o menores”
Estamos ante una manifestación del mundo rural para reivindicar su papel en nuestra sociedad. ¿Crees que la desunión puede volver a ser la tónica habitual en nuestro sector y cuáles serán a tu juicio las consecuencias si sucediera?
(C) Positivo va a ser, como lo fue la manifestación anterior que solo era por la caza. Yo por supuesto voy a participar. Confío en que habrá unidad y quizá Andalucía nos ha dado ese punto necesario para conseguirlo. Para que esto tenga éxito hay que juntar un millón de personas y ya se nos verá en televisión, sino no salimos estaremos muertos. Hay que aparcar rencillas y personalismos y tirar todos juntos hacia adelante.
¿Qué te parece este recién creado binomio caza y política?
(C) (Ríe abiertamente) No creo que sea bueno que la caza y la política anden juntos. Quizá los políticos están destacando la caza y toros como algo tradicional y unido a nuestro patrimonio cultural en base a una situación creada recientemente.
¿Qué añoras de tus años mozos?
(C) J… Pues la edad (carcajada). Si me quitara cuarenta años me quedaría bárbaro y seguro que si me hicieses esta entrevista entonces te diría otras cosas…
¿Qué pregunta te gustaría que te hubiera gustado que te hiciera?
(C) Creo que hemos tocado todo, nos ha quedado muy completita pero seguro que en cuanto salga a la calle me acordare de algo (ríe).
Otra charla interesantísima y, sobre todo, muy agradable con un referente dentro de la caza de nuestro país. Se me quedan muchas anécdotas porque el espacio no da para más pero os aseguro que he intentado que la franqueza, a veces ironía y esa media sonrisa permanente que caracteriza a César quede plasmada en este coloquio.