Vídeo mensaje de José Ramón Poyatos: «una sonrisa es mucho»
Continuamos nuestros ‘Coloquios de cuarentena‘ con un hombre que vive por y para el campo.
José Ramón Poyatos (JRP) descendiente de guardas, es también guarda rural desde hace más de 15 años en El Hoyo de Mestanza, una zona de Ciudad Real que rezuma caza por los cuatro costados y que nos va a aportar otra manera de vivir no solo la cuarentena sino la vida en general, pero como dice él, «sin querer dar envidia a nadie».
JIH: Lo primero de todo, José Ramón, ¿cómo estáis tú y los tuyos?
JRP: La verdad es que en nuestro pueblo de cerca de 120 habitantes afortunadamente no hemos tenido ningún caso.
Aquí tenemos una carretera única que pasa por el pueblo y se ha colocado una persona a la entrada y otra a la salida para que no entre ningún coche forastero para evitar el contagio. El problema es que aquí hay mucha gente mayor, esto es como una residencia y en cuanto haya un caso esto se queda arrasado.
«Aquí tenemos una carretera única que pasa por el pueblo y se ha colocado una persona a la entrada y otra a la salida para que no entre ningún coche forastero para evitar el contagio. El problema es que aquí hay mucha gente mayor»
JIH: ¿Has sentido o sientes miedo a la enfermedad?
JRP: ¿Miedo? Sí, claro que sí, pero sobre todo miedo a lo desconocido, a lo que pueda pasar.
En mi caso sobre todo por mis padres que ya son muy mayores y me da miedo pensar que gente que ha luchado toda la vida para sacar adelante cinco hijos con lucha y esfuerzo, por una cosa de esta se nos vayan y casi no puedas ni despedirte de ellos ni darles el duelo que se merecen, ese es mi gran miedo… (la emoción puede con él).
JIH: ¿Qué fue lo primero que se te ocurrió cuando anunciaron la cuarentena?
JRP: Sobre todo, lo primero que pensé fue, como te digo, en la familia, pensar que estando a cien metros de casa de mis padres los tengo que ver mediante videollamada por precaución.
Yo soy un hombre de contactos y me aterroriza no poder tener contacto con la gente, fíjate que yo fui payaso de hospital para los niños enfermos y esas sonrisas, esos contactos… los necesito José Ignacio, de verdad.
«Lo primero que pensé cuando anunciaron la cuarentena fue en la familia, pensar que estando a cien metros de casa de mis padres los tengo que ver mediante videollamada por precaución»
JIH: ¿Dónde la estás pasando?
JRP: Pues como te digo en el pueblo, fundamentalmente todo el día en el campo.
JIH: ¿Cómo afrontas estos días de cuarentena?
JRP: Yo soy guarda de caza mayor y trabajo de sol a sol, empiezo sobre las siete de la mañana y vuelvo a casa pasadas las ocho o las nueve, o sea, que estoy todo el día en el campo.
Yo libro cinco días al mes y entonces es cuando sí noto la cuarentena, hasta entonces no por eso la llevo tan bien. Aquí me asomo a la ventana y veo naturaleza pura, desde casa oigo los venados berrear no es como en la ciudad que solo veis pisos… por eso yo personalmente no la estoy sufriendo.
JIH: ¿Qué es lo que más echas de menos durante esta cuarentena?
JRP: Echo de menos lo que aquí se llama el «saineteo», ese bullicio de la gente contando cosas, hablando, sobre todo la gente mayor en el banco de delante del ayuntamiento donde el que no cuenta una mentira cuenta dos (ríe)… eso sí se echa de menos.
Cuando entras en el pueblo por la noche con todo aquello vacío, es algo casi fantasmal… a esas horas siempre ves a alguien que viene del huerto o así.
Ten en cuenta que aquí somos como muy de costumbres y cada uno tenía sus horas pues para echar de comer a las ovejas, a otro le ‘tocaba’ el agua porque aquí el tema del agua para el riego de los huertos de hace por vez o por «tocas» como decimos por aquí, otro va a echar un cebadero al jabalí… echo de menos la esencia del pueblo.
«Echo de menos lo que aquí se llama el ‘saineteo‘, ese bullicio de la gente contando cosas, hablando, sobre todo la gente mayor en el banco de delante del ayuntamiento donde el que no cuenta una mentira cuenta dos»
JIH: ¿Cómo crees que afectara a nuestro rural en general esta pandemia?
JRP: Yo creo que aquí en pueblo no mucho porque como te digo hay mucha gente mayor y ya no va a cambiar, pero puede cambiar la gente que venga. Este es un pueblo de sierra con pocos recursos, quizá en un principio la gente sea reticente a venir, pero después espero que todo quede como una anécdota y todo vuelva a la normalidad. La pena es que la anécdota está costando vidas y eso es muy duro.
«Espero que todo quede como una anécdota y todo vuelva a la normalidad. La pena es que la anécdota está costando vidas y eso es muy duro»
JIH: ¿Crees que esta situación puede afectar a la caza y/o a las especies?
JRP: Creo que aquí en esta zona en la que me encuentro ahora mismo no. Coincide que esto empezó justo cuando acabaron las monterías, entonces estamos entrando en lo que es el ciclo normal. Otra cosa es que esto nos hubiese tocado en plena temporada de caza… entonces se habría juntado una densidad de población tremenda.
Piensa que en los últimos días caza el apretón fue muy bueno ya que dimos cinco monterías, lo que fue idóneo para quitar ‘bocas’, por ejemplo.
Ahora estoy viendo como ya se han caído las cuernas, ya ha venido el alcaudón común, está a punto de venir el abejaruco, pronto la oropéndola, los buitres están sacando los pollos… en fin, el ciclo normal de la vida sigue en el campo.
«Ahora estoy viendo como ya se han caído las cuernas, ya ha venido el alcaudón común, está a punto de venir el abejaruco, pronto la oropéndola, los buitres están sacando los pollos…»
JIH: ¿Ves posibles consecuencias de una falta de presión sobre las especies cinegéticas?
JRP: Sí, es cierto que los animales al verse sin presión de la gente que se mueve por el campo a revisar cercas, a cuidar de sus huertos, etc., se acercaran más a estos huertos, a comerse las olivas y en general a los pueblos porque ya no hay ese bullicio del que hablábamos antes.
Hasta ahora la gente te avisaba si ocurría algo así pero ahora ya no, lógicamente.
JIH: ¿Cómo se presenta la temporada?
JRP: Pues está lloviendo bastante, ayer cayeron como treinta y tantos litros y esto hace que la hierba pegue un empujón, eso es vida y convierte esto en un paraíso como veis en las fotos de tu grupo de Facebook: El mundo rural y sus tradiciones en imágenes, y que conste que las mando no para dar envidia sino para que los que las veáis y podáis ‘respirar’ un poco… con la flor de la jara, por ejemplo, entre las que estoy ahora mismo (ríe).
«Está lloviendo bastante y esto hace que la hierba pegue un empujón, eso es vida y convierte esto en un paraíso»
JIH: ¿Empezaremos a valorar la vida en el campo?
JRP: Sí, sí. Se está viendo como gracias al ‘cateto’ o al ‘paleto’ se está pudiendo subsistir, los niños empiezan a saber de dónde viene la leche y no de un cartón, que los huevos no vienen de un supermercado… ahora se está dando más valor y espero que se esto se notará.
Espero que acerquen a los niños a los huertos, a los campos y se dé mucho más valor el trabajo del ‘pueblerino’, al agricultor, al ganadero y a la gente del campo en general.
Tengo la fe de que va a ser a así y de que cuando se vea a algún hombre del campo se le abrace y se le diga: «Gracias».
JIH: ¿Qué pides a nuestros gobernantes para cuando esto acabe?
JRP: Que se tomen en serio España. Que miren más a la gente del campo que es la que sacará esto adelante, que no piensen en lo que van a cobrar ellos… que valoren más a la gente y no su yo posesivo.
España tira adelante porque su gente tira adelante, salimos de una guerra a una posguerra y ahí fue la gente del campo la que tiró y sacó el país adelante. Y eso es lo que tienen que mirar.
Y que piensen más en la caza como creadora de riqueza, de control de animales que sino también habría pandemias porque las densidades altas generan enfermedades y eso hay que regularlo.
«Pido a nuestros gobernantes que se tomen en serio España. Que miren más a la gente del campo que es la que sacará esto adelante, que no piensen en lo que van a cobrar ellos… que valoren más a la gente y no su yo posesivo»
JIH: ¿Qué es lo primero que harás cuando esto acabe?
JRP: Lo primero ir a dar un abrazo a mis padres y a la familia en general y, cómo no, volver a la vida normal del pueblo.
«Lo primero que haré cuando esto acabe es ir a dar un abrazo a mis padres y a la familia en general y, cómo no, volver a la vida normal del pueblo»
¡Cuánto se disfruta hablando con Jose Ramón!, un hombre de campo, un enamorado de su trabajo, de la caza. Ver cómo vive, cómo siente esta situación… en otro momento más propicio hablaremos de campo y de caza hasta hartarnos, pero ahora escuchemos su mensaje y los seguidores del grupo de Facebook, seguiremos disfrutando cada mañana de sus Buenos días acompañados de la correspondiente fotografía que nos ayude, como dice él, «¡a respirar!».