El ataque fue realmente virulento. Tanto que, para ‘defendernos’ (con paraguas de las bombas), muchos compañeros-cazadores hicieron una especie de ‘quedada’ en twitter para contrarrestar las barbaridades que, desde el mundillo ecológico radical (no tiene más categoría), se estaban vertiendo en la red contra nuestra afición y, directamente, contra nosotros mismos.
Analizando, por llamarlo de alguna manera, los motivos por los que, de un tiempo a esta parte, se recrudecen las embestidas, cornadas, desde lo sectores más acérrimos, obcecados y fanáticos, fundamentalistas y talibanes, de los sectores animalistas y del ecologismo extremista –que existe otro que es normal, como en todo– no es fácil encontrar las causas, sobre todo porque utilizan cualquier excusas para ‘sobarnos la badana’. Pero sí que hemos encontrado algunos episodios que, por su concentración en el tiempo, es decir que han sucedido casi a la vez, es fácil que hayan originado una reacción en cadena y subido la temperatura de los energúmenos agitadores.
El primero de ellos, que, por maldita desgracia, se está convirtiendo en demasiado habitual, es el hecho de que, de los últimos linces soltados en Castilla-La Mancha, tres (al cierre de esta edición) hayan aparecido muertos en un breve periodo de tiempo. Como uno de ellos murió en un desgraciado accidente de caza –denunciado de inmediato por los propios cazadores–, estos… fulanos se cogen el dichoso rábano por las hojas y parece que nosotros somos culpables hasta de la muerte de Islero, ¿o es de Manolete…? De todas formas, no nos extraña nada porque también acusan a sus propios compañeros, a los técnicos de Iberlince, y al padre de Domingo Ortega, de lo inútiles que son y lo mal que están gestionando las sueltas. ¿A que parece mentira…? ¡Pues es verdad!
Otro de los ‘incidentes’ que creemos ha exaltado sus ya exaltados ánimos, ha sido la muerte de un oso en la montaña palentina. El mismo día de tan luctuoso suceso, los Marley’s & Cía. y todo su ejército de monaguillos, se ensañaron con nosotros –la palabra «asesinos» corrió como la pólvora– porque, sin el más mínimo escrúpulo a la presunción de inocencia, según ellos, uno de los nuestros (que si lo hubiera hecho sería cualquier cosa menos de los nuestros) había tiroteado al oso y le había echado a los perros. Ni la necropsia, ni las versiones oficiales de Medio Ambiente de Castilla y León, ni Dios que lo hubiera dicho, convenció a los inquisidores de que a ningún ser normal se le hubiera ocurrido disparar contra el oso. Pues nada, ellos siguieron, y siguen, con la cantinela de: «¡Cazadores, asesinos!». Eso sí, desde las redes sociales algunos les contestamos en su mismo lenguaje y, aunque nos reconozcamos maleducados, se acordaron de sus ancestros, ¡ya está bien!
El tercero de los casos que creemos ha influido, éste el que más, en lo que estamos relatando, ha sido la publicación, por parte de la FAC (¡con dos…!), de las subvenciones públicas, en este caso estatales, que reciben algunas de las asociaciones anticaza –como los ecologetas en movimiento–. El que salga a la luz a quiénes van dirigidos los impuestos de los cazadores (como de todos los españoles en épocas precarias), parece ser que no gusta demasiado a los que viven a costa del erario público y, tal vez por eso, también, intenten defenderse, en lugar de con argumentos, dando coces.
Y ahora es cuando llega… el famoso quid de la cuestión. Nos consta de buena tinta que nos están moviendo la silla y, lo mismo que otras veces hemos dicho que son cantos de sirena, en esta ocasión, por las circunstancias que arrojan las encuestas –que dicen que no son la urnas, pero asustan un rato– mucho nos tememos que la situación puede ser mucho peor de lo que parece. Nos consta, repetimos para dar énfasis, que algunos prebostes del citado ecologismo más radical, y bien situados, están manteniendo contactos de alto nivel con Podemos (suponemos que con su adalid, Juan Carlos Monedero), incluso con Izquierda Unida, para, en caso de que toquen púrpura –es decir, lleguen a las esferas del Gobierno–, ¡llegar a prohibir la caza! E, insistimos, las encuestas asustan y mucho. Sólo tienen que echarle un vistazo al Facebook del Círculo Animalista Podemos –integrado plenamente en la estructura del partido, o lo que sea–, y podrán comprobar cómo nos están esperando con el cuchillo entre los dientes. Y ahora no son cuatro pelagatos, o sí lo son, pero están organizados, y mucho, tanto que todos los indicadores los sitúan en el Gobierno de este país.
Y nosotros, como siempre, con nuestra guerra de guerrillas, defendiendo nuestra taifa. ¡Qué triste y lamentable es que nos sigan llamando asesinos una y mil veces y que la única arma que tengamos para defendernos sea nuestra propia palabra…! ¡Vergonzoso!
Para nosotros el año acaba mal, peor aún si cabe. Hace apenas unos días despedimos a nuestro querido compañero Alberto Aníbal… Su marcha nos ha dejado un mucho más tristes y un bastante más jodidos… Querido Alberto, allá donde estés… ¡qué nadie rompa tus sueños del gran cazador que fuiste! Y, en la medida que puedas, échanos una mano, nos hace falta. Descansa en paz, amigo.
Y a los que aquí quedamos, que el éste año no sea peor que el pasado, por favor…
Por A. Mata