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Hace diez años: La suerte de los campeones, en la caza y en el fútbol. Por José García Escorial

La suerte de los campeones, en la caza y en el fútbol
La suerte de los campeones, en la caza y en el fútbol. Esa misma bandera victoriosa me ha acompañado, durante los últimos 10 años por todo el mundo. Espero que, al menos, otros 10 años más me acompañe. ¡Viva España! «Soy español, español, español».

En julio de 2010 escribí y se publicó el siguiente artículo: «La suerte de los campeones, en la caza y en el fútbol».

La suerte de los campeones, en la caza y en el fútbol

La suerte de los campeones
En el Soccer City Stadium el 11 de julio de 2010, hace 10 años, cuando vencimos a las tropas rebeldes de Flandes.

«He sido deportista de alta competición en varias disciplinas federativas, y aún hoy soy juez de apelación en una de ellas, pero nunca he estado inmerso en el mundo del fútbol y me cuesta mucho completar de ver un partido, y tan solo he acudido a diferentes campos de Primera División en contadas ocasiones.

Pero como a cualquier español, más si le gusta el deporte, no me es indiferente el juego, pero me importa más el resultado de mi equipo favorito, soy por tanto un aficionado pasivo.

Eurocopa de 2008 suerte de los campeones

Acudí de casualidad a la final de la Eurocopa que ganamos en Viena en 2008, ya que me uní a un gran grupo de amigos, la mayoría cazadores.

Lo pasamos genial y nos trajimos la Copa, era la primera vez que ganábamos en fútbol profesional un trofeo de esta magnitud fuera de nuestras fronteras, y la mayoría quedamos comprometidos en repetir el viaje con ocasión del Mundial de 2010.

Programa Mundial de Fútbol y caza

Con mucho tiempo de antelación lancé al mercado un programa para acudir al Mundial de Fútbol en Sudáfrica y cazar, pero la atonía del mercado cinegético producida por la crisis económica limitó, de modo muy severo, el número de contrataciones.

Lo que sí mantuve fue la idea de acercarme con los de Viena 2008, si es que España llegaba a jugar la final, como anuncié en un correo masivo del 27 de junio.

El lunes día 5 después de nuestro triunfo contra Portugal que nos aseguraba jugar la semifinal y la final de consolación me puse en marcha, en ese día el grupo aún era importante; el martes día 6 del grupo de Viena 2008 solo éramos Javi y yo, que junto con Pablo, un amigo de Javier, fuimos los únicos que hemos ido, y que estuvimos a punto de no poder realizar el viaje por esperar a más amigos, que a la postre nos dejaron tirados, aunque en el último momento resolvimos, dando muchos vericuetos, pasaje, hotel y entradas.

Un programa un poco complicado, pero ganados a Alemania

El programa era un poco complicado, si perdíamos la semi contra Alemania el partido para tercer y cuarto puesto sería en Port Elizabeth, final de consolación doble para mí, ya que podría asistir al partido con Carlos, mi amigo y colaborador, y con mi hija Bea, que estaban al cuidado del Campus de Caza y de Inglés para Jóvenes que organizamos desde hace muchos años muy cerca de la sede mundialista de Port Elizabeth.

Jugamos la semifinal y ganamos a una Alemania que dejó jugar a España, y donde vimos con deleite el espectacular control de juego de nuestro equipo en el mejor partido del Mundial de nuestra selección.

Me quedaba sin ver a Carlos y a Bea en Port Elizabeth, pero jugaríamos la final contra Holanda y además tendríamos un limitado tiempo para ir de caza.

La noche de la semifinal el caos de salida en el nuevo aeropuerto de Durban fue de escándalo, y a pesar de la protesta de los directivos del deporte español y de los familiares de los jugadores que viajaban en nuestro avión, estuvimos cinco horas allí, y en el hotel de Johannesburgo apenas arrugamos las sabanas.

Mini-mini safari suerte de los campeones

A las nueve y media de la mañana nos esperaba un conductor para ir de caza, con dos días completos para cazar no se podía perder tiempo.

Pablo, que no es cazador, estaba atónito por el montaje organizado para poder aprovechar el escaso tiempo entre la semifinal y la final para ir de caza, igual que el resto de nuestros fortuitos y numerosos compañeros de viaje, que se sorprendieron cuando les dijimos que disfrutaran de la espera hasta la final que nosotros les dejábamos solos y nos íbamos a cazar.

Para complicar más la situación era el último fin de semana de vacaciones escolares en Sudáfrica, y no era sencillo encontrar destinos desocupados, tampoco lo podíamos prever y contratar con antelación porque dependíamos del resultado de un partido.

Pero, bueno, estábamos ya en marcha para realizar nuestro mini-mini safari de dos días.

En ruta tuvimos que parar para aprovisionar a Pablo, neófito en estas lides como dijimos, de prendas de ropa que le impidieran congelarse.

Nunca nadie informa de la dramática diferencia de temperatura de África austral en la época seca entre la noche y un día soleado, con facilidad son 20 grados centígrados de diferencia. Por eso tantos turistas españoles se han visto sorprendidos del frío nocturno de los estadios sudafricanos durante el pasado mundial.

Rumbo a Thabazimbi y muchos facocheros como objetivo

Nuestro destino era Thabazimbi en la Provincia de Limpopo, y nuestro objetivo muchos facocheros y del resto lo que saliera.

El área de Thabazimbi está considerada como la mejor zona de facos de África y el destino principal de nuestros cazadores de facocheros a lo largo de los años.

Javier nunca había estado en una ‘facocherada’ y le apetecía hacerlo, hace dos temporadas con su hermano Alberto habíamos cobrado cuarenta facocheros en dos días de caza.

Otra circunstancia para elegir la zona era la posibilidad, muy difícil, de encontrar hiena marrón y también caracal.

Repartimos ‘quils’ de puercoespín a todo el mundo.

Un inicio espectacular, pero los facos… suerte de los campeones

Entre la primera noche y el primer día de caza tiramos a un órix de 37 pulgadas, tres duiker (uno de 5 8⁄16 pulgadas), un steenbok, un blesbok, un buen ñu negro, dos puercoespines y tan solo a un facochero, la altura de la hierba nos impedía cazar más facos, aunque vimos alguno bastante bueno.

La verdad es que la cuenta de animales era más que importante, y sobre todo lo esperanzador era que el profesional nos llevaría al día siguiente a una finca donde veríamos cientos de facocheros, y con facilidad tiraríamos a una treintena.

Pablo estaba entusiasmado, había venido a ver a nuestra Selección, ya estábamos en la final, y además estaba disfrutando de una actividad inédita para él, adobada con unos anocheceres africanos donde el rojo firmamento desaparece en minutos, para dar paso a unas mágicas noches estrelladas, donde te da la sensación que puedas tocar el firmamento con las manos.

Al paraíso de los facos, pero sin facos

A la mañana siguiente, segundo y último día de caza, nos dirigimos a la supuesta finca paraíso de los facos del Limpopo, un poco preocupados porque solo llevábamos unas 60 balas, a ver si la cosa se ponía a modo y nos quedábamos sin munición.

La finca era magnífica, kudus a patadas algunos por encima de 60 pulgadas, los eland te salían debajo de los pies, nos prohibieron tirar a impalas por encima de 28 pulgadas (con seguridad récord del mundo), nialas a docenas y tantos ñus que parecía el Serengeti tanzano, pero los facocheros no estaban invitados a esta fiesta; tan solo dos y birriosos ampliaron nuestro tableau de caza; junto con un magnifico ñu azul, Rowland Ward, fue una pequeña consolación para un día aciago, que era la mitad de los días de caza disponibles.

Además no probé bocado desde las seis de la mañana, ya que las salchichas modelo perro pulgoso y famélico, único yantar disponible, no me apetecían nada.

¡Qué fácil es crear falsas expectativas en la caza!

Comentaba a mis compañeros de excursión lo estúpido y fácil que en la caza es crear falsas expectativas, que llevan aparejadas el sabor amargo de la decepción. Cuando lo sensato es quedarse calladito y que el campo de lo mejor que tenga, en vez de augurar resultados estratosféricos.

Encima apenas teníamos gasoil en el coche para volver, logré que me hicieran caso, cambiamos la ruta de vuelta que era mejor que la que se pretendía y además en la gasolinera matamos un poco el hambre, ya que casi la desvalijamos de existencias.

Las cosas con la tripa algo llena se ven de otra manera, habíamos conseguido diez trofeos en tan solo dos días, la mayoría magníficos, y mañana jugaría España, como favorita, la final de un Mundial de Fútbol y nosotros estábamos en África para ver el partido.

Había que ser optimistas. ¡Viva España!

Otra noche de caza tras un largo viaje suerte de los campeones

Cuando el profesional, que colabora con nosotros desde hace 11 años, me preguntó si queríamos salir de caza por la noche, le dije que sí.

Llegamos a nuestro campamento pasadas las nueve y media de la noche, casi catorce horas desde nuestra salida por la mañana.

Al bajar del coche Pablo se cayó por un terraplén, pero solo se rebozó con un poco de tierra.

La buena cena y el vino caldeó el ambiente, momento que aproveche para decirle a Javier: «Vamos a salir de caza esta noche». Como intuí protestó un poco, pero al final dijo que solo cazaría media hora, después que le dijera que si no iba a salir, me iría solo con Pablo.

Una noche heladora pero fructífera

La noche era heladora, nos pusimos encima todo lo que llevamos, un nuevo puercoespín pagó el pato a las primeras de cambio.

Los locales se enzarzaron en divertidas carreras detrás de las liebres saltarinas (springhare), pero en esta ocasión ganaron los torpes roedores nocturnos.

Gastamos un buen rato detrás de una gineta que se evaporó, y no pudimos dar con una gran civeta que teníamos localizada.

Ya estábamos en el 11 de Julio de 2010, a la supuesta media hora de caza, la habíamos añadido una hora más.

Una cosa negra de forma indeterminada se mueve. «¡Tira, tira, Javi!». Llevaba un montón de cacerías detrás de ella, había visto hiena manchada, rayada y aardwolf, pero era la primera vez que tenía a mis pies una hiena marrón, brown hyaena, con un espectacular y largo pelo. Era la segunda hiena en 20 años de carrera del cazador profesional, y la primera en toda su vida en la finca que es propietario.

Se nos acababa de pasar el fracaso ‘facocheril’ entre fotos y abrazos.

Ya de vuelta para el campamento, apenas trescientos metros del lance de la Hiena, de nuevo digo: «¡Tira, tira, Javi!». Un enorme y precioso macho de caracal de 15 kilos, el más pesado en la carrera del profesional, era el colofón del safari.

La suerte de los campeones, en la caza y el fútbol

Ya en racha de suerte, todos, Pablo, Javier y yo dijimos, mañana ganamos el Mundial, tenemos la suerte de los campeones.

Llegamos a tiempo, por los pelos, pero llegamos a coger el autobús para ver el partido, regalamos a todos los colegas púas de puercoespín, todos se quedaron boquiabiertos al ver las fotos del safari de tan solo dos días.

El resto ya es historia deportiva de España, hemos estado presentes en el acontecimiento deportivo más relevante con victoria española y que por fuerza será irrepetible.

Yo no me podía perder, por mi vinculación personal y profesional, la final de un Mundial en África con nuestro equipo en liza y cantando a voz en cuello:

«Yo soy español, español, español».

suerte de los campeones Un artículo de José García Escorial

Durban. Limpopo Province. Sun City. Johannesburgo Soccer City. Julio 2010

PS: De la final me traje de recuerdo una bandera de Holanda, abandonada de la batalla que perdieron los holandeses, la pondré en mi pabellón de caza como un trofeo más.

Safari Headlands – José García Escorial
Website: http://www.safariheadlands.org
Tel:+34-914 670 150 / +34-914 686 622
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