Respirar África
Desde hace 27 años he acudido todas las Semanas Santas, todos los meses de abril, a cazar elefantes.
Hoy, primer martes de abril, era (y este año debería haberlo sido) la apertura anual de la caza en Botswana.
Un ‘campanu’ de más ochenta libras
Si el agua lo permitía nos cruzábamos desde el campamento de Kiri a la isla de Kurushangara, donde año tras otro conseguíamos el ‘campanu’, el primer elefante de la temporada, que siempre era magnífico, superando las ochenta libras.
La isla era pequeña pero llena de frondosos árboles de marula, y como por la época estaban en sazón, un monarca solitario se asentaba en exclusiva cada año para indigestarse con su fruto, y si las aguas del delta del Okavango nos dejaban acceder se cazaba el mejor elefante de la temporada en esa concesión, y siempre uno de los cinco mejores de todo el año en Botswana.
Respirar África
Estoy ahora, en casa, recordando con nostalgia mis primeras andanzas primaverales detrás de los elefantes.
Primero en Zimbabwe: Rushinga, Dande, Matetsi, Tsholotjo, Amundadamela, Ngamo, Deka, Antoinnete, Marara…
Alguna escapada en zona Kruger de Sudáfrica.
Y, sobre todo, Botswana: Kiri, Matsebe, Chobe 1 y 2, Pandamatenga, Ivory Camp, Sankoyo, Mababe, NG 47, Tonunga, Ng 42…
¡Tantas áreas, tantos elefantes, cazando con tantos amigos!
Mis armas ya estaban preparadas en su maletín para acudir en 2020, los billetes de avión en mi morral, y la desbordante ilusión se reflejaba en la sonrisa de mis labios.
Esperaba anhelante subirme al avión, dar un abrazo al viejo conocido profesional, interrogarle sobre la situación de la zona, convenir el plan de caza.
Ahora seguiré con la nueva rutina, varado como todos vosotros, que me he impuesto, como estar en contacto con amigos y familia, leer, escribir para por fin finalizar más de un antiguo proyecto literario pendiente, hacer ejercicio, seguir las noticias, pero esperando, anhelando, volver de nuevo para respirar África… seguro que volveremos.
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