África

100 Elefantes 100: Inicios y Armas (I)

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Por José García Escorial

No he batido ningún récord del mundo por haber cazado más de 100 elefantes. Pero a caballo entre el final del siglo XX y el principio del XXI haber estado en más de 100 safaris de elefante trofeo ya son unos números a considerar de manera seria; muy, muy pocas personas lo han podido realizar.

Cuando digo elefantes trofeo, es porque no incluyo en la cifra ni hembras, ni descastes de macho no trofeos por animales problemáticos o corredores de cosechas. Hasta la fecha ninguna persona que haya cazado elefantes conmigo personalmente ha cobrado un ejemplar inferior a las 40 libras por punta, por debajo de 50 libras ha habido muy pocos, por encima de 50 libras hasta 65 la gran mayoría, bastantes hasta las ochenta libras, muy pocos por encima de las 80 libras y ninguno que llegue a las 100 libras, aunque espero conseguirlas, es mi gran sueño. Yo, cazador mesetario, jamás pude ni soñar en alcanzar estos guarismos, y aunque ya me pesan los años, espero que estos me respeten y pueda llegar a los dos centenares, a un segundo centenario, como cazador de elefantes, celebrado con ese mítico 100 libras de mis noches de insomnio.
Como consultor de caza en los veinticinco años que llevo en esta actividad hemos realizado algo más de 500 cacerías de elefantes, la cifra no siendo muy exagerada, 20 anuales, es más importante si pensamos que tan solo en 2008 la cantidad superó a los cincuenta y que en un mismo mes llegamos a tener 27 personas realizando cacerías especificas de elefante. Por supuesto que hablamos en pasado, esas cifras mucho me temo que serán irrepetibles, por eso mismo es la razón de estos artículos, comentar circunstancias que fueron y serán muy difícil volverlas a reeditar. La siguiente pregunta es consecuencia de mi aseveración anterior, si conmigo personalmente se han cazado 100 elefantes (tan solo cuatro por año de media) de un total de 500, esto supone que el 20 % de los elefantes contratados han contado con mi presencia real en África. ¿Cúal es el motivo? Pues vamos a remontarnos al principio, vamos a desempolvar recuerdos.
 
Inicios
En mi primer viaje de caza mayor en África, que yo creía que sería un único safari en mi vida, a pesar de mi insistencia, no disponía de una licencia de elefante, obviamente estaba mal contratado, más tarde conocí que si un cazador solicita en tiempo una cacería con una serie de condicionantes y está dispuesto a pagar por ella, lo normal es que el agente cumpla con los deseos de su cliente. Evidentemente no fue el caso, estamos hablando cuando en España apenas se hacían safaris, y que cuando contratabas una cacería africana parecía que te estaban haciendo un favor y de paso te desplumaban la cartera. Yo he afirmado en muchos foros, que me introduje en la caza comercial porque como cazador cliente ni me gustaba el trato que me daban, ni lo que me ofertaban y, ni mucho menos, el exagerado precio que pagábamos, como muy pronto, con apenas experiencia, pude conocer. Había un enorme hueco, por eso fue relativamente sencillo, como atravesar un blando pastel con un cuchillo afilado, posicionarme en el mercado como líder en un tiempo inaudito, por lo escaso del mismo que necesité. Me quedé en mi primera experiencia sin cazar elefante, y en este safari vi la mayor concentración de elefantes contemplada por mi durante años, sólo superada en el Delta del Okavango cuando pude grabar una emigración de centenares de ejemplares (machos enormes y manadas enteras de machetes y de hembras con crías) que iban casi en fila india chapoteando en el agua. Pero no me traumaticé, al revés, le dije a mi mujer que el primer elefante que cazara para mí, lo haría con ella al lado, como efectivamente así fue, aunque confieso que fue un poco duro mantener la promesa.
Al poco tiempo empecé a realizar nuestras operaciones especiales, comenzaba el año de mis viajes cinegéticos programados cazando elefantes en África en el mes de abril (Semana Santa), y los acababa en diciembre cazando búfalos. Para los búfalos me llevaba un equipo completo de ayudantes desde España, pero para los elefantes acudía yo solo, en una ocasión envié a un colaborador mío sin mi presencia y fracasó, cuando esto pasa lo inmediato es perder a los clientes de por vida, como así ocurrió. Llegué a la conclusión que esto de los elefantes programados en grupo era un tema muy personal y debía estar presente, para tomar esta decisión también ayudó que considero cazar elefantes como el súmmum de la caza, gran culpa de esta sublimación personal la tiene el propio animal, la criatura terrestre más espectacular en todos los sentidos.
Las cacerías en grupo de Semana Santa las realizaba en Zimbabwe, los motivos eran los siguientes: Botswana aún estaba cerrada para elefante, Zambia también, no había el mínimo de seguridad para ir a Mozambique, los elefantes de sabana de Camerún para mi no tienen la categoría de trofeo, la temporada de caza se abre en Tanzania el día 1 de julio, la franja de Caprivi en Namibia no permite la caza en grupo, ni los alrededores del Kruger en Sudáfrica (aunque realizamos algunas cacerías). La única lógica opción era Zimbabwe, contando con más de la mitad de las licencias de elefantes de aquella época, y con sus reconocidos y excelentes cazadores profesionales. Cazamos fundamentalmente en Chirisa y alrededores y los Matetsi, y durante años hicimos medias de 60 libras, lo que era y es un excelente resultado. Nunca fue esta operación en el Valle del Zambeze porque lo que he hecho siempre es acudir a zonas de grandes elefantes y donde la media de los pesos de los colmillos obtenidos fueran lo mejor de todo el continente, nunca he ido a cazar un elefante con un cliente a zonas que no fueran las adecuadas para conseguir un gran trofeo, prueba de ello son los resultados obtenidos hasta la fecha. Pero para desgracia en el mundo de la caza el presidente Robert Mugabe levantó la veda en Zimbabwe, pero no de una especie cinegética sino la del hombre blanco y granjero, esto revolucionó toda la estructura cinegética del país modelo africano en temas cinegéticos. La caza en terrenos privados casi desapareció, y esa era la base de la mayoría de los operadores, que complementaban las siempre escasas cuotas en terrenos públicos con su propia y seleccionada oferta de alta calidad, pero no fue sólo la ocupación de las fincas bajo amenazas de muerte, sino que se llegó al asesinato de granjeros blancos. La consecuencia fue que de modo automático suspendimos todas las operaciones en este país y trabajábamos con 17 compañías diferentes, fuimos categóricos, operar en Zimbabwe podría suponer un riesgo indeseable para nuestros cazadores, y fuimos los únicos en este sector que adoptamos esta drástica medida y barrimos todos nuestros anuncios con esta leyenda: NO VENDEMOS SAFARIS EN ZIMBABWE.
Botswana ya era una realidad, se habían acabado aquellas fantasías de algún agente ignorante por lo mal informado o culpable por engaño, que garantizaba elefantes con mínimos de 70 libras por punta en ese país. La realidad es que en Chobe se habían conseguido buenas medias, y con la llegada de cazadores provenientes de Zimbabwe con amplia experiencia como especialistas en la caza de elefantes (Butler, McKenzie, Tar, De Vries, Carter, Lennox y otros más) se empezaban a conseguir grandes colmilludos a lo largo también  del Okavango y las zonas centrales (CT áreas) del país. Estaba claro que este era el destino, además la fecha de la apertura de la temporada de caza era la ideal para mi calendario de caza, por ley la caza se abre el primer martes de abril, y si no corresponde exactamente a la Semana Santa en muchas ocasiones coincide. La primera vez que fui al Delta del Okavango llevábamos tres licencias de elefante, los cazamos los tres en cinco días, y hubo días que vimos un centenar de elefantes machos adultos. Me quedé enganchado, por el Delta descubrí un África que creía desaparecida, lo mismo le ocurrió a Arturo que durante años me acompañó, supongo que a los primeros colonizadores blancos que lo visitaron no les impresionó tanto ya que ellos conocieron un África primitiva, salvaje e incontaminada por el hombre, pero para nosotros fue una revelación de algo que suponíamos desaparecido hace un siglo. Cazamos ese año y muchos más con la mítica compañía Safari South que era la compañía de safaris de caza más veterana de toda África, hasta que el reciente cierre de la caza en el Delta del Okavango ha puesto fin a este idilio nuestro con esta exclusiva y maravillosa zona del planeta.
Casi en la misma fecha que descubrí el Delta, primeros años del siglo XXI, empezó mi relación personal con Mozambique, país que visito sin falta todas las temporadas. La apertura de la caza en este país me llamaba mucho la atención, por lo que había sido, por el idioma tan afín al nuestro y porque nos daría una mayor amplitud de destinos en el continente después del palo que nos supuso parar todas nuestras operaciones de Zimbabwe. El país que conocí estaba destartalado, al principio pensé que en lo cinegético no tenía presente, luego que tenía futuro, después que no tenía ni presente ni futuro, ahora después de mi ultimo viaje de agosto de 2011 tal vez una pequeña luz alumbre un futuro incierto. En Mozambique he cazado muchos y grandes elefantes en zonas donde la existencia del resto de especies habituales en la sabana boscosas eran casi inexistentes por la feroz acción furtiva, sólo sobrevivían estos paquidermos junto con hipopótamos y cocodrilos que son más complicados de abatir con los pobres medios de caza de la población nativa. Cuenta con una población de tan solo 17.000 ejemplares (la misma que el Parque Kruger), los permisos CITES son por tanto limitados, y Estados Unidos no permite la importación de colmillos de elefantes de este origen, ya que considera que la especie no está bien consolidada y por tanto existe peligro de extinción de la misma. No hay mucha densidad, pero en zonas determinadas año tras año se consiguen elefantes que están entre los mejores del continente, por eso mi personal fijación anual con este destino.
No sé como se me ocurrió lo del 6x6x60, seis cazadores cazan seis elefantes de 60 libras. Pero lo cierto es que la formula tuvo un éxito, se convirtió en un clásico de mi calendario y mientras pudimos cazar en el Delta las dos únicas dos concesiones que lindaban perteneciendo a la misma compañía de caza, bloques de Kiri y Matsebe, allí me trasladé cada año, siempre me llevé un colaborador (Arturo o Alfonso) para que el estuviera en un campamento y yo en otro. En 2008 hicimos el 6x6x60 pero repetido por tres, cazamos 18 elefantes con 18 cazadores, fue el canto del cisne del Delta, irrepetible. Y siguiendo con las aves no confío en que el Fénix renazca de sus cenizas en este aspecto del Okavango, nuestra historia de amor con el Delta será imborrable y mítica en nuestros recuerdos. 
 
ARMAS
 .375 Holland& Holland Magnum
Empecé en la caza peligrosa africana con rifles míos, y sigo haciendo lo mismo, hasta la fecha en todos los elefantes que he cazado o ayudado a cazar sólo he utilizado armas de mi propiedad. La primera fue un .375 H&H de cerrojo. Esta arma tiene su historia, pues fue un regalo que me hicieron. El motivo fue que a mi amigo Lorenzo en la sesentena se le truncó esa alegría que tenía de vivir por un cáncer, en los últimas tiempos de su vida le hice de lazarillo cinegético, su familia agradecida por éste y algún motivo más me pagó este arma; por supuesto que aún la conservo yo jamás he vendido un arma que haya sido mía (las de mi difunto hijo las regalé a personas de mi confianza). Pero nunca he estado a gusto con este arma, tal vez la mira telescópica muy alta, el problema del cerrojo al revés, pueden ser las causas de mi malestar y los consiguientes fallos, aunque de modo inaudito monteando con este arma un día me quedé de un grupo de cinco reses con todas ellas que iban corriendo por un pelado, estaba en el Corral de Sancho con mi hija Beatriz en el puesto, el vecino asombrado me vino a felicitar, y me dijo que era una pena que no me hubiera quedado con la última, pero yo le dije que también había caído pero fuera del alcance de su vista unos metros antes de llegar al monte, en la junta de carnes todos hablaron de este lance, y lo cierto es que jamás lo he vuelto a repetir y de nadie he sabido que de cinco tiros se quedara con cinco reses a galope tendido, ¡casualidades de la caza! La verdad es que he hecho tiros de ilusionista en varias ocasiones, alguna anécdota más contaré, aunque vaya por delante que personalmente me considero un rifle muy del montón, sobre todo monteando. Esta era el arma que llevaba para los alumnos de la escuela de caza peligrosa que monté en Zimbabwe, ha estado varias veces en Alaska y Canadá como rifle único, en Kamchatka para los alces, también en Rusia para los osos, ha monteado durante temporadas entera en España y ha ido de viaje muchísimas veces a África conmigo o prestada a otros cazadores por lo que lleva unos pocos cientos de tiros disparados, y como a todas mis armas las saco para orearlas del armero de vez en cuando.
A pesar de no sentirme cómodo con este rifle en concreto, no obstante considero que el .375 H&H es el cartucho universal (all around en inglés) por definición. Las nuevas generaciones tal vez no sepan quien era Eduardo Trigo de Yarto, un cazador castizo donde los hubiera, muy entendido en armas a la vez que un excelente divulgador en sus numerosos e interesantes artículos en aquella Caza y Pesca, eran artículos de fe y de obligado cumplimiento en todos los que nos bebíamos y memorizábamos sus páginas. Con su pluma y verbo fácil afirmaba el montero de Somosierra, Eduardo Trigo de Yarto, sin resquicio a la duda, que si le dieran por obligación a elegir un solo cartucho de caza este sería el .375 Holland & Holland Magnum, capaz de abatir de modo limpio desde un duiker hasta un elefante con la munición adecuada en cada caso. Coincido al 100 % con Eduardo, y tal vez por las conversaciones con él, cuando tuve que decidir elegí el .375 H&H como mi primer calibre para la caza peligrosa africana. Este cerrojo del .375, un 7 milímetros Remington Magnum (el primer rifle que me compré) y un .243 Winchester (el arma con la que mejor he tirado), eran mi antigua batería de rifles, ninguno de estos calibres en la actualidad es obsoleto y aún es una panoplia excelente para cualquier cazador.
Yo tenía mucha ilusión por tener un rifle express, se me agrandaban los ojos cuando en el paseíllo de una montería contemplaba algún arma de este tipo, pero estos rifles eran inalcanzables en lo económico. Pero un visionario de nombre José Antonio Matas desarrolló en armas Azor de Eibar un rifle express que le llamó Ego, igual que me a mí me pueden decir que fui la persona que popularicé los safaris africanos en España, a su vez Matas hizo populares las armas express, los rifles de dos cañones, de grandes calibres en nuestro país. Conocí los productos de Matas que me parecieron excelentes, me puse en contacto con él, y me hice como su agente entre nuestros cazadores además le di cabida en nuestros anuncios, por intermediación mía se vendieron muchas armas, sobre todo del express .375 H&H, por los tratos y acuerdos convenidos en su momento recibí para mí en 1991 un flamante rifle express Ego .375 tope de gama con grabados Holland, raberas largas, depósito de balas en culata, nogal escogido, el arma me pareció una maravilla, además tiraba (y tira) de modo espectacular, lo mejor han sido los cañones que, soldados electrónicamente, evitaron los males congénitos de estas armas como los tiros cruzados o las orejas de liebre, además no estaban fabricados en España como sí que lo era el resto del arma. Ego vendió muchas armas de todo tipo de calibres, y hasta se atrevió por intermediación mía con un .470 NE para un cazador nuestro, luego seguiré escribiendo sobre mi relación con Matas.
Ya tenía dos .375 H&H, cuando viajaba no me preocupaba por llevar diferente munición, y realicé muchos viajes con estas dos armas. La prueba de campo que hice al Ego fue exhaustiva, hasta le llevé a Australia donde agoté las existencias de balas de este calibre después de tirar cientos de tiros. En Tanzania una mañana un cazador me lo devolvió con la culata partida por la garganta diciendo que no sabía qué había pasado, a partir de ese momento no volví a dejar mis rifles express, pero un día en este mismo país, después de rematar un búfalo, abrí el arma y, como si fuera una pesadilla, empezaron a caer trozos metálicos, había reventado la báscula. Matas me dijo, cuando volví a España y le envié el arma, que la rotura era debida a la fatiga de materiales por el uso excesivo, y que este arma era el conejo de indias de prueba, reconstruyó el express, dejó sólo los cañones, la culata nueva no tiene tan buen nogal como la anterior y los grabados son de inferior calidad, pero sigue tirando como un bestia. Con este arma de nuevo monteando en el Corral hice uno de los tiros que considero legendarios. Estaba en una armada o traviesa de tan solo dos puestos, a mi derecha ocupando un bajo estaba un Márquez de Prado, de la propiedad, por la monda, altos y a su derecha, le pasan tres ciervos que se quedan parados al entrar en el monte, él con gestos me dice que tire, que tire, la distancia es muy elevada, me siento en una piedra afirmo mis codos en las rodillas y con mi express .375 apunto muy alto a uno de los ciervos, por la distancia sabía que eran ciervos pero no podía definir su calidad, tiro del gatillo y, como si fuera impactado por un rayo, el animal se viene al suelo sin moverse, mi sorpresa fue mayúscula, cuando pasan los perros mi vecino se acerca exultante: «¡Vaya tiro, qué venado te has cargado!», pero no vayas a verlo, está muy alto y te vas a dar una paliza sin sentido, luego te lo bajan. Nos juntamos con otras armadas, y relata la misma historia, «por encima de 350 metros ha tumbado un gran venado con un express», cuando llego a la casa todo el mundo está al corriente, felicitaciones, asombro, me quedo con mi amigo Rafael, el capitán de la montería, hasta bien entrada la noche, cuando llega el guarda le pregunta Rafael y la respuesta fue: «El tiro es espectacular por la distancia y por la precisión, y el trofeo es grande, muy grande para ser un vareto». Tierra trágame, pensé, y me largué sin más, nunca vi ese vareto que ha sido el único que he cazado en mi vida, y Rafael Marquez de Prado, para mi escarnio, en la siguiente montería me hizo unas coplillas que leyó delante de todo el mundo.
He utilizado para los .375 H&H munición de casi todos los fabricantes del mundo, que no me hayan gustado sólo tengo dos. La primera las llamadas silver point, el motivo de no recomendarlas es que dependen del lugar del impacto en la anatomía del animal para que se comporte de una manera u otra, prefiero las balas blandas que se comportan como blandas y las duras como duras, no las mezclas. La segunda fue con el intento de tener munición metálica de caza española que fue un fiasco, las balas de pésima calidad y con evidente peligro, ya que hasta tuvimos proyectiles de este tipo que se quedaron enganchados dentro del cañón; del resto de fabricantes, sobre todo con la munición blindada de 300 grains, no he tenido pegas, tampoco he utilizado con mi conocimiento munición recargada de este calibre.
 
 .416 Rigby
Mi relación con Matas de armas Azor estaba en su apogeo, cuando fabricó tres express del mítico .416 Rigby, anotar que tanto este calibre como el .375 H&H no son calibres diseñados para rifles de dos cañones, ya que el cartucho no tiene pestaña o reborde que facilite la extracción, pero esto está resuelto hace años por una ingeniosa uña que permite la extracción automática de modo eficaz y sin problemas. Ego en principio fabricó tres rifles del .416 Rigby en su gama más alta de calidad, uno se sorteó entre los suscriptores de la revista Caza y Safaris el agraciado fue Rafael, muy amigo mío y gran tirador que apenas ha utilizado este rifle porque no le van este tipo de armas, el segundo se lo dieron a Tony Sánchez-Ariño, que lo ha utilizado alabando sus cualidades, y el tercero fue a parar a mis manos. Este arma la he utilizado profusamente para cazar elefantes con un grado muy alto de satisfacción, aunque no he monteado con ella ni la he llevado ni a América, Europa, Asia u Oceanía como hice con el .375 express, he disfrutado mucho de ella tirando cientos de tiros a la caza peligrosa. Cuando combiné con un cerrojo del mismo calibre, fue la pareja de armas habitual que llevaba en mis viajes africanos.
Opino que actualmente con esta combinación de .416 Rigby en express y en cerrojo es una opción inmejorable para cazar elefantes en África. Un calibre poderoso con una gran rasante y con una excelente penetración, la únicas pegas son que no es un calibre stoper (que pare los elefantes) y el elevado coste de la munición, por lo que en ocasiones acudí a la recarga de modo eficaz. Recuerdo una munición de fábrica espantosa y muy cara que adquirí en Andorra con alguna bala alabeada, devolví las balas y me quedé sin mi dinero, sin las balas y sin respuesta del fabricante (en la actualidad quebrado) a mi reclamación que hice por escrito y en persona en América. No es que la doble combinación de .375 H&H sea menos eficaz, pero como arma de apoyo es más poderosa la doble combinación del .416, por la diferencia de pasar de 300 grains a 400 grains en el peso de la bala.
Pero tuve dos problemas. Uno, la absurda por lo incomprensible norma que existe en Sudáfrica que no puedes entrar en el país con dos armas del mismo calibre, siempre mantengo que la gente que se ocupa de temas de caza en cada continente los deben de elegir entre los más incapaces, aquí tenemos una muestra más, siendo este destino el único del mundo con esta demente prohibición, no me puedo imaginar el potencial peligro de acudir con dos armas del .416 sea superior que entrar con un .300 y un .338. La entrada por Sudáfrica casi es obligada para la mayoría de cazaderos en otros países del sur del continente negro. El otro motivo es que después de la experiencia de la rotura de la bascula de mi .375 Ego por un uso continuado, me podía pasar lo mismo con el .416 de Ego ya que llevaba la misma marcha quemando cartuchos, y no sólo por un riesgo potencial para mí, sino también para los que debo de cuidar cazando elefantes.
 
.470 NE y .458 LOTT
Tenía claro que el nuevo arma debía ser del calibre .470 Nitro Express, a su favor sus reconocidas prestaciones de rifle stoper y, sobre todo, que grandes fabricantes de munición americanos pusieron este cartucho en producción, con lo que hubo una expansión espectacular de armas de este calibre propiciado por armas relativamente a bajo precio producidas por Krieghoff, Blaser y Merkel. A mí la que más me gustaba era Merkel por tener un seguro tradicional sencillo, que no te obliga a pensar en situaciones límite. Pero todas estas armas tenían un defecto importante, ninguna tenía expulsores automáticos, y diga lo que diga John H. Taylor Pondoro, lo encuentro fundamental en un arma de apoyo para la caza peligrosa africana. Además mis armeros de confianza me dijeron que no eran armas para mí, que a los 600 tiros podría tener el mismo problema que tuve con el Ego; la verdad es que me escandalicé al conocer esto, yo, ingenuo, considero que un arma es para toda la vida y que incluso mis herederos la podrán disfrutar sin problemas. Como de ningún modo podía optar a las carísimas armas inglesas como hubiera sido mi deseo, opté por otro fabricante alemán de prestigio y de alto precio que realizó un arma sin grabados para mí que la llamó Professional Hunter del calibre 470 NE, el arma estaba muy bien balanceada y tenía una gran presencia, pero fue un desastre que me hizo añorar a los rifles Ego del ahora difunto Matas, a esta unidad se le estropeó todo lo que se puede averiar en un arma sencilla como ésta, por eso omito el nombre del fabricante, ya que con su distribuidor (también fallecido) tenía prevista una campaña de publicidad que fue imposible de realizar por el inexistente control de calidad de la fábrica con esta arma que imposibilitó cualquier alabanza por mi parte, pero sí escribí una larga epístola de queja que envié al fabricante con todo lo ocurrido con su arma; en primer lugar, la prueba de tiro adjunta al arma era falsa como pude comprobar en el campo de tiro ante el armero incrédulo que me vendió el arma, tuvimos que cambiar la posición del alza a golpecitos de martillo de armero hasta conseguir que diera en su sitio con el consiguiente y elevado coste de munición; en segundo lugar, cazando elefantes dejó de disparar el cañón izquierdo, sólo llevaba un monotiro; en tercer lugar, empezó a tirar los dos cañones a la vez; cuarta incidencia, dejó de tirar el cañón derecho, otra vez monotiro y, quinta y última, cazando búfalos saltó por los aires y se perdió el punto de mira, en esta ocasión me apañé con otro .470 NE, un Dumoulin con expulsores, que me pareció excelente y de considerable menor precio. Todo lo anterior, más disgustos, idas y venidas al armero, gasto de munición y de paciencia hicieron que el arma ahora funcione bien, pero, en contra de mi costumbre, cuando tenga la oportunidad de hacerme con un buen .470 NE inglés con expulsores, éste lo largo. La munición que he utilizado para el .470 NE ha sido tanto de fábrica como de recarga manual que me realizan en África con total satisfacción, aunque tengo que decir que no me considero más eficaz con este arma como lo que era con el .416 Rigby Express de Ego. Tal vez la confianza de mayor poder de parada y el envejecimiento personal sean los argumentos para continuar con este calibre.
El .470 NE es un calibre para express con reborde que facilita la extracción del cartucho usado y, por tanto, no tiene su equivalente en rifle de cerrojo. Necesitaba un compañero para el .470 NE, la verdad que esto de decidir qué arma nueva comprar es una ocupación apasionante. Primero decides calibre, luego fabricante, después te pones en marcha para ver que tipo de visor le pones, y al final lo metes en la caja junto con el express y te vas al aeropuerto. La elección recayó sobre el .458 Lott, la facilidad de encontrar munición y las prestaciones del calibre creado por Jack Lott ante su decepción por el uso del .458 Winchester, fueron los factores que me llevaron a esta decisión. Es un calibre stoper, con una muy buena rasante y la munición no es cara, además como está bien distribuido en África allí me recargan las balas sin problemas. Cambiaré el .470NE por otro rifle del mismo calibre pero no el Lott de cerrojo, el salto en tamaño serían los .500 de cerrojo pero no los considero necesarios en la caza actual.
 
ARMAS DE LOS CAZADORES
Las anteriores son todas las armas que he utilizado para cazar elefantes, no hay otras más, muchas personas han utilizado armas mías, yo nunca he tenido necesidad de utilizar armas de otras personas para ir de caza de elefantes. Los motivos de desplazarme con dos armas muy similares son varios, en muchas ocasiones los clientes no llevan un arma adecuada (otras veces ni la llevan) y yo con mucho gusto les dejo las mías, prefiero en la gran mayoría de los lances que se tire con armas con visor, por sólo una diferencia que se apunta de una manera mucho más precisa a través de un mira óptica que como se hace por una mira metálica, me gusta que los cazadores lleven un rifle con visor que uno sin él ya sea cerrojo o express. En muchas ocasiones en el último momento les he cambiado las armas de la mano a los cazadores pasándoles uno de mis rifles que lo consideraba mas adecuado para ese lance. En varias ocasiones los cazadores han acudido a su safari de elefantes con el arma inutilizada, como en una ocasión con dos cazadores, uno tenía su arma agarrotada por el oxido desde hace meses y el otro llevaba sólo munición blanda («que más daba», afirmaba en su ignorancia), salieron de caza el primer día armados gracias a mi previsión de tener dos rifles adecuados para esa cacería. En otra ocasión un cazador acudió con un calibre correcto pero con sólo punto rojo en su mira, pero con la pequeña pila agotada, por lo que no podía apuntar a ningún sitio en la gris piel de un elefante, por lo que hizo el safari con uno de mis rifles. En otras ocasiones se dejaron en su casa el cargador del rifle, por lo que sólo podían utilizarlo como monotiro. Insuperable fue la anécdota de un cazador que se presentó con las balas correctas pero con el rifle equivocado. Muchas armas las hemos tenido que poner a tiro para que dieran en una diana a 50 metros, ante la alarma de sus propietarios que juraban lealtad eterna a su armero de toda la vida, pero que les había dado por bueno un arma que no metía las balas en ningún punto de la diana, pero esto es el pan de cada día en cada safari, lo que hay que tener muy en cuenta que necesitamos que ese primer tiro de un cazador sea lo más efectivo posible, por lo que las armas que se utilicen tienen que estar puestas a punto con una seguridad al 100%, si gastaban muchas balas allí tenían a disposición mis armas a punto, del mismo modo que pasa cuando llegan descorazonados los cazadores del safari sin sus armas traspapeladas en cualquier aeropuerto del más insospechado país del mundo. Cuando por comodidad o economía de transporte sólo he llevado un arma al final me he equivocado, intentaré seguir viajando siempre con dos armas adecuadas cuando vaya a cazar elefantes con cazadores.
Pero, aparte de las mías para los cazadores de elefantes, prefiero que éstos lleven un buen rifle de cerrojo Mauser con una fuerte mira telescópica de pocos aumentos y mucho campo. La razón del cerrojo Mauser es que es extremadamente fuerte, funciona una vez cerrado con agua, tierra, barro, con lo que sea, es toda una garantía cuando nuestra vida depende de poder tener un arma de defensa al alcance de la mano. Visores de pocos aumentos y amplio campo hay muchos en el mercado ya que los hacen todas las fábricas, que sean fuertes para aguantar la potencia de estos calibres no hay tantos, he visto, en más de las ocasiones que me hubiera gustado ver, miras telescópicas de empresas centroeuropeas de campanillas de reconocido prestigio y elevado precio, montadas en rifles de calibres para cazar elefantes, con los hilos de las cruces partidos o desaparecidos, es decir, inutilizados. Otra característica necesaria de estos visores es que hay que buscar los que tengan mayor distancia del ocular al ojo para evitar accidentes y quitarse así el miedo de abrirse la frente.
Calibres a partir del .375 H&H hasta el .460 Weatherby, que es el más potente cartucho de cerrojo. No tengo ningún reparo en recomendar al popular y versátil .375, suele ser que el cazador conozca este rifle, que no le tenga miedo a su retroceso y que sea muy eficaz al disparar con este calibre, la gran penetración permite que esta bala llegue a todos los puntos vitales de un elefante, aparte que al estar muy bien distribuido es del calibre del que se encuentran balas en África con mayor facilidad.
Otra excelente opción sería el .416, tanto el legendario Rigby como el moderno Winchester que tienen la misma balística, pero no es fácil encontrar munición en África. Del .458 Winchester hay bastantes rifles, y del .458 Lott, como el Lott también dispara la munición del .458 (y no viceversa), está claro que Lott gana por goleada, sin entrar en la polémica (¿realidad o fantasía?) de la tan traída falta de penetración del .458 Winchester.
Los productos de Weatherby son excelentes, tal vez exagerados en sus prestaciones y muy nerviosos en el hombro del cazador, pero tienen la pega general en Europa de no encontrar munición y no hace falta añadir que en África es inexistente. A los calibres .500 Jeffrey o Gibbs no se les puede poner ninguna pega, pero creo que serían más rifles de cazadores profesionales para apoyar lances de caza que de cazadores clientes, son poco versátiles, y el tema de encontrar munición disponible en un campamento africano es una quimera.
De los calibres nuevos no he utilizado el .375 Remington Ultra Magnun, pero sí se acerca a las fantásticas prestaciones de sus hermanos pequeños 7 mm Ultra Magnum y .300 Ultra Magnun, podía ser una excelente opción.
Con respecto a un express africano que nos valga tanto para sabana, sabana arbustiva o foresta, el mundo de la caza, fabricantes de armas y cazadores se han decidido sin discusión por el .470 Nitro Express. Si se es un poco miope, se le pone un visor fuerte con una gran distancia al ojo, y tendremos un arma excelente para cazar elefantes en toda África, y con altas posibilidades de encontrar munición, ya que es sorprendente el alto número de rifles que se han comercializado de este calibre en los últimos años. Si nos pudimos permitir adquirir una fiable arma francesa, belga o inglesa con expulsores, pues mejor servidos estaremos que con los armas alemanas de moderado precio.
Leyendo a Pondoro sobre armas o también aprendiendo del más reciente y excelente trabajo sobre rifles y calibres africanos de Sanchez- Ariño, se nos puede llenar la cabeza de muchas opciones de armas para cazar elefantes a las que no se les puede poner pegas, pero buscando funcionalidad, precio, buena distribución y en absoluto equivocarse con lo anterior escrito, creo que el cazador aficionado va que pero muy bien servido.

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