Ondea la bandera, por José García Escorial

Ondea Paoland — Ondea la bandera en Paoland, van siete y las que quedan…

«Me gusta ver la bandera cuando en Paoland ondea»

Son ya siete las temporadas que la bandera de España se mece por el viento en el mástil de Paoland. ¡Cómo pasan los años!

‘Tempus fugit’

Lo efímero del tiempo, el aforismo latino de ‘tempus fugit’, el inglés ‘time flies’, solo afirman una evidencia, que la vida es corta, y que se nos escapa de modo irreversible.

Aún tengo la sensación que la aventura de Paoland era mi última posta, el postrero relevo, hasta caer agotado. Y será cierto, aunque pretendo que se alargue hasta que la parca, el buen Dios, las circunstancias, y el resto de imprevistos accidentes, me toquen en el hombro, detengan mi paso y de modo enérgico me conminen diciendo: «¡hasta aquí has llegado, chaval!»

Pero si me siguen dando tregua, si el partido tiene una prórroga ilimitada por ser incierto su fin, seguiremos en el juego.

Vamos a recibir en Paoland, o en cualquier país, o continente, de este del mundo a los viajeros cazadores tanto a los de largo recorrido, los que compartieron muchas ilusiones mutuas a lo largo de los años, como a los de reciente incorporación.

Para todos ellos será una aventura nueva, para mi gente será un feliz paso más en la vida que hace muchos años elegimos y que hemos tenido la suerte que nos ha ido respetando.

«¿Cuándo piensas retirarte?» Ondea

Es frecuente y recurrente la pregunta: «¿cuándo piensas retirarte?». Y mi contundente respuesta es: «¡nunca!». Aunque soy consciente de la obligada brevedad vital de la que, lógicamente, dispondré…pero a regañadientes.

Algunos me han comentado a leer mis reflexiones de los últimos años que si esconden un deseo de retirada, no es cierto bajo mi punto de vista, nada más lejos de mi intención. Más bien es un salto hacia delante, un tal vez un exceso de optimismo y un Peter Pan que pretende seguir volando por todos los cielos de la mi Tierra.

Reinventarse a uno mismo Ondea

Volver a empezar es una constante como reinventarse a uno mismo, cada nueva bandera es como una muesca en la culata del rifle favorito, luego vendrán las lluvias y los vientos que desgajarán la enseña; y los jirones rotos los iré recogiendo para ser pasto de las llamas.

Cada nueva bandera que pongo me obliga a comprar una nueva, cada caja de balas que disparo me obliga a adquirir otra. Es un círculo mágico sin fin… de momento.

El pasado fue un largo finde patriótico, lo digo por lo del 2 de Mayo, no por vestir a un santo, el que lleva mi nombre, de obrero. ¿No habíamos quedado que san José era carpintero por cuenta propia?

Quizás pasada la inicial furia corcera a más de uno le seguirá picando el gusanillo, aún está a tiempo para irse por el mundo a cazar este verano y de paso ver ondear nuestra bandera, allí os espero.

Abrazos.