La cruz filar

Las inspecciones de empleo (II)

Juan CaballeroMe asombran los datos que proporcionó un responsable del Ministerio de Empleo de Ciudad Real a un periodista de un periódico de esta provincia, publicados el pasado viernes 25 de abril.

Parece increíble que un funcionario se dedique a desinformar ahondando en un problema al que estamos intentando buscar solución, sin entrar en ningún tipo de conflicto ni descalificaciones, a base de reuniones y de intentar colaborar en lo posible.

Hasta la fecha, el sector cinegético, en general, y en particular los que vivimos en dicha ciudad, hemos evitado siempre la confrontación, por ejemplo, enseñando a la luz pública la información que tenemos sobre las inspecciones de Trabajo que se han estado realizando. Es cierto que el colectivo que representa a la caza ha mostrado mucha disconformidad con la forma de realizar las inspecciones por parte de algunos funcionarios, que perfectamente todos conocemos, incluso con las exageradas exigencias hacia una parte del colectivo y con una fijación especial por los rehaleros.

Guardaré la información, por ser la línea que mantienen hasta ahora las asociaciones de caza, a la espera del resultado de las conversaciones que se están manteniendo, tanto a nivel autonómico como con el propio Ministerio.

En la publicación indicada queda escrito que ha existido «resistencia» por parte de algunas asociaciones del sector. No es ésta la información que nosotros tenemos, las personas que conocemos el mundo de la caza. Digo esto porque todos y cada uno de los principales representantes del mundo cinegético de Ciudad Real, y de toda Castilla-La Mancha, han mantenido distintas reuniones a todos los niveles, en las que manifestaron sus quejas, principalmente por el desacierto con el que se llevaron a cabo distintas inspecciones, en ningún caso, que quede muy claro, por el hecho en sí de realizar el oportuno control. Pero el desacuerdo no se manifestó sólo a nivel de esta autonomía, sino a nivel de muchas otras, lo que ha llevado a reuniones en el propio Ministerio.

A pesar de lo indicado por la fuente de Trabajo al periodista, las inspecciones las programó el Gobierno para toda España, no sólo para Castilla-La Mancha, y menos aún en exclusiva para la provincia de Ciudad Real. El colectivo nunca buscó evitar que el aprovechamiento cinegético quedara excluido de inspecciones, no quiso excepción alguna, pues la Ley es para todos; sólo pidió que se hicieran con pleno conocimiento de la actividad, al menos, hasta el punto de que se diferenciara el ocio del trabajo, como es lógico.

De lo que recoge el artículo es totalmente incierto que las inspecciones de campo se llevaran a cabo sólo en fincas de más de 2.500 hectáreas, ni en esta provincia ni en otras, ni que, como consecuencia de las cinco inspecciones de campo, realizadas en la provincia indicada, se arrojaran 121 actuaciones con 31 empresarios y una quincena de trabajadores. Además, dichas visitas se realizaron sin previo aviso, en ningún caso con una comunicación anterior, como indicó el responsable ministerial.

¿Qué necesidad hay de dar información falsa a un periodista? Está claro que la fuente del Ministerio buscaba confrontación y quizá protagonismo, lo que no ha conseguido. Entiendo que si el sector denuncia públicamente lo que ha estado aconteciendo, incluso si decide tomar ciertas medidas, lo hará sólo si finalmente no llegan soluciones.

Antes del comienzo de la campaña de inspecciones, los responsables de Trabajo no contaron con el sector, no se informaron absolutamente de nada.

Como consecuencia, crearon una incertidumbre que perjudicó a los más necesitados, a gente del mundo rural sin empleo que han visto este año como se esfumaba buena parte de lo que quizá es su única fuente de ingresos. Existe empleo en la caza y se mueve mucho dinero y, como venimos diciendo desde hace meses, debe buscarse en impuestos y tasas, licencias y arrendamientos, industrias cárnicas, hostelería, gasolineras, agricultores y empresas comercializadoras de cereales y piensos en general, armerías, comercios de ropa y otros enseres útiles para el cazador, concesionarios de automóviles y talleres, técnicos en gestión y veterinarios, empresas forestales, organizadores de caza y turismo, guardería y demás empleos que proporcionan las fincas de caza, además de otros muchos servicios…

Nunca, por ejemplo, en un rehalero que tuvo la desgracia de quedarse en el paro en plena temporada de caza.

 

Por Juan Caballero de la Calle.

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