Panorama montero

Montón de Trigo: regalo de Reyes de la familia Palomo Aranda

Montón de Palomo
Montón de Trigo: regalo de Reyes de la familia Palomo Aranda.

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Montón de Palomo
‘Montón de Trigo: regalo de Reyes de la familia Palomo Aranda’ también en redes sociales.

CRÓNICA DE MONTÓN DE TRIGO

GONZALO PALOMO SERVICIOS CINEGÉTICOS

Para la ocasión se habían disfrazado de Reyes Majos los Palomo Aranda, los padres, Loli Aranda y Gonzalo Palomo, sus hijos Gonzalo y Mario, sus hermanos Luismi Palomo y Juli Aranda, el hijo de éste y sobrino de los primeros, Sergio, Carlos Sánchez, socio de Gonzalo en Oysfor, y el resto del equipazo de Gonzalo Palomo Servicios Cinegéticos, el regalo ya nos lo habían hecho.

Porque es un regalo de Reyes y un privilegio el mero hecho de estar en la lista de 23 monteros para cerrar los pasos de este acogedor, pero cerradísimo de monte, Montón de Trigo.

Tropezones con migas y huevos.

Seguridad y reflejos

Esta vez el catering de Salones León no se tuvo que desplazar, allí mismo, en sus instalaciones de Abenójar, pudieron servir ese homenaje a la gastronomía montera, migas con tropezones y huevos fritos, bueno, más bien tropezones con migas y huevos.

Lo bordan, ¡qué ricas, por favor!

Montón de Palomo
Las migas estaban riquísimas.

Aunque este Montón de Trigo es un gancho familiar, para amigos, la organización ofrece todos sus excelentes servicios de una montería estándar.

Con los monteros bien almorzados, tomaron la palabra Gonzalo padre e hijo.

Antes de comenzar las alocuciones, Gonzalo padre me preguntó «¿cómo andas de reflejos? Porque aquí la mayoría de los puestos son cerrados y hay que estar muy atento».

Algo que reafirmó Gonzalo hijo en su turno, «señores, gran parte de los puestos tienen poco tiradero porque en la mancha tiene mucho monte».

Haciendo después un especial hincapié en la seguridad.

Por su parte, Gonzalo padre comentó que al ser una finca eminentemente ganadera que, además de cochinos, se podía tirar a todo tipo de cervuno para preservar al ganado de la tuberculosis, «excepto los corzos, que no se pueden tirar bajo ningún concepto».

Con los 23 sobres encima de la mesa, el sorteo iba muy rápido, la suerte quiso que cogiera el número 2 de El Camino.

Muy mal día para cazar, aunque…

Montón de Trigo no está lejos de Abenójar, por lo que fue mucho mejor organizar el desayuno y el sorteo en la localidad y de esta manera no se molestaba a la mancha.

No se tardó nada en llegar a la casa, y desde ésta de manera ordenada salieron las armadas.

Resulta que el 2 de El Camino es uno de los pocos puestos que sí tienen tiradero, y no poco.

Montón de Palomo
Carlos y Gonzalo poco antes de dar salida a los últimos puestos.

Es un a modo de sopié y el camino un pasillo entre cercas ganaderas, desvencijadas, que no suponían traba alguna para el cruce de los cochinos e incluso de las reses, saltando o cruzando por los gaterones o rotos.

Gonzalo padre, al final fue él quien me colocó, me advirtió, «ten cuidado por la espalda, que además vamos a soltar algunos perros por ahí».

De frente al 2 tenía el montarral de Montón de Trigo, a la espalda todo mucho más limpio, adehesado.

Hacia la izquierda según miraba a la mancha podía tirar sin problema, no había puestos, a la derecha tenía al 1 en línea y lejos.

Lo malo es que estaba aireando hacia Montón de Trigo, a la mancha.

Hacía muchísimo aire, muy molesto, además hacía frío, un día muy desapacible para montear. Día de perros.

Lo bueno es que a la espalda tenía unos cabezos de monte con muy buena pinta cerrando la dehesa por arriba, y como por allí también iban a soltar…

El pronóstico general no pintaba bien, a lo de los puestos cerrados donde es difícil jugar el lance, algo que es inherente al cazadero, se unía el día tan malo que hacía en lo climatológico, que cazábamos en abierto, aunque…

Rober preparándose para batir la mancha con sus excelentes perros.

La posibilidad de cazar en Montón de Trigo no es un regalo cualquiera

La familia Palomo Aranda no nos había hecho un regalo cualquiera, el gancho de Montón de Trigo es mucho más que pasar un día agradable con amigos.

No es lo típico de cobrar tres o cuatro guarros y alguna res, no.

De hecho, Montón de Trigo ha estado dos temporadas nominada a la Caracola a la mejor montería de jabalíes en abierto.

La pasada temporada fue formidable de jabalíes en abierto, aun así, Montón de Trigo estuvo muy cerca de ser premiada, entre 21 puestos se cobraron 39 cochinos, con cuatro buenos navajeros, y cinco venados.

Cualquier otra campaña hubiera sido galardonada sin duda.

Gonzalo, Félix (Pereira) y Luismi.
Pereira (a la izquierda), un auténtico fenómeno, es uno de los máximos responsables de los excelentes resultados de Montón de Trigo temporada tras temporada.

Pero uno de los secretos de Montón de Trigo se llama Félix Uris, más conocido como Pereira, el encargado de la finca, ayudado por su ahijado Emerson, son unos artistas para concentrar los guarros.

¡Sin cebar, sí, sí, preparan las manchas en abierto sin cebar!

Si a esto unimos la solvencia y prestigio de Gonzalo Palomo Servicios Cinegéticos como organizadores de monterías, lo mismo no hacía tanto aire, aunque era un hecho real que sí que lo hacía, y frío, mucho.

Del ‘extraño silencio’ al guirigay

A las 10:45 ya estaba toda la mancha perfectamente cerrada.

Durante un tiempo se produjo ese ‘extraño silencio’ que a veces se da en una montería, que tan bien ha bautizado mi amigo Carlos Casilda.

A las 10:55 soltaron las cinco rehalas, que, por cierto, lo bordaron.

Pasadas las 11:00 se rompió el ‘extraño silencio’, tímidamente, eso sí…

Por tal circunstancia pensé que no debíamos haber pillado al cervuno dentro de la mancha, y a los cochinos con tanta defensa les costaría romper hasta que no tuvieran la fuerza de los perros encima.

¡Qué equivocado estaba en lo del cervuno! Para variar.

La montería se fue calentado, como a las 11:30 había un buen ritmo de disparos bien repartidos por todo el Montón de Trigo, ritmo que no decayó hasta la finalización del gancho.

Guirigay montero, a los tiros le acompañaban las ladras continúas.

Además, había muchos corzos que alegraban más aún el cotarro, pero el viento continuaba con su cantinela impasible, cargando de aire los puestos bajos al Montón de Trigo.

Había estado muy entretenido con dos o tres corzos, intentando fotografiarles, cuando, de repente…

De pronto, cervuno inesperado…

De repente sentí un tropel desde el puesto 1 hacia mí, venían malleando, interpreté que se habían cargado del aire del compañero del 1 y en vez de cruzar o saltar la malla ganadera, algo que podían haber hecho fácilmente, prefirieron tomar la carrera paralela a ésta.

Era una hermosa cierva con su gabata, cuando se percataron de mi presencia, apretaron ijares y se convirtieron en centellas.

Imposible tirar, lo agradecí de corazón, mi deber era disparar con intención por lo de la tuberculosis, lo habían pedido nuestros anfitriones, pero una cierva en plenitud con rastra… no me hacía gracia alguna tirar.

Acto seguido venía una tercera cierva, también adulta, por la misma carrera.

Algo más tranquila que sus predecesoras, se paró como a 50 metros antes de llegar a mi posición, la tenía en el visor, pero casi en línea con el 1, imposible disparar…

Ésta, cuando se percató de mi presencia, primero se enmontó y luego se transformó en Speedy Gonzales, ¡qué manera de correr!

De la caza arisca, mejor.

A esta tercera cierva si me hubiera gustado poderla tirar, pero me ganó.

…Y un venado

Un venado se encargó, ya bien pasada la mitad de la batida, de confirmar mi pronóstico erróneo con la presencia del cervuno.

Esta vez venía también malleando pero desde la izquierda, entrando por el lado contrario al de las ciervas.

Me imagino que las reses, con el ventisquero que hacía, asomaban de la fuerza de monte del Montón de Trigo, y en vez de romper a la zona más limpia, adehesada, preferían mallear.

El caso es que el venado, no muy grande pero sí muy bonito, abrochado por arriba y con buenos candiles, se volvió en cuanto me barruntó.

Se paró un instante, pero no me dio opción a disparar. ¡Lástima!

Por si faltaba algo de cervuno, en el tramo final, una cierva y su gabata –posiblemente las primeras que me entraron– por fin se decidieron a romper por mi izquierda.

Fue curioso como la cierva exageró el salto y se pegó un trompazo monumental, mientras que la gabata saltó tan tranquila, y tuvo que esperar a que su madre se rehiciera.

Después ambas se pusieron en modo cohete, volaban más que corrían.

La larga distancia y lo improbable de acertar hicieron que desistiera de tirar.

Por si había poco cervuno, entró otra cierva, pero fue el lance postrero que relataré más adelante.

Un lance para el recuerdo

A todo esto, el gancho seguía con mucha dicha montera, divertidísimo.

A veces asomaba incluso el sol, pero el airón y el frío no cejaban en su empeño, aunque con tanto trajín apenas se notaban.

Seguían entrando corzos con distintas carreras, oportunidades fotográficas.

Poco antes de entrar el venado, y por no romper el relato del cervuno, tuve un lance de esos que no se olvidan.

Por mi espalda y a la izquierda según miraba a la mancha, por donde no había puesto alguno, apareció un guarro por el cabezo bajando a más marcha que el trote cochinero.

Me acordé de Gonzalo y de su advertencia: «ten cuidado por la espalda».

El jabalí, que no era muy grande, algo más de 60 kilos, arrancó de la parte alta del cabezo con monte y se dirigía franco y veloz por la dehesa a meterse dentro de la mancha.

Justo antes de llegar a Montón de Trigo tendría que cruzar las maltrechas vallas ganaderas y el camino entre ambas, camino en el que se encontraba este cronista en un rango de distancia de 130 a 150 metros de por donde podría cruzar el cochino.

Soy muy malo midiendo distancias a ojo, por lo que llevo un telémetro y si tengo un puesto de amplio tiradero como este, después de cargar lo primero que hago es medir la distancia a distintos puntos de referencia.

El escenario donde se jugó el lance.

¡Al remate!

La primera decisión e inmediata fue no esperar al cochino en el cruce del camino.

Tendría sólo la oportunidad de un disparo a un guarro cruzando a toda mecha, las mallas eran de gatera continua.

La experiencia me concedió la tranquilidad necesaria.

En un momento en el que el cochino se tapó con la copa de las encinas, apoyé el .270 en mi viejo bípode y puse el visor a seis aumentos.

Cuando el marrano volvió a aparecer tomé puntería, perfecto, aún estaba largo, me desencaré para dejar que bajara un poco más.

Cuando consideré que estaba a tiro, puse el pelo, le metí en la cruz, adelante ésta por delante de la jeta y… ¡pum! Nada, me dio la sensación de que por poco…

Acerrojé con rapidez, como el guarro aceleró el paso, le adelanté más. ¡Pum! Ahora sí acusó el impacto, pero continuó…

El tercero repitió el efecto del primer disparo, pero el cuarto bajó al bravo jabalí.

Los dos impactos habían sido claramente traseros, el cochino tenía aún vida y se incorporaba, aproveché que la ladra era larga y a distancia y los perros no habían llegado al guarro para rematarlo con un quinto disparo.

Al llegar los magníficos perros, aún el jabalí tuvo arrestos para presentarles cara. Acudí presto al remate, no había peligro alguno.

Los perros habían acercado al cochino al camino, rematé sin mayor problema, dejé el lógico cebado a los canes, que se apartaron enseguida y saqué el guarro al carril.

Como ya he comentado, pesaría algo más de 60 kilos, era un macho joven.

Seguramente si hubiera pesado el doble y con unas defensas formidables, este relato hubiera sido más épico, pero esa es la grandeza del hermano jabalí, montaraz y auténtico, que es capaz de regalar emoción a raudales, aunque sea medianejo.

El cochino después de sacarle al camino.
Montón de Palomo
El cochino desde el puesto, una vez sacado al carril, el quinto tiro de remate fue como a 20 metros antes de llegar a la malla ganadera.
Abajo, aplicando el zoom.

Lance postrero

Por cierto, excelente comportamiento de la munición Geco Express de 130 grains.

Los tiros fueron a la carrera los cuatro primeros, y con mala posición el de remate, entre, más o menos, 190 y 140 metros.

La montería tocaba a su fin, había decaído ya el guirigay, cuando de repente se arrancó una ladra por la izquierda, del Montón de Trigo a romper a la dehesa.

Esta cierva cruzó las mallas ganaderas como si no las hubiera, más tranquila y más cerca de mí que la cierva del trompazo y su gabata.

Posibilidades de tiro.

Volví a usar el bípode y el visor a seis aumentos. No era fácil, la distancia era larga y la cierva no paraba.

Pareció acusar dos de los tres disparos, se amorcilló en las mismas encinas que taparon al guarro cuando bajaba, la cierva llevaba la carrera contraria.

Fueron los disparos que cerraron la batida, eran las 15:00.

Poco a poco la cierva ganó el monte del cabezo, iba como encogida, muy despacio.

Curiosa y desgraciadamente, aunque me las doy de buen pistero, fui incapaz de encontrar sangre ni el rastro de la cierva al entrar en el monte del cabezo.

Poco antes de este lance postrero logré hacer, por fin, una foto digna a uno de los muchos corzos que entraron, en este caso fue a una corza.

Javier y ‘el Cano’.

Y poco después pasaron rematando la mano las Rehalas El Cano, por la misma carrera que llevaba el venado, el propio Cano y sobrino Javier hacían las veces de rehaleros-podenqueros.

Amigable charla, ambos me confirmaron que «había mucha caza».

Hay que reconocer el magnífico trabajo de las cinco rehalas que se soltaron, además de las dos del Cano, dos de Rehalas Canican y una de Rehala Rober.

Gran trabajo de rehaleros, podenqueros y rehalas.

Reflejos y experiencia

Hablaba al principio de la crónica de reflejos y poco después de experiencia.

Si hubiera sido más joven, habría tenido los reflejos suficientes que posiblemente me hubieran permitido abatir tres ciervas y un venado.

Esos mismos reflejos de juventud, muy posiblemente podían haber hecho que me precipitara en el lance del cochino.

La experiencia me dio la calma suficiente para paladear un intenso y largo lance, de los que te permiten pensar, que se inició cuando vi al cochino aparecer por el cabezo y finalizó con el remate a cuchillo.

Ojo, que hablo de mí, no estoy generalizando, estoy seguro de que ese mismo día en Montón de Trigo había tanto jóvenes como monteros experimentados que hubieran cerrado el 2 de El Camino con seis ciervas, un venado y un cochino…

Pero no cambio por nada las sensaciones que me dejó ese bravo jabalí medianete, formidable regalo de Reyes.

Carlos, Antonio Gómez, Juli, Gonzalo y Luismi esperando a que escampara.

Gran plantel, pero si no llega a ser por el día tan desapacible…

Cuando Gonzalo y Loli llegaron al puesto para recogerme se alegraron de corazón de lo que disfruté, Loli nos hizo a Gonzalo y a mí una fotografía con el cochino, para mí un trofeo insuperable.

Intentamos dar sin éxito con la cierva y nos fuimos arreando a la casa de la finca porque amenazaba lluvia.

Montón de Palomo
Loli con Félix hijo, al que le vuelve loco el cocido, y su madre, la mujer de Félix, One.

Los Salones León prepararon el cocido con sus tres vuelcos en la casa, además de jamón y queso, carne con patatas, cochifrito… para el centro, y por si alguien se quedaba aún con hambre, ricos y variados postres.

Mientras, el equipo de Gonzalo Palomo Servicios Cinegéticos se esforzaba al máximo para cobrar lo antes posible lo cazado.

Recogiendo la caza, panorámica de Montón de Trigo.
Montón de Palomo
Gonzalo hijo muy satisfecho, no es para menos.
Fotografía: GPSC
El último carro llegó a las 16:45.

Por los tiros escuchados, habría, sin duda, un gran plantel, pero esa climatología tan adversa con tiraderos tan difíciles…

Con un tercio de la caza ya expuesta, se arrancó a llover, menos mal que lo dejó cuando llegó el último carro.

Se colocaron en el plantel un total de 27 cochinos, un venado y cinco ciervas, ¡para 23 escopetas!

Si no hubiera hecho un día tan desapacible, se hubieran cobrado más de 40 jabalíes, y seguramente más reses también, por ejemplo, el venado que me entró a mí no se cazó.

Los jabalíes cazados eran muy hermosos, nada de lo que en la moderna jerga montera se denomina ‘motoristas’, los marranchones de toda la vida, el cochino cobrado por el cronista, con otros dos o tres de similar tamaño, ¡fueron los más pequeños del plantel!

Montón de Palomo
Luis Miguel Palomo con su hermano Gonzalo y la cochina y el zorro que cobró en un puesto similar al del cronista.
Fotografía: GPSC

Además de tres navajeros, se cobraron algunas cochinas muy grandes, especialmente una de más de 100 kilos, y otra con sus buenos colmillos, que echó a rodar Luismi Palomo, y también un zorro bien grande, en un puesto de similares características al del cronista.

Suerte y puntería

Entre los monteros con suerte y puntería, destacar a Anastasio Nieto, ¡qué repitió los guarismos de la temporada pasada: tres guarros y un venado!

Ese gran campeón de tiro –y de caza– que es José Luis Rodríguez, se quedó con cuatro cochinos.

Antonio García, por su parte, cobró dos jabalíes.

Qué reyes más majos

A los Palomo Aranda, a sus familiares y amigos, al equipo de Gonzalo Palomo Servicios Cinegéticos… no les hace falta disfrazarse de reyes majos, ya son ellos la mar de majos, gente buena.

¡Gracias por considerarme uno más! Así me considero cuando cazo con ellos, me encuentro en mi salsa.

¡Vaya regalo de Reyes formidable! Igual de formidable, aunque no hubiera tirado.

El ver la cara de satisfacción de Gonzalo y de Loli cuando me preguntaron que qué tal y les dije que muy bien, es el mejor regalo.

Con bastante luz, y tremendamente satisfecho, puse rumbo a casa, que lo mismo tenía más Reyes…

Hasta ahora habían sido buenos más que justos.

Del Guadiana a…

Como conozco estos andurriales, desde Montón de Trigo sé el camino para llegar al puente del Molino sobre el Guadiana.

Esa ruta tomé.

Con luz llegué al puente, a mi querido río en el que tan buenos ratos gasté en aquella época en la aún tenía buenos reflejos.

La experiencia me dijo, vete con la cámara preparada, que siempre hay mucho ‘pajarerio’ en el Guadiana.

Espanté una garza y una garceta, pero me fijé con detenimiento y unos pajarillos inquietos no paraban entre las láminas de agua.

Más que de sobra para satisfacer esta afición de la madurez madura de fotografiar fauna, especialmente aves.

Para mí es otra forma de cazar, a no mucho tardar escribiré sobre esta modalidad.

¡Eran mosquiteros comunes! Que no son pájaros escasos, pero sí difíciles de fotografiar, al menos para mí.

Aunque son forestales y no son raros en la vegetación de ribera, me sorprendió verlos en hojas y ramitas en pleno río.

Pululaban de continúo buscando –me imagino– larvas e insectos, además había unos pocos.

…Las Ventas con Peña Aguilera

La siguiente y última parada fue en mi pueblo consorte, Las Ventas con Peña Aguilera.

¡Qué bonita y agradable la ornamentación navideña!

Paré en Sacra Ramos, tahona de reconocido prestigio, tuve que hacer un esfuerzo tremendo para no llevarme una docena de roscones.

Entre otros productos selectos, compré un sequillo para mi suegro, natural de la villa toledana y que a sus 93 diciembres recién cumplidos tiene una cabeza privilegiada, a Juan Manuel Ramos le vuelve loco el sequillo.

Ese detalle para él son unos Reyes magníficos, el sabor de donde nació.

A mis Reyes de verdad los encontré al llegar a casa, su hija Mercedes y sus nietos Pablo y Mercedes, soy un tipo con suerte, un privilegiado.

Gracias de nuevo, familia Palomo Aranda, por regalarme otro día intenso y de los difíciles de olvidar.

Montón de Palomo
Equipazo Gonzalo Palomo Servicios Cinegéticos.

Crónica y fotografías de Adolfo Sanz Rueda

Montón de Palomo

DATOS DE LA MONTERÍA

Logo Gonzalo Palomo Servicios Cinegéticos

Organización: Gonzalo Palomo Servicios Cinegéticos

Fecha: 5 de enero de 2025

Finca: Montón de Trigo / Finca abierta

 Término: Abenójar, Ciudad Real

Puestos: 23 / Rehalas: 5

Venados: 1

Jabalíes: 27 (3 navajeros)

Ciervas: 5

 

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