
Figura determinante en el orden y éxito de la montería.
Histórico vídeo de Periquillo el de Valdueza soltando.
La organización de la montería es un aspecto fundamental que comprende desde la logística general, la intendencia y la economía, hasta otros factores más especializados como son la elección del lugar óptimo para cada postura, el armado de las manchas, la disposición de las rehalas en la batida y la recogida de las reses y su exposición.
Una de las funciones principales del organizador es la de instruir debidamente a todos los participantes sobre su comportamiento en la acción de cazar
Este trabajo, que además de no ser fácil y requerir de un considerable esfuerzo, exige disponer de los correspondientes medios humanos y materiales y, puede ser realizado por la propiedad de la finca o bien por un organizador profesional.
Entre las innumerables funciones que abarca, una de las más importantes es la de instruir debidamente a todos los participantes sobre su comportamiento en la acción de cazar.
El organizador debe dejar claro a los asistentes, cuáles deben ser las normas a seguir en la montería
El organizador, en todo caso y aunque presuma la veteranía de los monteros convocados, debe dejar claro a los asistentes, de viva voz y sin perjuicio de que también se haga por escrito en la propia tarjeta del puesto, cuáles deben ser las normas a seguir en la montería:
respecto de las especies y cantidad máxima de reses a abatir;
sobre la prohibición del desdoblamiento de los puestos, sin que esté de más un recordatorio a la legislación vigente;
sobre los derechos de cada cual en la carrera de las reses para evitar que estas sean cortadas;
acerca de los disparos al monte y la absoluta prohibición de efectuarlos en los visos y a ciegas;
sobre el comportamiento del montero en los agarres, en los que se debe intervenir con la máxima ortodoxia, es decir con el cuchillo;
sobre el comportamiento con los perros, distinguiendo cuándo muerden las reses recién abatidas por la codicia de la caza y cuándo comen de la res muerta y, naturalmente, debe instruir sobre la permanencia en los puestos para evitar que la montería sea abandonada prematuramente con el consiguiente riesgo de accidentes y perjuicio para el resto.

La importancia del pisteo
Por razones de seguridad, el organizador ha de recordar también que el pisteo de la caza herida debe realizarse solamente al finalizar la montería y recordar a los monteros que las reses, salvo casos excepcionales, deberían ser siempre pisteadas para intentar su cobro en la medida de lo posible y, por supuesto, debidamente marcadas.
Hemos visto en algunas ocasiones cómo un montero ha desistido del pisteo y cobro de una res en la errónea creencia de que ésta se había fallado, por cuanto los perros, a su paso, no habían dado con ella o no la habían latido.
Debe tenerse en cuenta que los perros, máxime si la mancha tiene caza, pasarán al lado de la res muerta sin prestarla atención en la mayoría de las ocasiones.
Los perros de rehala no son perros de cobro y tampoco el perrero puede estar a disposición del montero para esa labor, ya que debe continuar con su desempeño sin distracciones. Naturalmente, si localiza una res muerta o herida la debe cobrar y señalar, indicándoselo al guía o montero más próximo.

Las rehalas han de pasar lo cortaderos todas a la vez
Se debe dar instrucciones a las rehalas o a sus guías para que al pasar por los cortaderos lo hagan todas a la vez y en el caso de tener que esperarse unas a otras sea unos metros antes de llegar y no en el mismo cortadero como muchas veces ocurre.
Igualmente se debe dar indicaciones a los postores para que, en cada puesto, informen al montero de cómo se han organizado las manos, qué trayectoria sigue la batida, si hay o no que cambiarse en las traviesas al paso de las rehalas e incluso para que delimite el campo de tiro a monteros noveles.
Los planos o dibujos de la posición de los puestos con indicación de las sueltas y de la trayectoria de las rehalas, son una información inmejorable que sin duda contribuye al mejor conocimiento de la montería.

Consideraciones adicionales
Como consideraciones adicionales cabría referirse a algunos aspectos que, propios del buen hacer del organizador, son importantes para el disfrute del día por parte de todos.
Así, el organizador, en función de su propia información por haber registrado directamente el monte o por referencias solventes del guarda de la finca, debería conocer y trasmitir cómo están cargadas de reses las manchas, tanto en la cantidad como en calidad de los trofeos.
Del mismo modo y por razones obvias se debería colocar el número adecuado de posturas evitando el exceso, por encima de lo que pide el campo y la seguridad.

Otras cuestiones importantes
Cuestiones importantes que debe resolver el organizador son convocar el número idóneo de rehalas, elegir las zonas que batirá cada una de ellas atendiendo a la calidad y tipo de los perros y la de tratar a las rehalas con la consideración que merecen, dando a las comerciales una remuneración satisfactoria y a las de invitación, que acuden con un puesto y propina para el perrero, otorgarles condiciones de cupo atractivas que les compense el esfuerzo de mantener una rehala de calidad.
En las monterías de invitación, ha sido siempre costumbre situar al dueño de rehala en un puesto destacado.
En días de calor en las fincas sin agua, es de máxima importancia para el desarrollo de la montería y la salud de los perros el proveer de puntos donde los perros puedan beber.
La montería no se limita en modo alguno al hecho individual de cazar pues abarca muchas otras cosas
La montería es una actividad social y no se limita en modo alguno al hecho individual de cazar pues abarca muchas otras cosas. Además del disfrute de las fincas, de los perros, de las carreras y evoluciones de las reses, es muy importante procurar una buena atención al cazador por lo que los recursos e intendencia deberían cumplir con una notable calidad.
Por otra parte, a todos los participantes les agrada ver las reses cobradas. La exposición adecuada y ordenada de la caza facilita el disfrute de los trofeos y contribuye a la charla y buena camaradería al final de la jornada.
Finalmente, es recomendable que el organizador convoque a una empresa de taxidermia, lo que facilitará al cazador el engorroso trasiego de los trofeos.
En el Manifiesto de la montería
El Manifiesto de la montería –de imprescindible lectura–, entre otras cosas, y respecto a las rehalas hace hincapié en:
«Contar con las rehalas oportunas, sin exceso de número, para evitar que se estorben mutuamente con menoscabo del buen cazar de los perros.»
«Citar a las rehalas a una hora apropiada, evitando a podenqueros y perros largas esperas innecesarias hasta el momento de la suelta.»

Organizar una montería es una labor harto complicada
Organizar una montería es una labor harto complicada, tanto en el trato con los clientes entre los que algunos no quieren entender lo del resultado global y la componente de fortuna intrínseca a ella, como por la gestión de los innumerables factores que hay que controlar.
En abierto, un organizador se pasa un año preparando y cuidando una mancha para ver su resultado en un solo día. Una racha de intenso calor saca la caza de sus encames buscando lugares más frescos y al revés. Lluvia torrencial que inunda suelos de poco drenaje. Una lobada te diezma una mancha. El chanteo.
Por otro lado, lo que no puede asegurar el organizador es la puntería de los monteros.
En mi opinión tiene mucho mérito organizar una montería.
El organizador; texto, fotografías y vídeos Perico Castejón





