Batiendo monte Batiendo monte Montería

Las preocupaciones del / la rehaler@ el día de la montería; por Perico Castejón

la rehaler@ montería
Las preocupaciones del / la rehaler@ el día de la montería.
Andrea Gómez.

El / la rehaler@, en el monte, solo debería estar preocupado de cazar bien

El / la rehaler@ acudía con ilusión a la montería. El día iba de cochinos que eran su preferencia y el grupo de monteros –los conocía a todos– personas de respeto. Entendían de sierra, montería y perros, y sabían cómo comportarse en el puesto. Además, la organización era de las serias, de las que sin complejos clientelistas ponía firme a quien osara saltarse las normas con el cupo establecido, los vecinos o las rehalas.

Jennifer Ayuso.

Es muy importante para el óptimo trabajo de las rehalas que la única preocupación que tenga el / la rehaler@ sea la de batir bien

El / la perrer@, ese día estaba feliz, podía dedicarse exclusivamente a batir disfrutando del trabajo de sus perros. «¡No todos los días eran así!», pensaba. Cuantos otros llego a la cita esperando que el organizador dictara unas normas de orden y seguridad sin que lo hiciera. Él / ella, entonces, escudriñaba en silencio a los monteros intentando averiguar a través de sus rasgos y ademanes cómo se comportarían con sus perros cuando estos le cobraran el navajero que después del tiro se aculara a diez metros del puesto (siempre a cuchillo, nunca disparar). Esos días eran un sin vivir estando más pendiente de dejarse ver y de la integridad de sus canes que realmente de cazar a conciencia la mano encomendada.

Leticia Campos.

Es muy importante para el óptimo trabajo de las rehalas que la única preocupación que tenga el / la rehaler@ sea la de batir bien. Esto ocurre si liderando hay un capitán de montería con personalidad, profesional y responsable que sabe del asunto y cuando los monteros que acuden no tienen como obsesión única el lance de la muerte y el trofeo.

Blanca Campos.

Así, al / la rehaler@, el día de la montería le preocupa:

⇒ Que los monteros disparen al monte poniendo en riesgo su integridad y la de sus perros.

→ Que los monteros disparen a una res rodeada por los perros o muy cerca habiendo muchas probabilidades de acabar con uno de ellos.

⇒ Que alguien dispare en un agarre o pegue a los perros para que suelten y después hacerlo. Además del alto riesgo de matar alguno, un tiro en un agarre o las pedradas, palos o voces para que amedrentados abandonen la pieza agarrada, destroza a la rehala que, espantada por la detonación o la violencia ejercida sobre ellos, a partir de ese día, soltará siempre a la llegada de cualquiera, dejando solo frente al cochino o venado a quien acude al agarre. El resabio que cogen los perros por estos hechos cuesta muchísimo corregirlo y algunos quedan traumatizados de tal manera que son inservibles para la montería.

Montse Martínez.

→ Que haya ganado doméstico en la mancha, ya que, con toda seguridad, será agarrado por las rehalas, siendo prácticamente imposible apartar los perros del animal. Esto supone una pésima lección para ellos, además de ser un episodio extremadamente traumático tanto para el dueño del ganado como para el rehalero.

⇒ Que, por esta razón, se hubiera avisado a las fincas colindantes para que apartaran el ganado de las lindes ya que los perros no entienden de fronteras.

→ Que se tiren piedras a los perros para quitarles de la res que metieron y que muerden con rabia, actitud que provocará que en adelante suelten la res agarrada cuando llegue al remate alguien que no sea el perrero. Morder la res recién abatida los hace mejores. Luego sin violencia se les separa y ellos volverán a la mancha.

«Al / la rehaler@ el día de la montería le preocupa, que los monteros disparen al monte poniendo en riesgo su integridad y la de sus perros…»

⇒ Que le acompañen en la batida un montón de «turistas» que, en general, lo único que hacen es estorbar impidiendo que el perrero pueda desarrollar bien su trabajo. Con el podenquero debería ir como máximo un ayudante.

→ Que haya medios para desatascar los camiones, por si el barro y los malos caminos inmovilizara algún vehículo.

⇒ Que esté bien organizada la batida, con un guía cada tres o cuatro rehalas cuando los perreros no conozcan la mancha.

→ Que les convoquen a hora muy anterior a la de suelta provocando largas esperas de los perros dentro del camión que nada convienen, sobre todo en días de calor.

la rehaler@ montería
Raquel Monteyerga.

⇒ Que, en fechas de mucha temperatura, sin agua en la mancha, el organizador no hubiera previsto puntos a lo largo del recorrido en los que los perros pudieran beber y así salvar la vida de algunos e incrementar el rendimiento de muchos.

→ Que dentro de la intendencia de la comida se cuente también con ellos considerando que por tener que recoger los perros llegarán a diferentes horas.

⇒ Que paguen la propina o alquiler con prontitud o preferiblemente por la mañana, de modo que, una vez recogidos sus canes estén libres de volver a la perrera para atender a sus animales.

→ Que si se pierde un perro el guarda le ayude a su recuperación avisándole del lugar donde se encuentra.

Sandra Domenech.

No es lo mismo la situación del montero que que la situación del / la podenquer@

No es lo mismo la situación del montero que sólo tiene que ubicarse en un puesto a esperar a que le entren las reses, sin más problemas que la educación y el buen comportamiento del vecino, que la situación del / la podenquer@ que desperdiga veinticinco perros por la sierra y que, como se ha explicado, existen para él múltiples factores que pudieran incidir negativa e incluso catastróficamente en su persona y su rehala.

Todos los asistentes a la montería deberían contribuir para que el / la rehaler@ trabajara con el foco puesto solo en el éxito del día.

Las preocupaciones del / la rehaler@ el día de la montería; por Perico Castejón

 

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