Con la caza a cuestas Con la caza a cuestas

Como si no nos hubiéramos ido; por Ángel Luis Casado

por Ángel Luis Caza
Como si no nos hubiéramos ido; por Ángel Luis Casado.
«El frío del amanecer y el ocaso, que debió desatar la ya delantera berrea –que días lleva–, y parece irle cediendo el guante a la ronca del gamo».

Se fue el verano en el calendario, porque en algunas partes del territorio aún continúa con nosotros. Para los que detestamos el calor, hace tiempo que se podía haber ido a hacer puñetas. Me pongo en la piel del cervuno y suspiro sin desmayo por el viento fresco y las primeras lluvias. Y, personalmente, por temperaturas que inviten a echar una buena lumbre que apague ese rescoldo de humedad que parece ir asomando por entre los muros de esta vieja casa.

Se echa de menos en el campo el aire fresco, el frío del amanecer y el ocaso, que debió desatar la ya delantera berrea –que días lleva–, y parece irle cediendo el guante a la ronca del gamo. Ese viento que trae la lluvia y hace brotar, como un milagro, las primeras setas, por entre verdes briznas de hierba. ¡Ay, si el tiempo quisiera… correr haría a los sedientos arroyos y cantar a sus aguas! Pero no parece ir por ahí la cosa.

por Ángel Luis Caza

Desempolvando morrales, cananas, rastrojeras, botas…

Vamos desempolvando morrales, cananas, rastrojeras, botas… Listas han de quedar las armas para salir al monte, para disfrutar de nuevo. Sin duda, nos harán rememorar tiempos pasados y, en estos, siempre me vienen a la memoria los que nos han dejado, ¡con quienes tantas cosas vivimos!

Paso de nuevo la baqueta al arma y vuelvo a limpiar lo que relucía. Absurdo intento parece de acelerar el tiempo, que lento camina. Me asomo dentro del tubo y, por entre brillantes reflejos, veo arrancarse a la brava patirroja y al jabalí escurriéndose por el hondo de un vallejo… Soy capaz de respirar la pólvora recién quemada cuando ni tan siquiera apreté el gatillo. Porque la caza también es soñar. Y viajar, volviendo al medio del que venimos, aunque sin asfaltar ni alicatar, del que necesitamos sus referencias tanto como los enganchones del monte en la ropa o los malos pasos; su exigencia física para trasponer sierras y montañas, cruzar los altaneros cauces que se vayan presentando y sentir la ladra que persigue la pieza, imaginando dónde cumplirá, impacientemente sentado en el catrecillo.

Recuerdos de otras temporadas, anhelos de la que está llamando a la puerta o simplemente el deseo, que brota al contacto con los apechusques.

Vamos evolucionando como especie de espaldas a la madre naturaleza y algunos, tal vez demasiados (bueno quiten el «tal vez»), sólo saben de ella por vídeos de TikTok, aunque se permitan el lujo de ir dando lecciones de lo que hay que hacer en y con ella con generoso desahogo.

«En cuanto se nos moja un poco el lomo…» nos aparece la vena cinegética

Ladran los canes en las perreras, parecen intuir algo más que el cambio de estación. Tal vez presientan la inmediatez de una veda que se levanta y que les abrirá las puertas a la libertad. Claman por bregar los campos y mostrar su gran afición, esa que es la nuestra, y lo harán con tanta pasión y entrega que, a algunos, les llegará a costar la vida.

En el fondo les ocurre lo que a nosotros. Como dijo aquel: «En cuanto se nos moja un poco el lomo…» nos aparece la vena cinegética. Como si no hubieran pasado meses desde que cerramos la general. Como si no hubiera habido tiempo de veda. Como si del campo, no nos hubiéramos ido.

¡Feliz temporada!

Como si no nos hubiéramos ido; por Ángel Luis Casado Molina

www.librosdecaza.es / info@librosdecaza.es

Fotografías: Adolfo Sanz Rueda

 

Del revés montería
Hablando de CORZOS es el quinto libro de Ángel Luis Casado Molina, ¡ya está disponible la tercera edición!

 

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