
Fotografía: Jandri
Si cada hectárea quemada nos arranca un jirón del alma, la vida se está yendo sin remedio ni retorno.
Frentes de fuego de 20 km. Superficies incalculables arrasadas. Monstruos descontrolados envueltos en llamas y humo devorando lo que encuentran a su paso, cegando el escaso intelecto de quienes dirigen la cosa… mientras vierten ira y lo que no toca a través de las llamadas redes ¿¿sociales??
Mi reconocimiento a todos porque seréis noticia, tan sólo, unos escasos días
Aquí y ahora, lo más social en este infierno es la desinteresada ayuda de vecinos y combatientes. De militares, de pilotos de aeronaves y miembros de las cuadrillas de bomberos forestales. De voluntarios que, con la mejor de las intenciones, pierden hasta lo único que no se puede resolver, la propia vida. Mi reconocimiento a todos porque seréis noticia, tan sólo, unos escasos días. Como los desastres que hoy aquí me traen.
Las soluciones deberían empezar porque los políticos de las diferentes administraciones remaran en la misma dirección
Sin ser sencillo encontrar soluciones, estas deberían empezar porque los políticos de las diferentes administraciones remaran en la misma dirección: en la del tan denostado interés general.
«Estamos trabajando… Como no podía ser de otra manera… Esto es así» (y no te canses, que añadiría mi amigo Juli). Fórmulas para disimular, para desviar y escurrir responsabilidades, reafirmarse en lo dicho y, quizás, hasta decidido. Resulta fácil opinar «habría que…» cuando, en realidad, no hay intención alguna de escuchar a los de enfrente, a los técnicos y a las gentes del lugar. ¡Sabrán ellos!
Sobran las prisas de políticos mediofondistas cuelgamedallas y faltan tantas cosas…
¡Habría que… ! ¡Sí!, habría que… empezar de una vez a cambiar las cosas para dejar de llorar y lamentarnos de lo perdido. ¿Es que no aprendemos?

«Nunca hay buen viento para quien ignora a qué puerto va»
En mi opinión, deberíamos ir sustituyendo aquellos resortes, hábitos, normas y leyes que nos están asfixiando hasta la extenuación. Ir mostrando algún interés en corregir este rumbo que ya sabemos a dónde nos lleva. Decía Séneca: «nunca hay buen viento para quien ignora a qué puerto va».
Emulando el diálogo de una de las grandes películas de Tom Hanks (El puente de los espías), tras profundas y largas cuestiones planteadas por él al espía ruso detenido, este se limitaba a afirmar «¿serviría?» por toda respuesta. Una sola palabra y dice tanto…
El modelo de vida urbano corre de espaldas al rural y no ceja en dar lecciones de todo, hasta de cómo han de vivir estos. La realidad es cicatera y estamos donde estamos.
Se habla muy poco de lo que nos sobra: ¡políticos!
Se habla mucho de aquello que nos falta: hidroaviones, helicópteros, camiones, personal, desbroces en invierno, etc., etc., pero muy poco de lo que nos sobra: ¡políticos! No lo veo de otra manera. Nunca antes (que yo haya visto) hubo tanto inútil figurando y con responsabilidades muy superiores a sus capacidades y con sueldos de primera.
¡Dejen en manos expertas las propuestas y soluciones! Saquen de una vez las urnas de los problemas de este país. Inunden de soluciones técnicas las cuestiones planteadas, sin carnets de ideología que valga. Olviden fronteras internas y sus cálculos electorales. Todo se hará mejor y más barato.

Denle paso a la meritocracia y cercenen ya tanta falsedad interna
Acaben con los diputados palmeros del partido que los avala. Abran las listas de una vez y metan aire limpio en sus sedes y franquicias. Denle paso a la meritocracia y cercenen ya tanta falsedad interna, desde currículums a primarias que nunca fueron verdaderas, sino de ficción. Necesitamos pedir responsabilidades a cada diputado de nuestra localidad y/o provincia, que dejen de ser opacos hasta la próxima campaña electoral, que para eso cobran.
¡División de poderes cierta y manifiesta!
Pongan fin a la inmunidad política ¡No nos tomen más el pelo! Y terminen con la duplicidad de cargos (El Mundo, 05.08.25 en el BOE: «el gobierno cambia de director de Gabinete del director de Gabinete, mientras vemos como nuestros servicios, los que pagamos generosamente con nuestros impuestos, flaquean hasta la anorexia».
¿Serviría?
Algo común en todos los grandes problemas es la sensación de abandono que todos experimentamos
Algo común en todos los grandes problemas (fuegos, trenes, aeropuertos, carreteras, sanidad, educación…) es la sensación de abandono que todos experimentamos, sea cierta o no, de impotencia ante una lucha tan desigual y costosa, de orfandad, que nos aleja cada día un poco más de esta clase política que dice representarnos. En cualquier empresa privada no estarían en la calle porque nunca habrían llegado a puestos de responsabilidad.
La naturaleza no tiene la culpa.
El campo grita a lo bonzo y no quedan lágrimas por derramar.
¿Hasta cuándo vamos a continuar así?
¿Hasta cuándo? Texto: Ángel Luis Casado Molina / Fotografías: Jandri
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