


CRÓNICA DE EL AZUCHE (SIERRA)
GESCAZA POR ADMINISTRACIÓN

No sé por qué pero las nubes tienen una especial querencia por los embalses de Cíjara, García de Sola y Orellana, incluso en mañanas anticiclónicas como la del pasado domingo.
Los utilizan a modo de colchón, al amanecer, cuando las nubes se desperezan, al despegarse del agua, ofrecen estampas me atrevería a decir que conmovedoras.
El viajero puede deleitarse con estas estampas, es disfrutar del momento y cargar las pilas para el resto del día.
Por entonces, los compañeros pescadores ya estaban en sus puestos, pasando frío, o llevando las embarcaciones en sus vehículos.
El caso es que tras estos disfrutes del camino, antes de las 8:00 ya estaban sirviendo en los salones del Hotel Restaurante Paco’s en Herrera del Duque unas migas estupendas. Monteros puntuales.
A esa hora los había citado Antonio Vargas para, tras el desayuno, sortear por armadas y hacer una salida ordenada de los puestos.

El Azuche
En la Sierra de El Azuche se dio la temporada pasada una montería memorable en abierto.
Caracola de Oro de Oro de Caza y Safaris – Caza Wonke y Guía de Monterías y Podenquero de Oro de Todomontería, ambos galardones a la mejor montería en abierto.
Pero es que antes recibió otras dos Caracolas de Oro y de Bronce, en esta ocasión la premiada fue la mancha de las Llanas.
El Azuche es un proyecto natural que cuenta con un motor formidable, la familia Díaz, siempre buscando la mejora del medio.
Además cuenta con otra ventaja, la colaboración en la gestión cinegética de Gescaza (www.gescaza.es), otra familia, los Vargas y su equipo.
Las monterías organizadas por administración de Gescaza, son ya de per se una garantía.
Por si faltaba poco, El Azuche se asienta en unos inmejorables terrenos de la comarca de La Siberia, cuya capital es Herrera del Duque.
Por cierto, Azuche según la RAE es este utensilio: «Punta de hierro que suele colocarse en la extremidad inferior del pilote.»
Todos los días se aprende algo, pero, ¿qué es un pilote? A seguir monteando…

Del sorteo sereno
Muy cerca de Paco’s hay un recinto ideal para hacer el sorteo y organizar la salida de las armadas a la perfección.
El sorteo no se puede hacer en la casa de la finca, ya que está entre las dos manchas.
La distancia de Herrera del Duque a la Sierra se sitúa en media hora.
Esto para Antonio Vargas no deja de ser un inconveniente: «puede haber, por ejemplo, algún coche que pinche y retrasar todo».
Pero es que actualmente es materialmente imposible realizar el sorteo en otro lugar.
Por eso los Vargas se esmeraron para que el sorteo y la consiguiente salida de las armadas fueran milimétricos. Lo consiguieron.

A las 8:45 comenzó el sorteo.
Ya estaban dispuestas en la mesa las 50 tazas de barro conmemorativas de la montería correspondientes a otros tantos puestos, igual que cuando organizaron su primera montería en 1988.
Cabe suponer que un sorteo de una montería de 50 puestos puede resultar tumultuoso, estridente, con Gescaza no, es sereno, tranquilo, Antonio Vargas, la familia Vargas, transmite su impronta a todo el devenir de la montería.
La idea era soltar a las 11:30.
Con el postor correspondiente en la mesa del sorteo, cierre tras cierre, traviesa tras traviesa, iban saliendo organizadamente las distintas armadas.
De tal manera que a las 9:45 partió la última traviesa.


Todo en orden
No hubo incidente alguno, la Sierra se vestía de gala, monteros muy ilusionados, algunos seguramente nerviosos.
Estaba a punto de comenzar esa primera hora y media – dos horas ya famosas de El Azuche, en la que la montería es un estallido de ladras, carreras, con dos, tres o cuatro puestos tirando a la vez en distintos puntos de la mancha. ¡En abierto! Apabullante, abrumador, emocionante.
En El Azuche se pueden tirar venados, ciervas, gamos, gamas y jabalíes sin cupo.

No se pueden tirar varetos, por lo que hay que extremar el cuidado sobre todo con los gamos más jóvenes y no confundirlos con hembras, y Antonio rogó «no tirar a los gabatos y gabatones, es importante, ciervas y gamas ya están criando en la finca y hay madre».
Las reses se fueron moviendo según entraban las traviesas, los cierres comenzaron a ‘calentar motores’.
La organización perfecta, funcionó como un reloj, lo que permitió soltar a las 11:00, media hora antes de lo previsto.
Un total de 50 carreras (lances) se apuntaron antes de soltar.
Carreras normalmente a reses, y que suelen ser bastante efectivas porque estas aún no están sometidas a la presión propia de la batida.
En Gescaza hasta tres personas diferentes van contabilizando con el contador carreras, no tiros, y cada poco cotejan los resultados.
Antes de seguir con el relato montero y de comenzar con la pirotecnia, es necesaria la descripción de la Sierra.



La Sierra de El Azuche
Las manchas de El Azuche se nombran simplemente por diferenciarlas, las Llanas (vocablo tan propio jerga cinegética extremeña) es una dehesa ondulada, la Sierra se describe a continuación.
La Sierra es una mancha variadísima.
Hay un laderón de solana (sierra) cargado de monte, con vocación de umbría.
Al otro lado, la umbría, de menor altura pero de cuerda más alargada, con bastante monte hacia el sur pero muy adehesado por el norte. El mundo al revés.
Entre medias, cabezos de monte, jarales impenetrables, dehesas, querencias, pastizales…
Hay puestos naturales o en cortadero, estos últimos o bien están a mucha distancia (normalmente de cierre) o disponen del cortadero para ellos solos (normalmente de traviesa).
Los hay de testero, de balcón, de sopié, de cuerda, en morros, en dehesa, en pedrizas para un puesto único, estos tienen una emocionantisima caza de oído, en fin, prácticamente posturas de todo tipo.

Apabullante, abrumador, emocionante…
Un total de 17 rehalas selectas organizadas en cuatro sueltas.
Antonio es un estratega de la montería: «lo primero y principal es que la labor de las rehalas sea efectiva».
Después, lo organiza de tal forma para que se estén escuchando a los perros en toda la mancha durante toda la montería; y lo consigue.
En todas las sueltas hay rehalas con mucha dicha para este propósito.

Con la emisora controla exactamente desde la suelta hasta la recogida todas las manos.
Da las indicaciones de manera clara y en el momento exacto.
Si además, como es el caso de la Sierra, dispone de una ubicación en un punto estratégico desde el que se domine gran parte de la mancha, miel sobre hojuelas.
Como a las 11:15 comenzó el estallido de ladras, carreras, con varios puestos tirando a la vez en distintos puntos de la mancha, tan propio de El Azuche.
–Te das cuenta Adolfo que la montería no se ha callado en ningún momento, se han escuchado de continuo ladras, carreras y tiros –me comentó Antonio.
Claro que me daba cuenta, estaba aún apabullado, emocionado… y eso que eran casi las 13:00.


En primer plano la parte baja de la Sierra de El Azuche.
Casi de 350 carreras, a pesar que los cochinos no dieron la cara
Por aquel entonces los contadores de carreras se ajustaron, ¡casi 300 carreras!
Era el momento de los jabalíes, que tenían prácticamente arada la parte de dehesa.
Con la mancha muy despejada de reses –excelente trabajo de los rehaleros y sus perros–, algunas abatidas y otras muchas vaciadas por los cierres, llegó el momento de la fuerza de los perros, el momento de los cochinos.
Pero, estamos hablando de abierto, y ya se barruntaba por lo comentado por las emisoras que no parecía que la mancha estuviera cargada de guarros. No lo estaba.
A saber, cualquier imponderable hizo que cambiaran los encames.
Receso en ladras y carreras, ya no había varias a la vez, y receso en los disparos, mucho más esporádicos.
Antonio cuida hasta el más mínimo detalle, y todas las rehalas han de rematar a la vez, así ocurrió.
Buena hora, las 14:50.
Recuento final de contadores de carreras, ¡casi 350, repito, casi 350! ¡Casi siete carreras por puesto!
Había que tener cuidado con las cuentas del plantel final, la Sierra está cuajada de puestos variadísimos y preciosos, pero muchos de ellos no son nada fáciles.



Ni tan mal: extraordinaria relación calidad / precio
Camino de la junta se apreciaba la buena calidad media de los venados y gamos cobrados.
En el patio de la casa el catering La Montería (@Restaurante La Montería Catering) servía, tras los copiosos aperitivos, un riquísimo cocido completo.
Pilar Martínez, Antonio y Juan Antonio Vargas (estos tras hacer el exhaustivo recuento de lo cazado), junto a los Díaz, atendían a los monteros.
Satisfacción en general, aunque hubo, lógicamente, algún montero con el casillero a cero, pero igualmente mostraban su agrado por el cómputo general y lo recién vivido.
En la junta de carnes, Antonio Vargas hijo con la ayuda del resto del equipo de Gescaza y de la finca, iban colocando el plantel, alimentado por el efectivo y rápido trabajo de arrieros y cargueros…
El equipo de Cárnicas Dibe (www.carnicasdibe.com) iba aviando las hembras cazadas, mientras acababan de colocarse los machos y los jabalíes.
A las 17:30 plantel dispuesto para la fotografía final.
Recuento: 49 venados cobrados (una quincena muy buenos de montería, algunos de ellos con aroma a bronce); 15 jabalíes (cuatro navajeros); 12 gamos (seis muy buenos); 60 ciervas y 25 gamas.
Ni tan mal, la calidad media, como ya he indicado, fue muy buena para abierto; además de una extraordinaria relación calidad / precio.

Gente buena y tranquila
Las familias Vargas y Díaz tienen algo en común, son gente buena y tranquila.
Los primeros me admitieron en su ‘aposento’ durante la montería –no es la primera vez–, están trabajando y es donde se cuece todo, por lo que, una vez más, me sentí halagado y privilegiado.
Una montería comentada por Antonio Vargas es más que lujo, es lujazo.
Las monterías de Gescaza, de los Vargas, podrán darse mejor o peor, lo normal es que se den mejor, pero siempre son cacerías agradables y amables de principio a fin, como lo son ellos.
Los segundos fueron unos maravillosos anfitriones.

Año 1025
Un detalle, el patriarca, Juan Díaz, me vio fotografiar unos olivos de forma caprichosa, y me dijo: «mira, si quieres hacer una foto curiosa ahí tienes un acebuche milenario».
Año 1025 (o anterior), siglo XI, fue como fotografiar la Historia.
¿Habría por aquel entonces ciervos y jabalíes en La Siberia? Me imagino que sí, y lo mismo hasta osos, pero lo que es seguro es que muchísimos menos que ahora.
El próximo capítulo en El Azuche, el 7 de febrero en las Llanas, allí son los gamos más protagonistas, pero sin olvidar a venados y cochinos.
¡Mi más sincera enhorabuena si usted es uno de los afortunados que tiene un puesto reservado!
Me despedí y pletórico puse rumbo a casa. Había sido una montería intensa y muy disfrutada.
Nada más pasar el bonito y sencillo pórtico de entrada a la finca, vi como las nubes, que habían estado remolonas en el hueco del día, aparecían de nuevo para echarse a dormir en García de Sola.
Los compañeros pescadores ya habían recogido sus archiperres.
Crónica y fotografías: Adolfo Sanz Rueda

∞

DATOS DE LA MONTERÍA

Organización por administración: Gescaza
Fecha: 9 de noviembre de 2025
Finca: El Azuche / Finca abierta / Mancha: Sierra
Hectáreas monteadas: aproximadamente 600
Localidad: Herrera del Duque, Badajoz
Puestos: 50 / Sin cupo / Rehalas: 17
Venados: 49 (15 muy buenos de montería)
Jabalíes: 15 (4 navajeros)
Gamos: 12 (seis muy buenos)
Ciervas: 60
Gamas: 25












