Se reinicia la caza a Cataluña tras la huelga de los cazadores, con nuevos protocolos por el coronavirus.
Como cada agosto desde hace varias décadas, los cazadores catalanes han dado el pistoletazo de salido a la temporada cinegética con el inicio de la media veda.
Sin embargo, y a diferencia de otros años, el colectivo encara el periodo con un nuevo régimen sancionador -que el Departamento de Agricultura de la Generalitatse vio obligado a modificar tras una huelga de escopetas caídas de dos meses– y condicionado por la pandemia del coronavirus y unos protocolos de seguridad específicos.
«El problema con el nuevo régimen sancionador por el que dejamos de salir a cazar de manera excepcional por daños a cultivos, que era lo único que podíamos hacer a partir de marzo cuando acaba el periodo hábil de la temporada, estaba en que el Departamento de Agricultura había decidido aumentar la cuantía de las sanciones, pero sin modificar la ley de 1970 que establece los hechos que están sujetos a infracción», explica el presidente de la Federación Catalana de Caza, Sergio Sánchez.
«Es decir, las sanciones pasaban a estar determinadas por una ley redactada hace décadas, cuando la realidad de la caza era otra distinta a la actual. Finalmente, y aunque la ley siga sin actualizarse, tras presionar al Departamento y a partidos políticos hemos conseguido que los aspectos más conflictivos del nuevo régimen sancionador sean modificados», añade.
Negociaciones para cambiar el régimen sancionador huelga
Entre ellos, llevar el arma cargada al hombro mientras se cruza un camino. Una infracción que con el cambio de las sanciones pasaba de una multa de entre 30 a 300 euros a entre 3.001 y 120.000 euros, y que tras las negociaciones ha dejado de ser catalogada como muy grave y de estar penada.
«No tenía ningún sentido. En 1970 ni había tantos cazadores ni tantos caminos, y los bosques estaban más abiertos gracias al trabajo que hacían los rebaños de ovejas o cabras».
COVID-19 huelga
En cuanto a las medidas de seguridad por el coronavirus, el colectivo está exento del uso de mascarilla ya que se trata de una actividad deportiva.
Sánchez aclara que la propia dinámica de la caza, «en la que ya se establece una distancia reglamentaria por cuestiones de seguridad relacionadas con el uso de armas», hace que el contagio entre cazadores sea mínimo.
La Federación Catalana ha elaborado un protocolo de seguridad específico para el sector para «cuando se organizan batidas con un número mayor de participantes».
En él se establece la dinámica de las reuniones previas y posteriores a las batidas, cómo debe procederse en los desplazamientos, cómo desinfectar las armas después de su uso o de qué manera se han de manipular las piezas cazadas, son algunas de las medidas que el colectivo ha presentado a Agricultura para que sean validadas.
«Afrontamos la temporada con la esperanza de que la pandemia nos permita mantener nuestra actividad y de que la Generalitat modernice la ley de 1970», resume Sánchez.
Fuente: elmundo.es/cataluna