En los últimos años se ha sufrido un rebrote de tuberculosis bovina en diferentes municipios de la zona, sobre todo en Navalonguilla, donde hace tres años se realizaron varios vacios sanitarios y quedaron apenas un centenar de reses bovinas cuando eran más de 3.000 hace dos décadas.
Según explican en un escrito dirigido a la Junta, varios ganaderos volvieron a comprar animales sanos, respetando los plazos legales y amparados en las correspondientes guías sanitarias. Sin embargo, hasta seis de esos ganaderos han vuelto a tener animales positivos a tuberculosis con «enormes pérdidas económicas y productivas, aún cuando el censo de animales en el municipio es mínimo y el contacto entre explotaciones prácticamente inexistente».
Control de la fauna
Los ganaderos achacan el problema a la «enorme presencia de fauna silvestre», por lo que piden controlar el censo de estos animales y «analizar sistemáticamente todos aquellos animales abatidos en cacerías o incluso aquellos muertos en accidentes de tráfico».
Como ejemplo destacan que en 2011 se tomaron muestras de seis jabalíes abatidos en una montería en Navalonguilla: cuatro de ellos dieron positivo a tuberculosis, y al año siguiente dio positivo uno de siete.
Sin embargo el número de animales analizados se ha reducido, y el año pasado no se tomó muestras de ninguno en Navalonguilla, a pesar que «existe claramente tuberculosis en la población de jabalíes con prevalencias muy superiores» a la de la población bovina, mientras que de la abundante población de ciervo apenas se toman muestras.
La Agrupación de Defensa Sanitaria Ganadera Comarca El Barco representa a 341 ganaderos y más de 12.000 cabezas de ganado pertenecientes a la Unidad Veterinaria de El Barco de Ávila y también de los municipios de San Juan de Gredos y Hoyos del Espino, ambos pertenecientes a la Unidad Veterinaria de Navarredonda de Gredos.
Sin eficacia
A la Junta la piden que se retire la prueba de gamma interferón porque «no está siendo eficaz para erradicar la tuberculosis bovina», ya que «está demostrado que las explotaciones se están reinfectando continuamente, y muy probablemente en parte debido al contacto con fauna silvestre infectada».
De hecho, aseguran que esta prueba está provocando en las explotaciones afectadas «una drástica reducción del censo de las explotaciones, tienen problemas para cubrir los cupos de la PAC, se sacrifican vacas avanzadas en su gestación, que reduce la venta de terneros -única fuente de ingreso- y se sacrifican sementales caros». Además que la tuberculosis dificulta enormemente la trashumancia.
Y es que argumentan que la cancelación del uso de esta prueba está contemplada en el Programa Nacional de Erradicación de Tuberculosis Bovina presentado por España este año a los organismos europeos. Se establece la posibilidad de no realizar la prueba en los rebaños positivos confirmados “cuando existan dificultades añadidas de tipo técnico o logístico”, que en este caso achacan a la falta de control sobre las nuevas reinfecciones, que provoca que la prueba de gamma interferón no permita la erradicación de la enfermedad en las explotaciones positivas pero si ocasiona graves daños a la viabilidad de las mismas.
