Unas 2.800 cotorras amenazan a los murciélagos: roban sus nidos y los matan a picotazos; ¿quitar nidos, disparos, trampas o píldoras? El Ayuntamiento no sabe cómo eliminarlas.
En Sevilla existen 2.800 cotorras de Kramer, un animal físicamente llamativo, pero que, según el Ayuntamiento, es una especie invasora que pone en peligro otros animales autóctonos como el murciélago.
El Ayuntamiento suspenderá el contrato con la empresa encargada de eliminar estas especies invasoras ya que los métodos utilizados, el disparo de carabina, no han surtido efecto. Según el estudio realizado por el CSIC y la Universidad Pablo de Olavide, no sólo no han conseguido eliminarlas, sino que se están reproduciendo a gran velocidad. En 2011 había 1.000 cotorras, el año pasado 2.000 y este año se estima que hay 2.800. Al ritmo de reproducción se tardaría un cuarto de siglo en eliminarlas, según reconocen.
Pero ¿por qué hay que acabar con ellas? El estudio explica que la cotorra de Kramer y el nóctulo gigante (vulgarmente el murciélago) se refugian en los mismos árboles del Parque de María Luisa. Si en 2003 había 500 murciélagos, en 2013 las cosas cambiaron. Ya entonces la cotorra era la especie más abundante con 159 nidos, por encima de palomas y gorriones.
Los estudiosos comprobaron que su agresividad frente a otras aves hace que varias especies teman su proximidad. Los murciélagos evitaban acercarse a árboles con nidos de cotorras, provocando una gran pérdida de aquellos. El 40 por ciento de árboles ocupados en 2003 por murciélagos había sido abandonado en 2013 por culpa de las cotorras.
En 2016 era peor. El número de nidos de cotorras llegó a 247, con un incremento del 55,37 por ciento, mientras que sólo había 22 de murciélagos en 19 árboles del parque, con un descenso del 60 por ciento. Entre 2013 y 2016 hubo un descenso del 74 por ciento de los árboles ocupados por estos mamíferos voladores.
Los especialistas tienen pruebas directas de cómo las cotorras desplazan a los murciélagos mediante agresiones hasta la muerte. Encontraron 14 muertos bajo árboles ocupados por cotorras. Siete cadáveres presentaban heridas causadas por picos de cotorras. Pese a lo nocivas que son ello, los métodos para extinguirlas no funcionan. Desde 2014 han marcado cotorras con medallas para estudiarlas concluyendo que los ejemplares capturados en el monasterio de La Cartuja y los campos de girasol de la Universidad Pablo de Olavide llegan hasta el parque de María Luisa y el Aljarafe.
¿Cómo deshacerse de ellas?
La destrucción de nidadas es una de las propuestas aunque, según admiten, sólo es eficaz cuando se elimina entre el 90 y el 100 por cien de los nidos. Y no puede considerarse la única opción ya que el acceso a esos nidos es difícil tanto por la altura a la que se encuentran como por lo angosto de las cavidades. La fórmula de darles semillas de girasol con anticonceptivos ensayada en EE.UU. también fue descartada por no ser legal.
La alternativa era la eliminación de ejemplares adultos mediante la captura con trampas o con disparos, algo que llevan haciendo desde 2014 sin éxito. Se colocó una jaula trampa en el monasterio de La Cartuja, donde cayeron algunas. Pero el método requería un elevado esfuerzo y no era suficiente.
También se recurrió a los disparos. Se actuó mediante la caza con carabina de aire comprimido durante la reproducción. Sin embargo, la eliminación de parejas atraía a otras a los nidos vacíos. La caza con escopeta de cartucho podía darse en zonas agrícolas pero, según los expertos, las asusta. Científicos y defensores de los animales no se ponen de acuerdo en la manera de acabar con ellas. Sólo hay consenso en un dato: son tan listas que «pueden aprender y alterar sus comportamientos para evitar ser cazadas».
Fuente: sevilla.abc.es