La dirección general de Biodiversidad alerta de que la población actual de cazadores tiene una media de edad de 57 años y «apenas se producen ingresos».
El número de licencias en las dos últimas décadas bajó en unas 25.000 hasta rondar en la actualidad las 10.000. Esto quiere decir, afirma el Jefe del Servicio de Caza, Orencio Hernández, que «si siguen tal y como están ahora las poblaciones cinegéticas, dentro de poco veremos a cazadores profesionales porque por sí sola la caza deportiva no podrá controlarlas». El número de jabalíes en la región ya multiplica por cinco al de cazadores. Y todo apunta a que la diferencia irá a más.
«En España, la conciencia a favor de los animales ha hecho que el medio rural no aporte nuevos cazadores. Tampoco tiene la población de los años cincuenta o sesenta. ¿Qué solución hay? Está en las escuelas. Pero claro, en los colegios ha habido una educación muy sensible hacia la protección de los animales. No estoy juzgando, pero eso sí que ha hecho que esa práctica, que estaba muy vinculada a la zona rural, en este momento vaya a menos», reflexiona Hernández. La incorporación de nuevos cazadores es «muy pequeña», de manera que cuando los profesionales existentes «se retiren habrá que buscar soluciones». La más probable, una «mixta entre cazadores y empresas especializadas». Estas compañías ya intervienen en zonas de alta sensibilidad como el vertedero de Cogersa o Du Pont.
Por otro lado, el Principado está abierto a autorizar la intervención de arqueros para abatir jabalíes en las ciudades, como ya hace Galicia o Madrid. «Lo tenemos contemplado en el plan que elaboró el Indurot (Instituto de Recursos Naturales y Ordenación del Territorio). El problema es que en Asturias no existe un grupo de arqueros como el que tiene la Federación de Caza de Madrid», comenta Hernández. Este método tiene sus ventajas, el animal no sufre, pero también sus inconvenientes: «La probabilidad de matar a más de un ejemplar con una flecha es mucho menor que con un rifle».
Fuente: lne.es