Seprona y guardas del Principado han llevado a analizar muestras de los animales y de la comida localizada en su entorno.
El hallazgo se produjo el pasado domingo en una finca limítrofe entre las parroquias de Cabueñes y Deva. Un joven se adentró con su moto de motocross en la parcela situada en el Camino de La Ería y empezó a divisar jabalíes muertos entre la crecida hierba. Uno tras otro. Hasta una docena de ejemplares llegó a contabilizar en diferentes estados de descomposición durante su recorrido por la abandonada heredad.
El penetrante olor a carne putrefacta alertó también a otros vecinos. La finca en cuestión, conocida por el nombre de La Trilladora y propiedad de 17 herederos, primos entre sí, se encuentra a tan solo un minuto a pie del llagar El Mancu. Quienes se acercaron a ver los restos también encontraron comida dejada por la mano del hombre cerca de los cadáveres. En concreto, maíz, garbanzos y fabes. Así lo atestigua Fernando Magdaleno, quien regenta actualmente el popular merendero de Cabueñes. «Estos animales generan muchos daños en las propiedades privadas. Más que lo que comen es lo que destrozan, y por eso alguien debió de querer tomarse la justicia por su mano», opinó el hostelero.
La puesta en conocimiento a las autoridades competentes del hallazgo de la manada de jabalíes activó el protocolo que se sigue en estos casos. El lunes se trasladaron hasta la parcela agentes del Seprona de la Guardia Civil, que hicieron el primer reconocimiento sobre el terreno. También recogieron muestras de los cereales y legumbres localizados y los llevaron a analizar. En la jornada de ayer los agentes de la Benemérita repitieron visita, esta vez acompañados de guardas de la Consejería de Desarrollo Rural, Agroganadería y Pesca del Principado.
El personal autonómico trajo consigo un perro adiestrado para detectar cebos con veneno. Se volvieron a recoger muestras de la comida que pudo ser utilizada como señuelo y también se extrajeron muestras de los cadáveres. El material fue llevado a analizar al laboratorio de Sanidad Animal del Principado, en Jove, que será el encargado de esclarecer si se utilizó algún tipo de sustancia nociva para causar la muerte a los jabalíes. Una especie que, por otra parte, viene siendo fuente habitual de molestias por sus incursiones en propiedades privadas como sucede en otras muchas parroquias del entorno rural gijonés.
También ayer la empresa Proygrasa, perteneciente a Cogersa, procedió a la retirada de los restos para su tratamiento y eliminación.
Comadrejas y tejones
Según explicaron los vecinos de las inmediaciones, la amplitud de la finca rural y su vasta vegetación, también suele dar cobijo a otras especies de fauna salvaje como comadrejas y tejones. La falta de mantenimiento de la parcela ya ha sido objeto de requerimientos municipales para que la difuminada propiedad actúe al respecto. Al margen de eso, el problema es que estos terrenos rústicos abandonados han venido siendo utilizados a menudo por ganaderos del entorno como pasto para vacas, caballos y burros. De hecho, el dueño de una de las mayores ganaderías de la zona había ordenado ayer a uno de sus empleados desbrozar con un tractor la finca con la idea de llevar a sus reses a pastar en los próximos días. El empleado cumplió con su cometido sin enterarse de que a pocos metros suyos yacían los restos de jabalí. «No se puede envenenar a la fauna salvaje de esta forma, porque con acciones de este tipo caen siempre justos por pecadores», lamentaba un vecino propietario de una finca contigua.
Hasta dos años de cárcel
En el llagar El Mancu ayer no se hablaba de otra cosa que del hallazgo de la piara de jabalíes. Se da la circunstancia de que los bomberos estuvieron el pasado sábado a las mismas puertas de la finca donde aparecieron los suidos muertos retirando de uno de sus árboles un enorme nido de avispas asiáticas.
El envenenamiento ilegal de fauna está tipificado en el artículo 336 del Código Penal con penas de prisión de cuatro meses a dos años o multa de ocho a veinticuatro meses y la inhabilitación para cazar o pescar por tiempo de uno a tres años.
En Asturias, del total de 190 expedientes procesados por la administración autonómica en el período 2001-2017 por ser sospechosos de implicar envenenamiento ilegal de fauna silvestre, un total de 91 casos (47,9%) fueron confirmados como tal mediante los correspondientes análisis veterinarios y toxicológicos. Al menos 95 individuos de 16 especies de vertebrados, todas aves (38,9%) y mamíferos (57,9%) se vieron afectados. Los perros fueron la especie que más se halló envenenada, con 28 individuos (29,5%).
Fuente: El Comercio