Hace casi un año, el macho alfa y su manada cometieron un delito. Cargados de testosterona, destruyeron varias propiedades privadas defendiendo su causa con violencia, terrorismo y «cojones».
Con la condena de 50.000 euros de fianza, las gónadas se le mermaron y siguió liderando su manada con más desaciertos que aciertos, mezclando lobos con coyotes y ovejas castellanas con Asaf.
Ayer en la entrada de los juzgados alardeaba de su acto y aseguró que volvería hacerlo, porque su fin justifica sus medios. Con la cabeza alta entró, pero, al ver al juez, al macho alfa se le encogieron tanto los atributos que fue casi una castración.
Negaron los hechos. Dijeron que ellos no habían cometido semejante delito y que el vídeo eran imágenes de archivo…
¿Dónde se fueron «los cojones», la cabeza bien alta y decir delante del juez que volverías a hacerlo? La figura de un juez y la posibilidad de veros engrilletados os capó de atributos y lengua, porque sois muy valientes, pero, a la hora de la verdad, hicisteis «un Forcadell».
Una cosa más: se os juzga por delincuentes, por vandalismo y por atentar contra la propiedad privada; no pongáis al lobo ni a los zamoranos de vuestra parte y menos con mentiras.
A los zamoranos no nos gustan los delincuentes ni los que viven del cuento, y si hay que defender al lobo se le defiende, pero con la ley en la mano, porque si todos hiciésemos lo que vosotros esto no sería una civilización, sino que sería la guerra.
Dejad de promover el odio la violencia y el terrorismo.
A la cárcel no iréis, pero, a partir de ahora, hilaréis muy fino antes de cometer alguna fechoría. Andaréis ligeros, sobre todo ahora que sabéis cómo es una castración.
Por Juan Lobón