Hace ya años (muchos) que se produjo la liquidación del stock y cierre de la armería Foners, en Palma de Mallorca. El regusto amargo, esa punzada de acidez que produce percibir en cierto grado la decadencia del sector y en grado sumo el paso del tiempo y la caída de iconos, se tornó agridulce ante la oferta de un rifle en condiciones irrenunciables.
Un CZ 550 recamarado para el cartucho 9,3 Mauser: alimentación controlada, culata bávara, guardamanos generoso, pasadores de refuerzo y otros detalles que lo retrataban como un potente rifle montero.
Se acercaba mucho al ideal que para ese menester tenían muchos de mis amigos locales, hechos a la acción de cerrojo como un mono a un cacahuete.
Un rifle apto para tiros de caza a larga distancia en escenarios realistas
Lo que me sacó de dudas, y eran escasas, no fue sólo el cartucho, sino también que venía provisto de pelo, aunque pueda parecer un contrasentido.
La marca se asocia a una buena construcción, amén de cañones generalmente precisos.
El arma no dejaba de ser, a diferencia de lo que se pueda pensar, un rifle apto para tiros de caza a larga distancia en escenarios realistas.
Cartucho 9,3×62 Mauser: un magnífico diseño
El cartucho 9,3×62 Mauser responde a un magnífico diseño sobre el que existe profusa bibliografía a la que no cabe recurrir aquí para describirlo ni ensalzarlo.
Basta mencionar que la alergia que les provoca a los norteamericanos la métrica europea (alergia con urticaria aguda en el caso del 6,5 mm hasta que han decidido sucumbir a sus virtudes, pero esa es otra historia…) no impide que valoren muy positivamente este cartucho por su equilibrio, polivalencia y fiabilidad contrastada. Que así lo reconozcan significa mucho bajo la mirada de una industria neártica que no siempre lo recamaran comercialmente y para el que no todos ofrecen puntas premium, aunque los hay, y cada vez más: Nosler, Hornady, Swift…
En Europa sigue siendo un cartucho con solera y gran oferta tanto de componentes para recarga como de munición comercial.
Un cartucho que brilla por su equilibrio balístico y retroceso controlado
El 9,3×62 es potente y ofrece buen poder de parada y adecuada densidad seccional con las puntas originales de 286 grains. Ello lo sitúa a las puertas de la caza peligrosa. Pero donde no ofrece dudas, y brilla sobre otros es gracias a su equilibrio balístico y retroceso controlado, es como cartucho polivalente para afrontar amplios rangos tanto de pesos de las piezas a abatir como de distancias de tiro.
Es por tanto apto para la diversidad de caza que hallamos en España o en África. En Norteamérica brillaría, y ya brilla donde ha llegado en formato custom, ante osos, wapitíes, alces…
El conjunto arma-munición puede entrar por sus prestaciones dentro de los estándares clásicos de equilibrio y precisión a larga distancia en entornos de caza
Con puntas de 250 grains spitzer y cola de bote, como la Nosler Ballistic Tip, los coeficientes balísticos G1 se aproximan a .500. A velocidades iniciales sobre los 750 m/s y dichas puntas, su balística se asemeja a un .308 con 165 grains.
Con un buen cañón, el bedding adecuado, culata preparada para el tiro de precisión, un visor con torrera o retícula para la compensación de caída y una tabla balística bien trabajada, el conjunto arma-munición entra por sus prestaciones dentro de los estándares clásicos de equilibrio y precisión a larga distancia en entornos de caza; no estamos hablando de competiciones de tiro a 1000 yardas.
Tiró bien desde el principio Cartucho 9
El CZ 550 que origina esta historia tiró bien desde el principio, tras eliminar la rebaba de madera del interior de canal del cañón que traía de fábrica.
Se conservó el tetón de retroceso ubicado dentro del canal del cañón, bajo éste. Aun siendo un mal compañero para la precisión, este ‘tercer tetón’ se considera útil para repartir el retroceso y estabilizar vibraciones, o eso piensan los fabricantes.
Así que en primera instancia se encamó con resina, por no quitarlo directamente. Con esta conformación poco ambiciosa en términos de precisión, el rifle ofrecía agrupaciones inferiores al MOA y lógicas alegrías en variados escenarios que atesora la memoria.
Un venado, colino y fugaz a 285 m dio 2 volteretas sobre sí mismo
En los territorios montanos de Asturias, un venado, colino y fugaz a 285 m dio 2 volteretas sobre sí mismo, como si de un conejo por San Juan se tratara.
En safari el conjunto arma-munición fue rápido y manejable para derribar un bushbuck a bocajarro, preciso a nivel ‘cabritero’ con duikers, oribies, cobos y reduncas… contundente con roanes y antílopes acuáticos defassa. Invulnerable a la distancia y con extraordinaria precisión a pesar de cierta maleza que conviene evitar en la medida posible.
Quinientos metros son muchos para cualquier estándar de caza
En Mallorca, las cabras mestizas se pueden descastar con consistencia hasta los 500 m, confiadas y ajenas a lo que se les viene encima.
Puede criticarse desde la ‘escuela mallorquina’ que 500 m es poco, que más bien por encima de los 1000 m van algunos tiros a día de hoy; no niego que ello es así con rifles y cartuchos a imagen y semejanza de esos retos. Pero 500 m son muchos para cualquier estándar de caza.
Tras una década y media, el rifle dejó de agrupar. Difícil ponerlo a tiro
Después de escupir pólvora y tragar polvo, agua y golpes sin queja durante una década y media, el rifle dejó de agrupar. Difícil ponerlo a tiro; se le indigestaban incluso sus recargas predilectas.
Un examen de culata reveló que el cañón contactaba con leña revenida del interior del canal de la culata que lo acunaba. Las inclemencias del tiempo. Afectan, te cambian.
Adiós al ‘tercer tetón’ y otras operaciones buscando la precisión pérdida
Esta vez no sería sólo flotar el caño lo que le esperaba para su segunda vida balística: también le retiré el dichoso ‘tercer tetón’ que se soporta mediante una simple cola de milano. Se encamó la acción con Devcon 10100. Tras rebajar ligeramente la madera de las partes interiores de la culata que iban a ser encamadas, la resina se virtió en el área del tetón de retroceso de la parte anterior de la acción (recoil lug) así como en los primeros dos dedos del cañón, bajo la recámara. También en los taladros de los tornillos delantero y trasero de la acción, así como en las superficies de contacto de la guarda con la madera, en las zonas de apriete de ambos tornillos. Se mantuvieron los pilares metálicos extraíbles que trae la acción en ambos tornillos, pero dejándolos encamados igualmente en el Devcon.
Estas operaciones eliminan muchas vibraciones durante el tiro, mejorando la precisión y reduciendo el estrés sobre la madera.
Tras estas operaciones el rifle agrupaba incluso mejor que antes, por debajo de 1/3 de MOA
Supuso una alegría comprobar que tras estas operaciones el rifle agrupaba incluso mejor que antes, por debajo de 1/3 de MOA.
La culata estaba además mejor protegida ante el retroceso.
Qué más pedir por tan poco, cuando las memorias de lo vivido con el 9,3 se enlazan con las nuevas ilusiones de una segunda vida cinegética, en la que tiene el poder de colocar 250 grains de proyectil con sus respectivos julios de energía, en pocos cm de dispersión a 500 m… buen compañero para el desierto de Namibia, los páramos de Alaska, los prados cantábricos o las vaguadas de monte bajo ibéricas… Dios dirá.
Veremos por dónde van los tiros y si sabemos cambiar para seguir siendo los mismos
Pero no se distraigan ustedes con relatos balísticos. No se distraigan con historias de caza.
El tema de fondo es el drama que supone la pérdida constante de conocimiento que padecemos en ámbitos estratégicos como el rural, el agroganadero y el cinegético. El conocimiento del campo y del monte, de lo que lo habita y de quien lo habita, se desvanece en silencio. A veces a gritos.
Estas pérdidas son de magnitud insondable, como lo es la insensatez de las nuevas sociedades urbanas que las desconocen o minusvaloran.
Pérdidas, pobrezas, que se traducen entre otros aspectos: en el cierre de negocios, pequeños y grandes, familiares, artesanos, desestacionalidos y descentralizados, en zonas desfavorecidas…
En el declive de una industria armera de bagaje secular, de tiendas de pueblo o ciudad pequeña que sin necesidad de blindarse como Ford Knox y allanarse a trabas administrativas de invención contemporánea, servían y alimentaban la afición y los saberes del día a día en el campo y el monte, a lo largo y ancho de nuestra vasta geografía.
Pérdidas como la obsolescencia de magníficos calibres y armas, de cómo tratarlas y vivirlas.
Tal vez el destino nos depare una segunda vida balística; veremos por dónde van los tiros y si sabemos cambiar para seguir siendo los mismos.
cartucho 9 Un artículo Bart Olin