Vaya por delante que aquí sólo vamos a defender, sin dudarlo, dos cosas: nuestro derecho inalienable e indiscutible a cazar, y el derecho, explícito en cualquier código de leyes de cualquier país civilizado, a la presunción de inocencia. Y defendemos que cualquiera que la haga, del tipo que sea, si es juzgado, de acuerdo con la ley, y es culpable ¡qué la pague y a ser posible con la pena más dura que exista en dicha ley!, pero de ahí a que cada uno se tome la ‘justicia’ por su mano, y condene según le salga de salva sea la parte, media un abismo. Y tenemos que conjurarnos para que ese abismo sea insalvable…
La caza –sí, la caza, que no la muerte– de un león en Zimbabwe –sí, de un león normal de los miles que hay en África por mucho que se empeñen los horteras en personificarlo, y que no son especie en extinción, como quieren hacer creer los ‘listos’ de la subvención– ha generado tal polémica que, si no fuera por su dramatismo, que nos afecta directamente, sería para reírse hasta decir basta. Pero, como siempre, aprovechando el sensacionalismo de ciertos medios de comunicación, que a río revuelto se apuntan a todas las ganancias sin un mínimo de ética profesional, y mintiendo descaradamente, se ha crucificado a todo un colectivo de millones de personas, el nuestro, para variar, metiendo el dedo en la llaga, además y para hacer más daño, y nos ha dejado, si no heridos de muerte, sí muy tocados ante la opinión pública, tanto nacional como a nivel mundial. Y eso… es muy grave.
No vamos a entrar aquí en la discusión sobre cómo fue abatido el dichoso león, eso corresponde, como dicho ha quedado, a la ley y a los jueces, a los de verdad, no a los que se arrogan su particular ‘derecho a la justicia’, pero lo cierto es que se ha linchado a un cazador –linchado, arruinado, perseguido, a él y a su familia–, por el mero hecho de haber ejercido su derecho legal e indiscutible: cazar. Si lo ha hecho mal, ilegalmente –cosa muy dudosa a la vista de lo que se sabe–, pues que un juez, ¡sí, un juez!, lo meta en la cárcel hasta que cumpla la pena que marque la ley, ¡sí, la ley!, en consecuencia con sus actos. Pero, mientras tanto, ¿dónde queda el sagrado derecho a la presunción de inocencia? ¿Qué pasaría, como pasa, si esto hubiese sucedido con algún ‘político’ de algún país de dudosa reputación democrática? ¿Por qué se sataniza a todo un colectivo por un hecho tan intrascendente como la caza de un león? Que sepamos, así a bote pronto, algún futbolista, golfista (golfo), jugador de beisbol, atleta… entre otros tantos, han realizado actos deleznables, probados, juzgados y condenados por un tribunal, y nadie ha salido a acosar, acusar, a tomar represalias (como está pasando con nuestro colectivo) contra los que practican los citados deportes.
Pero es que hay algo que indigna mucho más aún, si ya es posible: la hipocresía supina de todos estos… personajes (pónganles el adjetivo que quieran). Se movilizan hasta límites insospechados contra ‘la injusticia’ que supone la caza (no tienen ni puñetera idea, porque nunca se lo han propuesto, de lo que la diferencia de la muerte) de un león, viejo, que ha sido expulsado por sus congéneres de la manada, por ley natural… Pero no se movilizan contra la injusticia real, palpable, cotidiana de los 93.000 niños que mueren de hambre al año en el país de origen del dichoso león; no se movilizan contra su presidente –que tiene la desfachatez de pedir a EEUU la extradición del cazador– responsable, entre otras, de la matanza de Gukurahundi, una limpieza étnica de las tribus de las etnias ndebele y matabele en la que asesinaron a más de 20.000 personas; no se movilizan contra el gobierno de un país, con recursos, que sufre una de las mayores crisis económicas de África, con una inflación que ha llegado a superar el ¡14.000.000 %! ¡Y quieren que se elimine uno de los pocos recursos económicos que les queda, la caza! La caza deja en Zimbabwe 16 millones de dólares, y más de 200 millones en toda África… La ecuación es fácil, ¿están dispuestos todos a poner de sus bolsillos esta cantidades para que les llegue un mínimo de sustento…? Porque esto no es caridad, son dólares del bolsillo de los cazadores…
Y ahora viene lo mejor de esta… historia (por no decir de esta mierda). Ahora van las grandes multinacionales de la aviación y se solidarizan… con toda esa banda de descerebrados. En lugar de mostrar su solidaridad con los que más lo necesitan, con los que sufren y pasan hambre, y mueren a diario por ella, se unen ‘solidariamente’, y perdonen la insistencia en la palabra, a una gentuza que, sin pies ni cabeza, les quiere robar el poco sustento que les queda. Las compañías aéreas, americanas, algunas del resto del mundo, y ahora también una española, Air Europa, les van a joder, y mucho, a los africanos, porque si se niegan a transportar los trofeos de caza procedentes de África, los cazadores no irán a cazar y se acabarán los recursos de la caza con el consiguiente incremento del problema del furtivismo, que, ese sí, no va a dejar un solo bicho con cabeza… por mucho nombre hortera que le quieran poner.
De ahí nuestra llamada para que todos reaccionemos contra los que no nos quieren. ¡Boicot! Si Air Europa no quiere nuestros trofeos, nosotros no volaremos con Air Europa ni con cualquiera de las otras compañías. Si el diario El Mundo miente y es anticaza, ¡no compremos El Mundo ni cualquier otro que mienta sobre nosotros…! y, ¡ni un solo voto a los partidos que nos quieran borrar del mapa!
¡Boicot!, ¡qué les duela también a ellos en el bolsillo…!
Por A. Mata