Las brumas del Duero

De perros y gatos

images_wonke_opinion_felipe_vegueParece que cuando elegí el título que encabeza a esta sección barruntaba las abundantes y continuadas brumas que, desde entonces, envuelven al mundo cinegético.

Todos sin excepción, estamentos, organizaciones y cazadores, desde el más humilde aficionado a al caza menor al más encumbrado cazador internacional de mayor, obtenemos con la práctica de la venatoria con responsabilidad más problemas que beneficios.

Otros hay que, en la práctica, solamente buscan un objetivo y a ésos ya les puede salir el sol por Antequera, ¡qué les da igual! Siempre tendrán su opinión, ¡que a nadie interesa a nadie ayuda!

Tenemos de actualidad dos grandes temas que afectan a una masa importante de practicantes en diversas modalidades de caza: silvestristas, por un lado, y rehaleros, por otro.

Temas de gravedad y que restringen o eliminan el derecho a la práctica responsable y en libertad, son los urgentes de solucionar. Más tarde debemos irnos preparando la negociación sobre el borrador del Anteproyecto de Ley por el que se establece la normativa básica del comercio y tenencia responsable de perros y gatos, que prepara el Ministerio de Agricultura Alimentación y Medio Ambiente, éste en reedición una vez oídas las alegaciones de la Oficina Nacional de la Caza, en representación del sector cinegético.

Marco regulador, este anteproyecto, de rango superior a los que estén en vigor, como el de Andalucía y Cataluña, y que parecía en su primer borrador diseñado por y para animalistas, aunque con algún aspecto interesante, como el que restringía la venta por impulso, pero que, en el caso de los cazadores, situaciones habituales como el transporte y tenencia de nuestros perros se situaban en límites imposibles, confundiendo razas caninas por el mero hecho de ser una inmensa mayoría razas cazadoras y que, actualmente, se utilizan como perros de compañía y en ámbitos urbanos, que son los que aparecen perdidos y/o abandonados, pero responsabilizando a los cazadores de estos hechos.

O situando en el límite de la ilegalidad a los animales que, por motivos de funcionabilidad o trabajo, sean mutilados.

O el obligado establecimiento, si se poseen más de cinco perros o gatos, de núcleos zoológicos, con las restricciones y competencias que tienen los municipios y gobiernos locales en distancias del casco urbano, instalaciones y sanidad animal…, volcando en transportistas, criadores y vendedores responsabilidades subsidiarias, prohibiendo adopciones o cesiones fuera de nuestra nación…

En fin, un anteproyecto poco reflexivo y menos meditado, fruto de presiones alejadas al cometido legal de su finalidad.

La facilidad que brinda la Red -en especial portales como Milanuncios, con unas trescientas mil entradas de particulares y criadores, comercializando animales sin garantías sanitarias y de bienestar, y con una falta total de recato en ofrecimientos de animales domésticos con orígenes poco claros- y las quejas y cartas, maliciosas y exageradas, recibidas por embajadas en el extranjero y diversos ministerios quejándose del maltrato animal -quejas, por otra parte, influenciadas por las noticias aparecidas en los diversos medios internacionales sobre abandonos de galgos y perros de caza-, han permitido que estos hechos sean exprimidos por los animalistas y ecologistas, que han comprobado como el filón emocional es un arma que, bien utilizada, produce abundantes réditos.

Tantos problemas, en unos y otros casos, desilusionan a los buenos cazadores y les da igual a los de siempre, aquellos que con sus actos contribuyen a a apertura de la caja de los truenos, y que, de seguir adelante, cambiará la forma de ser, sentir y practicar la caza de los pocos verdaderos cazadores que pueden y puedan aguantar tantas imposiciones y obligaciones fuera de las reglas del juego, creado y respetado en siglos de evolución por las tres inmutables reglas, predador-presa-naturaleza, y las obligaciones y conocimientos que nos obliga nuestra condición, nuestra historia, nuestra ética y nuestra tradición.

Tras este primer envite con este anteproyecto, sin duda vendrán más, y otros reglamentos y leyes que afecten a modalidades tradicionales que tendrán que enfrentar nuevas problemáticas antes de que se conviertan en ley.

La Administración tiene el compromiso de escuchar a nuestros representantes (si representan a una masa importante o cierta unidad en el sector). Éstos deben hablar por boca de una mayoría en éste y otros asuntos. Es nuestro mundo y para practicar la caza no basta la soledad. Debemos agruparnos, formar parte de entidades de toda índole, que hay donde elegir, que tengan demostrada su eficacia en la defensa de intereses, como silvestristas, rehaleros, clubes de monteros, de caza menor de razas caninas y las distintas federaciones…

Ahora es el momento. No podemos esperar más. Tenemos muchas alternativas para asociarnos y hacer llegar nuestra voz. Y a ésos, a los de siempre, a los que todo les da igual…, siendo críticos, sin crítica, pues, ¡qué les den!

 

Por Felipe Vegue.

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