El presidente de la Real Federación Española de Caza (RFEC), Andrés Gutiérrez Lara, ha sido galardonado con la Orden Olímpica 2014 del Comité Olímpico Español (COE) el pasado 16 de diciembre. Este premio es el mayor galardón que entrega el COE reconociendo con él la importante labor y contribución que Andrés Gutiérrez ha hecho por y para el deporte olímpico.
Recordemos que el pasado año el presidente de la RFEC (elegido en el año 2000) fue reelegido también miembro del Ejecutivo del COE, y que ocupa este cargo como uno de los miembros representante de las federaciones de deportes no olímpicos. En esas mismas elecciones el actual presidente del COE, Alejandro Blanco, fue reelegido por tercera vez consecutiva al frente del olimpismo español.
Este homenaje con el que el sector cinegético en un principio debiera sentirse reconocido, va más allá de que precisamente sea el COE, a través de su presidente Alejandro Blanco, quien se ha negado a hacer públicas sus cuentas anuales, presupuestos y sueldos a los que le obliga la nueva Ley de Transparencia y Buen Gobierno. Ello ejemplifica bien a las claras el actual estado de caos organizativo y falta de liderazgo no sólo en el deporte español, sino en la sociedad española en general.
Los problemas existentes en las Federaciones de Caza de Galicia, País Vasco y sobre todo en la Real Federación, abren una brecha abismal entre dirigentes y ciudadanía difícilmente imaginable hace diez años. La separación que existe a todos los niveles entre el cazador de toda la vida y el advenedizo que ansía la poltrona es uno más de los problemas que tiene hoy el sector de la caza: los pucherazos en los censos electorales (excluyendo del voto a aquellos no “afines” al presidente), la nefasta y personalísima gestión de la Federación, la utilización de Mutuasport para fines e intereses particulares, el apoyo incondicional de las instituciones públicas (COE y Consejo Superior de Deportes), la recompensa a los acólitos y el castigo a los enemigos, etc., son ejemplos no sólo de la ausencia de democracia interna dentro de la RFEC, sino y sobre todo de la guerra por el poder que se está viviendo dentro de ella.
La crisis de incertidumbre que vive nuestro país se debe sobre todo a la falta de liderazgo, el problema radica en la corrupción y egoísmo de la gente que está “arriba”, más preocupada en llenarse los bolsillos y salir corriendo que en tener una decisiva significación en la vida de la gente a través de una actitud ejemplar. Como dijo Ortega y Gasset, a pesar de todo hay que tener fe en que las cosas cambien y llegue un porvenir en el cual, quien de ello se encargue, comprenda el interés y riqueza que la caza representa y, adaptándola a la orientación de los nuevos tiempos, la encauce debidamente haciéndola resurgir…
¡Qué así sea!
Por Roberto Rodríguez Herranz.
Kerétaro