ADECANA
Uno de los grandes problemas de la caza menor en Navarra es la proliferación de depredadores, destacando los zorros, que inciden muy negativamente sobre el resto de especies silvestres, tanto cinegéticas como protegidas.
El propio Departamento de Medio Ambiente ha demostrado en un estudio que han realizado que el número de nidos destruidos y el ratio de individuos jóvenes que no llegan a adultos es sencillamente demoledor, y ante ello no se les ocurre mejor forma para atajar el problema que poner todo tipo de pegas para que los cazadores controlen a los zorros como lo han hecho tradicionalmente desde siempre, con lazos, método eficaz y sobradamente probado desde hace muchas. Por el contrario, desde el Negociado de Gestión Cinegética promueven “El Chillo”, reclamo que mediante al imitación del grito que emite el conejo herido, se intenta abatir a los zorros que acuden al engaño. Sin embargo esta es una medida muy impopular por cara, poco eficaz y exclusiva de los guardas que nos pretenden imponer los cuales deben dedicar muchas horas a ello con el consiguiente pago de sus emolumento. Los zorros, uno de los animales más astutos que nos podemos encontrar, solo son engañados la primera vez, aprendiendo enseguida y disminuyendo el sistema drásticamente su eficacia. Prueba de ello es que desde que sólo se permite el Chillo han aumentado espectacularmente las poblaciones de zorro en Navarra multiplicando sus efectivos por tres, los cuales consecuentemente están causando estragos en las poblaciones de perdiz de los acotados.
Desde tiempos inmemoriales los cazadores, que lógicamente por experiencia e interés, somos los que mas sabemos de caza y gestión, sabemos que lo mas eficaz para el control de los zorros son los lazos, método ancestral donde los haya, los cuales si están provistos de tope y se controlan adecuadamente son la mejor herramienta y si ello se compagina con la infertilizacion y posterior y suelta de algunos machos adultos en los territorios de caza, todavía se mejoran los resultados ya que en su amplia área de campeo impiden que entren otros machos para cubrir las hembras. El chillo no debiera de ser si no un método complementario a los sistemas tradicionales.
Dado el lamentable estado de la caza menor en Navarra no estamos en situación de perder años haciendo experimentos y dejando de aplicar lo sobradamente probado. Si el problema son los depredadores, actuemos eficazmente contra ellos. Si el problema es la degradación del hábitat influenciado por la agricultura moderna, que la consejería correspondiente disponga las actuaciones pertinentes.