La AEPES confecciona anualmente un informe sobre las operaciones de rastreo que sus equipos de rastreo efectúan a lo largo de las distintas temporadas. Se elaboran con los datos contenidos en las fichas enviadas por los conductores al Registro de Rastreos de la Asociación Española del Perro de Sangre (AEPES).
Según indica esta asociación, el informe de rastreo se compone de dos grandes bloques, uno correspondiente a los datos del año 2017, y otro un resumen con todos los datos acumulados desde el año 2009 hasta el 2017. Nos referimos en este resumen a los datos de 2017 que comparamos con los del año anterior.
En el año 2017 se ha intervenido en 204 ocasiones. De ellas, 23 (11,3 %) fueron controles de tiro y 181 (88,7 %) fueron rastreos con evidencia de pieza herida. Las cifras son muy parecidas a las del año anterior cuando hubo 202 intervenciones, por tanto, la actividad se puede considerar estabilizada.
Un 63,5 % de los rastreos culminaron con éxito, 4,5 puntos mejor que la de 2016 que fue del 59 %.
Las regiones con mayor actividad este año fueron Castilla y León con un 20,5 % de intervenciones, seguida de Castilla-La Mancha, 16%, y Extremadura y Asturias, con un 15 % cada una. El año pasado la mayor actividad se centró en Andalucía (23 %) seguida por Castilla-La Mancha y Asturias, con el 15 %. Adjuntamos el mapa de distribución 2017 .
La pieza que más se recuperó durante 2017 sigue siendo el jabalí, un 47 %, después el corzo; 25 % y menos el venado, 12%. Ese año los rastreos sobre corzo y venado tuvieron menor actividad que los anteriores si bien es importante resaltar el aumento de actividad sobre cabra montés y rebeco, un 5 %.
En cuanto a perros utilizados, el sabueso de Baviera va tomando la delantera al tradicional teckel . En 2017, 56 % de las acciones fueron con Sabuesos frente al 37 % teckels. En 2016 la proporción fue de 47 % a 42 %. La actividad se centra sobre todo en recechos (47 %), después en esperas (34 %) y menos en monterías, solo 19 %.
Otro detalle curioso es que la actividad con arco no acaba de arrancar, siendo claro que utilizando ese arma es más probable que el animal quede herido, siendo además más fáciles los rastros de sangre en teoría. En 2017 el arco participó en el 17 % de las actuaciones, cifra muy parecida a la de 2016, 15 %.
Es importante significar que en esta actividad de recuperación de piezas heridas, estimamos que se pueden contabilizar desde su inicio en 2009, 420.000 € recuperados en trofeos y unos 75.000 € en carne de caza.