Una de las actuaciones más empleadas para el fomento del conejo es la creación de refugios para los conejos, popularmente conocidos como ‘majanos’.
La tipología de refugios es casi tan amplia como los cotos en los que se llevan a cabo: los más tradicionales majanos de piedra y sus variantes hechos con palets, o de palets y mallazo, con uno o varios pisos, subterráneos con tubos de hormigón, de ladrillo, de plástico, de montones de ramas, de tierra, de tocones o boliches; esto es, una gran o amplia variedad.
Pero una vez ejecutados vemos que no todos los tipos funcionan igual y que los que funcionan bien en un coto no lo hacen en otro cercano. ¿A qué se deben estas variaciones? ¿Qué hacemos mal? ¿O son los conejos los que se comportan de forma distinta?
Gracias a la investigación aplicada se ha comprobado cómo las condiciones del medio influyen en la cantidad de conejos que ocupan el majano. Y es que para cada medio tenemos un majano más adecuado. No obstante, hay unas condiciones comunes al conjunto de los majanos. Vamos primero con las condiciones de un buen majano.
Un buen majano debe…
-Ser casi inaccesible a predadores. Hay que tener presente que es imposible hacerlos completamente inexpugnables, puesto que predadores, como diversos mustélidos, van a poder entrar siempre por donde lo hace un conejo. Pero resulta fundamental crear los majanos de forma que los más abundantes predadores, zorros y jabalíes, no puedan comerse los gazapos. Para ello, las entradas no deben tener más de 8-10 centímetros de ancho.
-Para evitar la predación en el interior del vivar éstos deben ser complejos. Un diseño en laberinto, con zonas donde resguardarse y establecer nidales de cría, pero siempre complejo, para que si entra algún predador los conejos puedan huir rápidamente. Así, es aconsejable que cuente con varias entradas o bocas. De igual forma, la presencia de una estructura compleja favorece que varias conejas puedan criar a la vez, mientras que en majanos simples sólo lo puede hacer la hembra dominante.
-Tener buenas condiciones climáticas. Las madrigueras naturales se caracterizan por amortiguar los cambios de humedad y, sobre todo, temperatura, por lo que los mejores majanos serán los que imiten estas características. Para ello, deben contar con una buena capa aislante, de al menos 15-20 cm de tierra o piedras sobre el majano (o ramas, en su defecto).
-Ser oscuro. Dentro del majano debe existir poca claridad, por lo que al crear vivares artificiales con varias entradas, se debe evitar que desde una se vea la luz que entra por las otras.
–Grande. Está demostrado que hay más actividad en los majanos de mayor tamaño, por lo mismo que se comentaba anteriormente: varias hembras pueden criar en el mismo majano, frente a las estructuras simples. Y, cuanto mayor sea el majano, mayor su capacidad de albergar hembras que críen. Aunque el concepto grande depende de dónde y cómo se lleven a cabo, ya que por parte de los gestores no se va a percibir igual un majano de 15 metros cuadrados en una finca agrícola que uno de 50 metros cuadrados en un monte público. Pero siempre van a ser más convenientes los majanos grandes que los pequeños. Si hubiese que dar una cifra mínima para considerarlos adecuados, estaría en torno a los 12-15 metros cuadrados..
–Impermeable. Durante su estancia en el nidal, los gazapos todavía no son capaces de termorregular. De esta forma, una de las principales causas de mortalidad de los gazapos son los cambios de temperatura que les provoca mojarse. Así, debemos evitar los vivares que permitan la entrada de agua, tanto por arriba como por las entradas. Para esto último bastará con pequeñas acanaladuras a la entrada.
-Debemos buscar vivares que sean difícilmente inundables. La inundación puede echar a perder una temporada de cría. Por lo tanto, los majanos deberán emplazarse en zonas poco inundables (altos, laderas, tesos, etcétera) y se deben evitar las zonas bajas de las laderas. Otra alternativa es disponer majanos tanto en zonas altas como bajas, desde las que tendrán fácil acceso a zonas con comida que está más tiempo verde.
Los majanos como sistema
Además de todas estas características, es fundamental recordar que un majano aislado apenas contribuye a la recuperación del conejo. Dado que los conejos tienen una fuerte estructura social, en muchos casos las hembras secundarias se ven forzadas a buscar otros lugares donde criar. En muchos casos, esta cría tiene lugar en refugios muy sencillos y de poca calidad (gazaperas), que tienen mucho riesgo de predación. Por lo tanto, si instalamos un majano cerca (50-100 m) de un vivar activo de conejo es probable que las hembras secundarias críen en este nuevo majano, pudiendo establecerse con el tiempo un nuevo vivar.
Es fundamental entender los majanos como un sistema, buscando de esta forma la complementariedad entre zonas y una mayor extensión territorial del conejo. Tendremos así vivares que tendrán más actividad que los restantes unos años, mientras que en otros sucederá lo contrario. Pero siempre habrá zonas que actúen como fuente para mantener a las otras activas.
El majano y el medio
Ya se han publicado distintas recomendaciones para realizar un refugio adecuado. Pero, quizás, la clave de los refugios esté en situarlos en los terrenos más adecuados a cada tipo. De forma general, la actividad de los refugios será mayor cuando la superficie de protección sea más del 50%, dado que el conejo busca zonas donde se alternen alimento y resguardo. Serán estas zonas de ecotono las más favorables para instalar refugios. Y, cuanta mayor sea la calidad del refugio y del alimento, mayor la actividad. Por lo tanto, es más fácil cuando ya existen conejos criando en el entorno, para que las hembras que ‘sobran’ colonicen rápidamente el majano.
Pero también estas zonas con refugios muy favorables para el conejo, como zarzales, espinares, etcétera, son empleadas por los predadores. Por lo tanto, la decisión de localizarlo cerca de estos lugares debe depender de la abundancia de predadores y del previsible balance coste-beneficio. En cualquier caso, siempre será mejor mantener poblaciones sanas con un cierto nivel de predación que poblaciones débiles con menores tasas.
El suelo
Dejamos el aspecto fundamental de la creación de majanos para el final: el suelo. Siempre habremos de adecuar la naturaleza del majano al tipo de suelo presente. En suelos sueltos y con buen drenaje, como los granitos y las arcosas, los vivares subterráneos de tubos tienen un comportamiento mucho mejor que el resto de majanos. Pero en suelos poco permeables, como cuarcitas y pizarras, hay mayores niveles de actividad en majanos superficiales que en los subterráneos, por la mortalidad que provocan las inundaciones. Por eso, los refugios subterráneos en estos tipos de suelos funcionan mejor en años secos. Y es también fundamental trabajar con materiales que fácilmente se puedan encontrar en la zona. Un claro ejemplo: en zonas calizas, con abundancia de caliches, lo mejor será hacer un majano tradicional de piedras o de tipo ‘Montiel’.
Como recomendación final sólo nos queda decir que lo importante es probar, hacer cosas distintas y aprender de los resultados obtenidos. De esta forma, poco a poco, irán mejorando el coto y nuestra capacidad de gestión. Y estaremos, por tanto, más cerca de recuperar el conejo y, con él, las poblaciones de las restantes especies de caza menor.
Por Francisco Güil Celada, Manuel Mata Huete y Juan Francisco Sánchez Rodríguez.