Fuente: farodevigo.es
Si el año pasado cazadores y ganaderos sumaron fuerzas para forzar batidas contra el jabalí y frenar sus daños en los cultivos, ahora los dos sectores vuelven a unirse para que la Xunta reaccione ante la proliferación de lobos y sus ataques a vacas, ovejas y caballos. Días atrás, el sindicato Unións Agrarias desvelaba que las comarcas se integran en el Nivel 1 del Plan de Xestión do Lobo aprobado en 2009. Ello quiere decir que en la zona la población de este animal es importante, pues se calcula que en la provincia residen unas 15 manadas.
Una de ellas se mueve entre la tierras de Agolada y Antas de Ulla. El presidente del Tecor Farelo, José Manuel Blanco, sostiene que los cazadores han visto a una manada de cinco lobos «en más de una ocasión, durante las batidas de jabalíes», y vigilando de cerca a los cerdos salvajes para atacarlos. Fue también durante las batidas cuando numerosos cazadores echaron en falta a perros que, días después, aparecieron muertos y comidos en el monte. En total, los lobos mataron cerca de 30 canes, 14 de ellos solo en Borraxeiros. «Nosotros no podemos seguir perdiendo perros de caza, y los ganaderos tampoco tienen por qué alimentar con sus reses a este animal», recalca Blanco.
El Tecor Farelo ocupa 85 hectáreas distribuidas entre las parroquias de Ventosa, Agolada y Trabancas, y tiene una zona de adiestramientos que se abrirá en junio. Si a partir de entonces vuelven a desaparecer perros o se producen más ataques al ganado, los cazadores insistirán a Medio Rural para que les conceda batidas por daños.
Estas cazas controladas si son permitidas en zonas con cierta densidad de lobo. Es más, se han realizado ya en concellos limítrofes, como Palas de Rei. «Hasta ahora, Medio Rural nos recalca que los ataques al ganado proceden de perros asilvestrados, no de lobos. Si es así, ¿por qué no se nos conceden las batidas?» se pregunta Blanco.
Sus demandas son similares a las que realizó, meses atrás, la Unión de Tecores de Galicia (Unitega). Este colectivo solicita a la Xunta que realice un nuevo censo de la densidad del lobo, ya que el último es de hace 10 años. Su incremento se detecta no solo en los ataques al ganado, a perros y a jabalíes, sino en su aproximación cada vez mayor a núcleos habitados en busca de comida.
Recorta distancias
«El siguiente paso en A Estrada es ya que muerdan a la gente», declaró recientemente el responsable de Unións Agrarias en A Estrada, Miguel Soto, subrayando lo cerca que merodea el lobo de las viviendas y de la gente. De hecho, en puntos como Parafita, en la parroquia estradense de Nigoi, los vecinos aseguraron en alguna ocasión haber tenido que ahuyentar al cánido para proteger su ganado.
El número de ataques atribuidos al lobo conceden al municipio estradense el primer puesto en el ránking de incidencias de este tipo en toda Galicia, según los datos que aportó el citado sindicato, quien también situó en las comarcas de Deza y Tabeirós-Terra de Montes las mayores cifras de ataques en toda la provincia de Pontevedra, que tradujo en una media anual de alrededor de 200 reses muertas por la acción del lobo.
«No pueden ser los ganaderos los que mantengan el ganado salvaje», se incidió desde Unións, una afirmación que se comparte desde el sector. Algunos profesionales de este ámbito confirmaron ayer que en puntos como A Brea, en Pardemarín, se puede ver al cánido, al que también atribuyen daños en la zona de Tabeirós.
En opinión de Jesús Conde, dueño de una explotación ganadera en Lamas, es preciso tomar medidas para evitar que el problema vaya en aumento. Cree que lo mejor sería -en la línea de lo que sugirió también Unións Agrarias- ponerle comederos, utilizando incluso, con la debida supervisión, reses que hayan muerto en las explotaciones. «Con los comederos los tendrían más localizados», consideró también este ganadero.
La cooperativa Monte Cabalar sufre también los efectos de los ataques del lobo a su ganado. Pero a los perjuicios que el cánido causa a la cabaña hay que sumar un problema añadido: la demora en el cobro de las reclamaciones. En este sentido, desde este colectivo Fuco Barreiro indicó que la consellería todavía no hizo efectivo el pago de las reclamaciones que Monte Cabalar interpuso por este tipo de daños en los ejercicios 2011 y 2012, incidiendo también en que, casi en el mes de mayo, «todavía no salió la orden» que regula este aspecto para 2013. Considera que la consellería no está cumpliendo y recuerda que ella tiene los datos sobre el censo de lobos y sobre los daños, correspondiéndole tomar medidas. Reconoció que en 2012 Monte Cabalar apreció un repunte de los ataques del lobo frente a años anteriores.