Los cazadores han de convertirse en aliados de la conservación del oso y se precisa seguir invirtiendo en campañas de divulgación para que tanto cazadores como vecinos y visitantes convivan con los osos en su entorno. Fueron dos de las conclusiones a las que llegaron ayer varios especialistas que tomaron parte en una mesa redonda bajo el título «Convivencia con osos: los cazadores en Asturias y la conservación del oso pardo», incluida dentro de la programación de la Feria de caza y pesca que durante el fin de semana tiene lugar en Ribadesella.
Intervinieron en la charla el presidente de la Fundación Oso Pardo, Guillermo Palomero; el director de la Fundación Oso de Asturias, José Tuñón; el biólogo y jefe de servicio de Caza y Pesca del Principado, Orencio Hernández, y el guarda mayor de la Patrulla del Oso, Miguel Fernández. La población de osos en las áreas de influencia de esta especie en Asturias, compartidas con Castilla y León y Cantabria, ronda los 300 ejemplares.
«Los cazadores deben ser aliados en la conservación del oso», señaló Guillermo Palomero. Hernández recordó, desde el punto de vista de la administración, la importancia de las políticas impulsadas para compatibilizar la caza y la actividad de los osos a través del plan de recuperación del oso pardo. Regular la actividad cinegética en las áreas críticas protegiendo los espacios, sobre todo, en los periodos de hibernación del 15 de diciembre al 15 de agosto o cambiar o suspender el itinerario de las cacerías en el supuesto de que un oso aparezca en escena son algunas de las directrices que marca. «Se trata de una normativa que ha funcionado», destacó.
Bajo el punto de vista de Palomero es fundamental para conservación del oso «ir por delante de los conflictos», para lo cual es fundamental «divulgar e informar mucho, sin necesidad de asustar a nadie», y destacó que, al respecto, «no hay que bajar la guardia». Cree que las redes sociales, con muchos visitantes a la búsqueda de la foto del oso, obligan a redoblar esfuerzos en este sentido incidiendo en la necesidad de apoyarse en denuncias «cuando se cometan barbaridades».
Para José Tuñón el aumento de la población osezna en la cordillera Cantábrica, así como las actividades relacionadas con la naturaleza al margen de la caza, «puede suponer un aumento de los conflictos». De ahí la importancia de las campañas de divulgación, sensibilización y formación «para potenciar la gran aceptación social que tiene una especie que puede funcionar como motor del desarrollo socioeconómico de zonas oseras tradicionalmente deprimidas. La presencia de estos animales es indicador de la calidad de la naturaleza», dijo.
Fuente: lne.es