El acusado de haber matado a dos agentes rurales en Aspa (Lleida) el 21 de enero de 2017 ha hecho uso este miércoles de su última palabra en el juicio con jurado popular para pedir perdón a la familia: «Lo siento, perdonadme. Ya sé que es imperdonable».
El acusado I.R. ha dicho que quería leer una carta, en la que relata que ha pensado más de una vez en suicidarse pero que hacerlo «no devolvería la vida» a los agentes rurales.
Cuando iba a leer el texto, las familias de las víctimas han salido de la sala de la Audiencia de Lleida, donde la Fiscalía ha mantenido su petición de 48 años de prisión, igual que el abogado de la Generalitat, mientras que el resto de las acusaciones piden 51 años.
«Llevo mucho tiempo llevando esta carga de saber que he destrozado a muchas familias y haberle arrebatado el padre a estas dos criaturas inocentes», ha afirmado el joven de Vacarisses (Barcelona) en la tercera sesión del juicio, y el jurado deberá ahora decidir si es culpable de homicidio -como plantea la defensa- o de asesinato, como afirma la Fiscalía y las acusaciones.
Ha pedido perdón más de diez veces, ha asegurado que no podrá perdonárselo nunca y que llegará el día en que el juez dicte una sentencia firme, de la que ha dicho: «La verdad, le tengo pánico».
«Sé que no me creerán, pero mi arrepentimiento es de corazón y sincero» ha afirmado I.R., que ha insistido en varias ocasiones en la carta en que no recordaba cómo ocurrió.
«Desde el primer momento que fui medio consciente de lo que pudo pasar no me lo podía creer. El estómago se me cerró de tal manera que no podía dejar de toser. No sabía si había sido», ha leído, tras afirmar que no sabía como comenzar.
«Lo que sucedió es lo peor que puede pasar en la vida, pero desgraciadamente me ocurrió a mí, desgraciándome la vida y la de todos vosotros y la de mi familia» ha recalcado.
«Mi cuerpo actuó involuntariamente. Eso es lo que creo que pudo pasar, pero no lo sé. Lo siento mucho. Lo siento, no soy mala persona, nunca he sido un chico problemático», ha seguido leyendo.
«Ojalá pudiera dar mi vida por la de ellos dos, pero eso es imposible. Lo siento de todo corazón», y ha afirmado también pedir respeto para su familia.
Ha agradecido a quienes han asistido el respeto que han mostrado hacia él por «no haber escuchado ninguna palabra de más» y ha pedido a su mi familia que no se sientan defraudados ni fracasados como padres porque le han dado una educación impecable.
También se ha referido a su pareja: «Mi novia ha estado ahí sin merecérselo. Me va a dar una niña, que es lo mejor que le puede pasar a una persona».
Peticiones de pena
El abogado de las familias de los agentes rurales muertos, Pau Simarro; el de la acusación popular, Albert Requena, que representa a la Asociación Profesional de Agentes Rurales y a la Asociación Española de Agentes Forestales (Aeafma); y el de la Federación Catalana de Caza y la Oficina Nacional de la Caza, Santiago Ballesteros, piden 51 años de prisión para el cazador por los delitos de asesinato, atentado contra la autoridad y tenencia ilícita de armas y delito contra la fauna y flora; y la Generalitat y la Fiscalía han pedido 48.
Las diferencias entre las acusaciones y la Generalitat y la Fiscalía obedecen a que los primeros no tienen en cuenta el atenuante de confesión argumentando que el cazador confesó forzado por sus compañeros de montería; y la fiscal y el letrado de la Generalitat sí creen que se puede aplicar el atenuante; y por el delito contra la fauna y la flora, Fiscalía y Generalitat reclaman multa.
La letrada de la defensa, Montse Torres, ha insistido en que el jurado considere que el acusado ha cometido homicidio, y que tenga en cuenta que el acusado tiene dificultades para controlar sus impulsos a consecuencia de las secuelas de no haberse tratado una epilepsia.