Si perdiz y la becada indiscutiblemente, han sido las reinas de la caza menor en Navarra, el jabalí, ha conseguido, en los últimos años, situarse a la cabeza del interés venatorio de nuestros cazadores de mayor.
No deja de ser curioso, que son precisamente aquellas especies sobre las que menor atención de gestión se realiza, las que mayor presión de caza reciben. Porque no nos engañemos, si algo caracteriza a la gestión del jabalí es la ausencia de la misma basada en la improvisación.
LA INVESTIGACIÓN, PIEZA CLAVE
Aunque estamos ante una especie con una capacidad de supervivencia extraordinarias, las últimas investigaciones apuntan a que el peligro de su conservación puede venir de la excesiva presión de caza que rompe estructuralmente sus complejas relaciones sociales y reproductivas.
Además de por vía sanitaria, ya que por sus características, es una especie que puede actuar de reservorio de muchas enfermedades. Además está el problema de los daños, en parte autogenerado por la propia intensificación de la producción agraria y por los cambios en los hábitos de cultivos tradicionales.
En este contexto, la Asociación de Cotos de Caza de Álava, inició un costoso proyecto de estudio del jabalí en el territorio alavés, con unos objetivos muy claros. Adaptar el aprovechamiento cinegético a la biología de la especie, y estudiar el proceso de la producción de daños agrícolas y la posibilidad de aplicación de medidas correctoras.
Así en 2005, con el inestimable apoyo científico de la Oficina Nacional de la Caza y la Fauna Silvestre de Francia, Floren Markina e Ibón Telletxea, actualmente gestores de Aran Servicios Ambientales, se embarcaron en un ambicioso proyecto de captura y radio marcaje de jabalíes en Alava, cuyos resultados, tras más de años y medio de trabajos fueron los siguientes:
RESULTADOS
Tras un año de trampeo, se han conseguido capturar y radiomarcar un total de 10 ejemplares, que han sido controlados al menos 3 días por semana a horarios diferentes. Destacar además que del total de animales radio marcados, dos de ellos han perdido el collar, tras un mes de seguimiento, y otros dos fueron abatidos en cacerías legales de jabalí durante la temporada de caza.
RITMOS DE ACTIVIDAD
Los jabalíes radio marcados han presentado mayor movilidad durante la noche, su duración de la actividad ha resultado ser inversamente proporcional a la temperatura ambiental. Es decir, durante los días más calurosos del verano, los animales no han salido del encame hasta bien entrada la noche cesando su actividad poco antes del amanecer. Por el contrario, durante el invierno y la primavera, en días nublados y frescos, los jabalíes han presentado más movilidad.
Destacar que en ninguna ocasión han sido localizados animales dentro de los cultivos lo que puede indicar que aunque utilizan este medio para su alimentación, permanecen en él el mínimo tiempo posible, desarrollando la mayoría de su actividad a cubierto dentro del monte, comprobando además como han aguantado en el encame a pesar de la existencia de personas realizando labores agrícolas y forestales a pocos metros de ellos.
EL IMPACTO DE LA CAZA
Podemos concluir que a pesar del gran número de cacerías que se han realizado sobre el territorio de estudio, los animales tras su huida, vuelven en pocas horas a sus lugares de encame habituales. Por otra parte, tan sólo en el caso de una hembra, se ha registrado un desplazamiento provocado por la caza superior al kilómetro, incluso a pesar de llevar rayones de corta edad con ella, seguramente provocado por la busca de lugares más tranquilos y hasta que cese el problema que provocó su marcha. En cambio los machos, con mayor facilidad de huida, prefieren permanecer en territorio conocido a pesar del riesgo que implica tal decisión.
En cuanto a la tasa de supervivencia, se confirman datos antes obtenidos de la escasa media de edad de los animales y a la alta tasa de mortalidad que sufre la población. Sirva como ejemplo el dato que de los 4 animales marcados, 2 han sido capturados en batidas de jabalí y uno ha sucumbido atropellado en una vía férrea. En todos los casos ningún animal de los radios marcados ha superado los 20 meses de edad, a excepción de un macho que ya contaba con 25 meses en el momento de la captura.
LOS JABALÍES SON MÁS SEDENTARIOS
A la vista de los resultados obtenidos queda demostrado, en coincidencia con otros estudios europeos, que los jabalíes son más sedentarios de lo que, en general, la gente cree, probándose que son capaces de vivir largos períodos de tiempo prácticamente sin apenas desplazarse del mismo lugar, alternando varios lugares de encame distantes entre sí unos pocos cientos de metros. Estos lugares de descanso siempre presentan una alta densidad de matorral, aunque pueden estar situado en zonas muy cercanas a los núcleos rurales, soportando perfectamente la presencia humana.
A pesar de que los machos adultos muestran un área de campeo mayor, en general los animales se mantiene dentro de la misma zona, incluso a pesar de ser perseguidos durante las batidas. En cuanto a la ruptura natural de los grupos familiares, los machos se independizan sobre los 15 meses.
EL SOSTENIMIENTO DE LA CAZA
Debemos meditar sobre el hecho de la escasa supervivencia de nuestros jabalíes y de que los animales que cazamos son de nuestro coto o de nuestro entorno, por lo que cuantos más animales sobrevivan a la caza mejor tendremos asegurada la caza del año siguiente.
La caza del jabalí -hoy bastante desenfrenada debido a su aparente abundancia y a la escasez de otras especies- debe de ir tomando tintes de racionalidad y mesura. Vivimos tiempos de opulencia en los que las poblaciones crecen de forma descontrolada y con una producción de daños que hace que el jabalí se menosprecie como especie silvestre.
No hay que caer en el error de que el jabalí se mueve mucho y es difícil de acabar con él por mucho que se le presione. La realidad es bien distinta, y lo que hoy es prosperidad, puede tornarse en escasez en un plazo relativamente corto. El jabalí tiene una excesiva presión de caza, que provoca un rejuvenecimiento de sus poblaciones, lo que conlleva el tener que confiar el sostenimiento demográfico en hembras que, raramente, superan los dos años de edad.
Fuente: Noticias de Navarra