José Luis Garrido es un lujo de nuestro patrimonio cinegético, en esta ocasión nos desvela todo lo concerniente a la caza científica y el anillamiento de aves, en compañía de José Ángel Arranz, director general de Patrimonio Natural y Política Forestal de Castilla y León, y de nuestro amigo y compañero Leonardo de la Fuente, director de A Tenazón de Radio MARCA.
Estructura del anillamiento en España. Antecedentes
Fue en 1930 cuando se colocaron las primeras anillas en España y hasta la guerra civil se habían anillado unas cuatrocientas aves, principalmente cigüeñas.
En 1943 el primer presidente de la Federación Española de Caza (FEC), Joaquín España Cantos, organizó la Oficina para la Investigación y Estudio de la Emigración de las Aves que fue la primera oficina de anillamiento española.
La Ley de Caza de España 1/1970, de 4 de abril, y su reglamento (Decreto 506/1971) establece en el artículo 31 la constitución de la Junta Nacional de Anillamiento de Aves de la que la FEC es un miembro legítimo de ella como vocal. Esa Junta Nacional reglamentaria no se creó hasta 1982 y en los dos años siguientes se organizó dentro de ella la Oficina de Anillamiento y se repartieron los cometidos de esa oficina, firmando la SEO el primer contrato para hacer el estudio de recuperaciones de anillas.
Desconozco por qué razón la FEC, legitimada por la ley de caza de 1970, no fue convocada por el ICONA en 1991, cuando lo fueron todas las demás entidades interesadas y las comunidades autónomas para acordar las normas de anillamiento en España. (1)
Actualmente están como únicas entidades avaladoras, ante la Oficina de Anillamiento: la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife), la Sociedad de Ciencias Aranzadi (Aranzadi), el Grupo Ornitológico Balear (GOB), el Instituto Ornitológico Catalán (ICO) y la Estación Biológica de Doñana (EBD).
El anillamiento está organizado en Europa por la Unión Europea para el Anillamiento de Aves (EURING), que se fundó en 1963 para estandarizar el anillamiento en el ámbito europeo.
Caza científica. Caza en vivo para el anillamiento e investigación
La caza científica es una modalidad que permite la captura de aves y mamíferos, así como la investigación y observación de nidos, pollos, madrigueras, colonias y criaderos de especies cinegéticas o protegidas.
La explotación y toma de los datos biométricos de un ave viva ha permitido explicar muchos comportamientos de las migraciones para su análisis y mejor gestión cinegética.
Esta modalidad de caza es una herramienta de la ciencia para hacer diferentes actuaciones sobre un ave capturada viva, al objeto de investigar la biología de esa especie, su dinámica poblacional, el censo de un territorio, las rutas migratorias del ave, así como otros datos que permitan conocer todos sus movimientos y las mejores maneras para que su aprovechamiento sea sostenible, cuando se trate de una pieza de caza. Su práctica requiere disponer de autorización de la administración competente, que la otorga a título personal, con una serie de condicionantes para el peticionario.
Dentro de esa definición de caza científica ha tenido especial interés para la RFEC, la referida a la caza de diferentes aves para su investigación y anillamiento, que ha sido el objetivo de varios proyectos de FEDENCA-RFEC, que se establecieron con otras organizaciones interesadas también en la conservación y estudio de especies cinegéticas.
La captura de aves se aprovecha para anillarlas o acoplarlas un radio-emisor y tomar una serie de datos que son únicos de esa especie capturada y de ese momento. Es, por tanto, una herramienta científica y de gestión medioambiental.
Así se vienen anillando con diferentes procedimientos de captura varias especies, que en el caso de FEDENCA se realizaron con proyectos coordinados con otras entidades de la estructura federativa, de clubs de cazadores especializados en alguna especie de caza o de otras también de carácter conservacionista.
Codorniz común, becada, tórtola común y fringílidas las aves más investigas en la caza científica
En el ámbito de la Real Federación Española de Caza (RFEC), las aves más investigadas a través de la caza científica han sido tres migratorias: codorniz común (Coturnix coturnix) y becada (Scolopax rusticola) y tórtola común (Streptopelia turtur).
También se han manejado otras aves no cinegéticas que se capturan en campo por los especialistas del Silvestrismo, asociados dentro de las federaciones autonómicas. Los ‘silvestristas’ se interesan por la captura de aves fringílidas: jilguero (Carduelis carduelis), pardillo (Carduelis cannabina), verderón (Carduelis chloris), verdecillo (Serinus serinus), y pinzón común (Fringilla coelebs) y sus mixtos con la intención de anillar, de reproducir en jaula y de promover la educación al canto para participar en fases competitivas del Campeonato de España de Silvestrismo. (2)
El director general se interesa por la caza científica
En el mes de junio fue muy satisfactorio hacer dos jornadas de caza científica y anillar codornices con José Ángel Arranz, director general de Patrimonio Natural y Política Forestal de Castilla y León y con un amigo común y habitual colaborador en anillamiento, Leonardo de la Fuente, periodista de caza y pesca y director de A Tenazón de Radio MARCA.
Fue la mañana del primer domingo de junio y la primavera ha pintado de acuarela el campo y ha llenado las parcelas de flores, que otros años el herbicida anula; no la he visto reventar, que han dicho siempre los clásicos, pero sí florecer con ímpetu, color y olor.
El campo no responde, ni «pal-pa-la» ni nada
Empezamos a reclamar en varias de las estaciones habituales de anillamiento y el campo que está mojado no responde, aunque Leo ha espantado en el camino a dos codornices asociadas que no hemos visto.
Tenía fe en las estaciones finales donde unos días antes había mucha alegría, pero llegábamos en un momento de cielos negros y amenazantes, en el que los pájaros enmudecen de miedo y solo se oye la voz del silencio total, porque están asustados pendientes del relampagueo y no quieren decir ni pio, ni «pal-pa-la», ni nada de nada.
La tormenta está pasando y le damos al ambiente el canto de la hembra algo subido de decibelios porque sé que a 500 metros oyen el reclamo y su mensaje de amor.
Yo no oigo que dos machos contestan tres parcelas más allá del garbanzal, pero lo oyen bien José Ángel y Leo y lo acabo oyendo también, pero muy tenue.
Me sube la adrenalina un macho no muy largo que responde fuerte, le replico varias veces y contesta siempre desde el mismo punto; comenté entonces que con el cereal tan calado a la codorniz no le gusta apeonar porque se moja y pierde facultades, y así es, pero luego pensé que podría tener a la pareja con él y en esos casos responden para indicar que el territorio está ocupado y defendido, pero no se mueven.
Lo pensé después de que a los pocos minutos se pusieran a coro otros tres machos y uno encelado nos voló por encima hacia el lado opuesto del camino. Tuvimos que cambiar la red al trigo verdoso.
El campo está muy voluptuoso
Es cierta la expresión de un amigo de que en años como este, el campo está muy voluptuoso.
Andamos encelando codornices y vemos al fondo del camino una hembra de liebre jugando con dos machos en celo tras ella; hacen un cortejo pacífico. Es posible que el joven sepa lo de la ‘superfetación’, que son dos gestaciones solapadas por dos cópulas diferentes, y espera a que el líder haga la suya. Por esa virtud biológica la preñez es de 41 días, y el tiempo entre partos puede ser de 35.
Pero estamos a codornices.
Hemos trasladado la red al trigo muy mojado y reclamamos flojito a la codorniz a ver si «siguiendo la voz del instinto», como canta Sabina, se inclina a buscar hembras y se pone bajo red. Así es, oímos todos como viene cerca y llega cantando debajo de la red y además con el tono fuerte del «pal, pa, la», en vez del tenue «mau, mau» más cercano y amoroso.
Espanto a la codorniz y debió de hacer un arabesco extraño bajo la red entre ese trigo húmedo, porque saltó un metro fuera de ella: ¡Tierra, trágame!
Seguimos reclamando más de una hora y las codornices ni cantan, ni se mueven. Me ha preguntado José Ángel por todos los aparatos y por el protocolo y ha vivido esos momentos de excitación conjunta y quiere ver la materialización del anillamiento.
Volveremos otro día, yo con más ganas que nadie porque exhibirme. La caza, en cualquier modalidad, nos da estas lecciones de humildad en un mundo de los más soberbios.
Segunda jornada la caza científica
Hemos vuelto hoy día de San Juan, atardece y está el cielo encapotado.
La primavera de este año ha invitado a soñar con ser pájaro.
Anillando codornices te embadurnas de ese ambiente bucólico que percibes en los animales, aunque en este caso es engañoso pues la testosterona natural que impulsa al macho está respondiendo al estradiol metálico que simula un aparato electrónico-hembra. Bueno, así se entrenan y se percatan de que en el reino animal, incluyendo humanos, no siempre el celo acaba en apareamiento.
La mies está seca y hoy no tengo justificación. Vamos a la zona animada de la tarde anterior.
Hemos colocado la red en una cebada donde oíamos cantar a varias, alguna desgañitándose y otra dando el vuelo de aproximación, que preconiza la inmediatez de ponerse bajo la red que está paralela y pegada al camino. Así es, la veo moverse y al espante salta dos veces y se enreda.
Como siempre la manejo entre el índice y el corazón sujetando el cuello, la acaricio y la entalego para que se tranquilice.
La pesamos: 103 gramos, que está muy bien, pues no suelen llegar a cien en el mes de junio, aunque es adulta y posiblemente haya comido granos germinados que engordan.
Anillamos, hacemos todo el protocolo y al final la vuelvo a quitar estrés acariciándola con el dedo a lo largo de la quilla.
Se la paso relajada a José Ángel, para que tenga una experiencia única: que se le avive la codorniz y vuele hacia la libertad desde su mano.
Había dejado sobre la red el reclamo cantando bajito y oíamos responder al campo mientras pasábamos al libro los datos de esa primera.
La segunda codorniz, un macho joven del año la caza científica
Una vez soltada volvimos a la red y efectivamente: había una codorniz empelotada sin que la hubiera espantado nadie, posiblemente se desengañó al contactar con un reclamo electrónico e insensible y pensó ‘me voy volando’. Le hicimos el protocolo y resultó ser un joven, nacido este año en Marruecos o Andalucía. A los 56 días (Jr1) son aptos para procrear y él hace lo que manda su condición de estratega de la r: crear especie.
Han sido muy agradables las dos jornadas de contacto conjunto con la naturaleza al objeto de anillar codornices en un pueblo de los Montes Torozos (Valladolid) donde he anillado codornices los últimos veinticuatro años.
Seguiré anillando en el próximo abril y mayo y tengo intención de cazar hembras de codorniz con métodos que no seleccionan sexo como el reclamo.
Me refiero a la caza científica con perro de muestra y red para anillar.
Va a ser un modelo similar a la caza con perro y red ‘tiraza’ o con ‘redejón’, que se utilizaban hace siglos para cazar codornices. Invitaré encantado a estos dos amigos que han participado tan positivamente en las dos jornadas que he relatado.
Una gran satisfacción personal la caza científica
Conozco a José Ángel desde que llegó a la dirección general. Es un funcionario conocedor de su cometido que ha defendido la caza ante algún acoso animalista sin amilanarse, pero también buscando equilibrio para algunas pretensiones de los cazadores, con quien siempre ha llegado a acuerdos.
Su puesto es complicado y he visto en algún momento que se ha cargado con algún ‘mochuelo’ que le ha exigido su condición política. Conoce perfectamente los datos de la caza en la comunidad y es sensible a cualquier propuesta cabal que se haga sobre las especies que se cazan en Castilla y León, con el privilegio para todos de que dos migratorias, codorniz y becada, sigan teniendo el mayor aprovechamiento de España en nuestra tierra.
Ha estado muy contento anillando y para este veterano que le queda poco que torear en el albero cinegético, ha sido una gran satisfacción personal.
Caza sostenible la caza científica
Es un concepto cuyo fin es la conservación de las especies como recursos naturales renovables y con el que estamos sensibilizados muchos cazadores.
La caza debe ajustarse siempre a los requerimientos de la conservación.
Hay corrientes de cazadores que entienden la caza como una extracción proporcionada y cabal de cualquier especie para que se mantenga y sea sostenible la actividad, situación que en las condiciones actuales no se da en la caza de la codorniz que muestra en los últimos ocho años un declive acusado que los datos señalan por encima del 30% de la población que nos visita y aprovechamos.
Piden tomar medidas y proponen modelos de caza menos agresivos con la codorniz, como sería un cupo adecuado a las posibilidades de caza en cada territorio y en los lugares de concentración, que son donde más incide la caza sobre las poblaciones, rebajar las capturas en cupo y periodo porque son los lugares donde se conseguirá frenar el declive con menor esfuerzo.
Por Andalucía entran y regresan casi todas las codornices de España; el cupo andaluz es de 10 codornices y el calendario de caza de 12 días, la extracción posible por cazador es mucho menor que en otras comunidades. Un ejemplo.