¿Quién nos robó el Medio Ambiente?
En estos días de inquietud y tiempo, en estas semanas de amargura y reflexión, leo, oigo y veo una multitud de argumentaciones relacionadas con el Medio Ambiente y nuestra reclusión forzada.
Por un lado, afloran loas a la baja contaminación urbana de las ciudades, vertiéndose acertijos a la población del cómo se podría perpetuar esta claridad de atmósfera cuando se levanten las barrearas sanitarias. Desde otra esquina se alarman de la rapidez con que las especies salvajes reconquistan poblados y rotondas, barrios y avenidas, se ven lobos merodeando las plazas mayores de nuestros pueblos, jabalíes levantando metros y metros de césped artificial ¡pobres míos! Corzos recruzando carreteras y paseos en busca de huertas que no hay. Mientras, la sociedad, la sociedad urbanita, de un lado se alarma por la invasión de animales salvajes arañando asfalto y del otro se alegran de poder ver a esta fauna desde un cómodo balcón de una casa calefactada.
Todos se preguntan qué es lo que tenemos que hacer para mejorar la cohabitación de la humanidad y la Naturaleza. ¡Ahora! Ahora que el penitente confinamiento regala un tiempo al que no han querido atender en décadas y donde la comodidad y el mercantilismo anidaron bien profundo en los ijares.
Pues bien, amigos que habitáis en lo urbano, la solución para mejorar nuestra relación vital con la Naturaleza la tienen delante de sus ojos. ¡Siempre la han tenido ahí! Sólo hay que saberla ver y estudiarla. Ahora con esta pandemia que nos regala tiempo de la misma manera que nos roba esperanza, estudien y reflexionen del porqué un pueblo con una pequeña industria vive en una alianza casi perfecta con el medio que le rodea.
El mundo rural es Medio Ambiente
Medio Ambiente es el mundo rural, ese mundo que va más despacio que los periódicos, el que se levanta también al alba, pero no necesita de asfalto para sus ruedas, el que suelta y recoge su ganado para que sus dientes muelan la leña que no arderá en los incendios. Medio Ambiente es ese ganadero que siembra charcas por el campo para que abreven sus reses y de paso alivie lo salvaje. Ese ganadero, ese, que la ciudad no le regala un precio digno a sus chotos, corderos y chivos.
El agricultor es Medio Ambiente
El Medio Ambiente también es el agricultor que con sus siembras alimenta lo salvaje en tiempos de estío. Es aquel que deja ribazos para abrigo de la menor y el que levanta el peine de la cosechadora regalando cañas de paja que no llenarán pajares, pero que protegerán la fauna salvaje hasta las primeras lluvias de otoño. Es también Medio Ambiente el apicultor y el corchero, y también, por qué no, la matanza y las ferias de septiembre. Lo es la recogida de la aceituna y la feria del queso y la pela de las ovejas allá por mayo, todo esto es Medio Ambiente porque es la simbiosis del campo con el hombre, respetándose ambos.
El cazador es Medio Ambiente
Es, por supuesto, Medio Ambiente el cazador, esos hombres y mujeres que regulan la presión de las alimañas que diezman cada día polladas y parideras de lo salvaje. Aquellos que llevan agua y alimento a cebaderos que alivien la escasez del verano. Son los que siembran de cereal terrenos improductivos para arrimar el primer diente en el destete de lo salvaje. También es Medio Ambiente el perro y la rehala, que azuzan y marcan terrenos y lindes a lo salvaje, llenando de música los pueblos, arrimando recursos a veterinarios y enseñando valores y costumbres a los niños.
El pueblo es Medio Ambiente
Medio Ambiente es el pueblo. Mi pueblo. Ese que aprovecha tagarninas, espárragos, ortiguillas y criadillas. El que tiene gente tranquila que le gusta pasear y que no necesita semáforos, coches y relojes, que no busca ascensor ni trenes o aviones. Esa gente que ensucia poco y charla mucho, que tiene su vida mucho más ordenada que la de la ciudad, y donde el tiempo es mucho más barato que el de la urbe. ¡Eso es Medio Ambiente!
Ante estas cavilaciones y reflexiones he ido avanzando de la misma manera que lo hacía la pandemia. Con ello cada vez me acerco más a la certeza de que el Medio Ambiente es el Medio Rural, pero no por las dimensiones de las poblaciones, sino por su modo de vida. Frecuentemente los llamados Ecologistas nos tachan a los Cazadores de ser bestiarios arcaicos y desheredados. Estas mismas personas que se alimentan de pollos industriales, cerdos de cebadero y toman frutas hidropónicas, sabiendo que el choto hay que sacrificarlo al igual que se desviejan ovejas, pero ellos, erre que erre.
No seré yo quien levante una lanza en contra del Ecologismo, porque yo soy ecologista, y mucho. Pero está claro que, si entre todos queremos ser más respetuosos con la Naturaleza, la ciudad tendrá que aprender del campo, y no al revés, los ecologistas deberán entender y aceptar la gestión de los recursos que gestiona el mundo rural y nosotros, los cazadores, tendremos que entender a la caza como un modo de gestión de los recursos naturales y no como un deporte.
El mundo rural vive del Medio Ambiente. ¡Es el Medio Ambiente! Y si eso lo tengo claro, entonces… ¿quién nos lo robó?
Y, entonces, ¿por qué nos callamos?