Comienza a verse el resultado de la gestión de los ecolobrones, y con la crisis hasta el resultado de sus sandeces aflora a la luz porque ya es insostenible.
La noticia : Se vuelve a autorizar la caza en el parque natural de Cazorla, Segura y Las Villas.
El objetivo : obtener beneficios para poder alimentar a los animales del parque que se están muriendo de hambre por falta de medios.
Así, tal como suena.
Cuando yo era niño, mi padre me llevaba de vez en cuando al nacimiento del rio Guadalquivir. La carretera, por llamarla de algún modo, era un viejo camino casi intransitable, que algún ministro de Franco decidió cubrir de asfalto para ganarse una medalla cuando el jefe del estado viniera de cacería por estas latitudes. En los baches casi se podían encontrar truchas, por lo que el tránsito era lento y peligroso.
El viejo Renault 4 (conocido popularmente como cuatro latas), se quejaba amargamente en cada agujero y sus pobres muelles sonaban de forma arrítmica en una especie de quejido, que hacía temer que pudiera descomponerse en pedazos en cualquier momento. No obstante, la travesía de la Sierra de Cazorla merecía la pena, con un poco de cuidado y de respeto hacia el santuario que entonces era el monte, a poco que se agudizara la vista podías encontrarte con unas ciervas pastando, un jabalí que cruzaba raudo por los carriles o un venado que, sorprendido en su descanso, emprendía veloz carrera hacia los perdederos. Aquellos parajes estaban muy cercanos a la virginidad, había de todo tipo de especies animales escondidas entre todo tipo de especies vegetales, que daban cobertura a una riquísima fauna. Para disfrutar de aquello había primero que sufrir el viaje, y segundo entrar en aquellos lugares como el que pisa en sagrado para, dejándose penetrar los sentidos por los aromas y los sonidos, disfrutar de sensaciones que quedarían para siempre en nuestro recuerdo.
Después, con los años, vendrían los gobiernos del papeles para todos, café para todos e igualdad para todos. El problema es que consideraron que la igualdad no era que todos pudieran disfrutar de lo mismo, sufriendo lo mismo para conseguirlo. No, la igualdad era facilitar a cualquiera lo que quisiera por los medios que fuera necesario, utilizando para el fin el bolsillo de todos, y de paso meterse algo en el propio bolsillo. No se trataba de que todo el que quisiera pudiera disfrutar de la Sierra. No, se trataba de dotar a la Sierra de carreteras que la partieran en pedazos para poder llegar a cualquier sitio con cualquier medio de transporte. Había que dotar la sierra de inmensas pistas forestales que permitieran el trasiego de colegios, cicloturistas, senderistas, excursiones del inserso , motos, quads, caravanas, rutas a caballo, coches eléctricos, y si cabe una pista de coches de choque en medio , pues mejor. Eso si, era necesario prohibir la caza para proteger las especies que habitaban la zona. Destrozarles el medio, invadir sus espacios, llenar la zona de hordas vociferantes cada sábado con su domingo, llenar las pozas vírgenes de bañistas con sus cremas protectoras, sus latas de cerveza y sus mierdas detrás de los lentiscos, acompañadas de los correspondientes clínex usados y compresas con y sin alitas, no aparejaba peligro para las especies. El peligro lo ponían los cazadores. Pero claro con la presencia de tanto imbécil irreverente, tan capaz de cagarse en la puerta de un convento, como de embadurnarse de crema antes de bañarse en una poza que otrora estuvo llena de truchas (el problema es la ausencia de cultura y de respeto en ambos casos), los animales que eran el atractivo turístico desaparecieron de la zona. Solución : observatorios al alcance de todos… Más de lo mismo.
En lugar de enseñar al que verdaderamente quiera acercarse a disfrutar de la naturaleza respetándola, poner cercas a los espacios naturales para que los habitantes soporten la presencia humana sin más cojones. ¡Qué espectáculo! Esos maestros explicándoles a gritos a cuatrocientos escolares, que cuando le den parte del bocadillo a los ciervos procuren no asustarlos. Esos que sembraron la idea de que el ecologismo era reventar las sierras con su presencia de gritos, latas vacías, música a toda voz y destrozo del entorno, mientras para terminar la jornada los niños veían una película de Bambi para comprender perfectamente que los cazadores eran asesinos incontrolados. Esos mismos que presumen de ecologismo descargando en la sierra autobuses de turistas que arrancan de cuajo el romero, para colocarse una ramita en el ojal y tirar el resto antes de explicar a gritos que aquello es un ciervo o que lo otro es un muflón.
Ciervos y muflones que ahora se mueren de hambre en espacios mallados, y que la administración decide, que como ya no están capacitados para buscarse la vida, porque están alimentados artificialmente para que los turistas los disfruten, ahora se autoriza la caza en los espacios que tanto se esmeraron en proteger para que las cabras murieran de sarna, los venados de tuberculosis, y ahora sus especies “enseñables”, se mueran de hambre porque no les pueden seguir comprando alfalfa estrusionada .
Por eso hay que devolver a los cazadores la explotación de esos espacios naturales, para que cubran con sus tasas la comida de los que ya no saben comer de forma natural. ¿de verdad nadie se va a dar cuenta del engendro?. O seguirán ignorando los resultados de la inoperancia administrativa.
Por favor, señores de la administración, hagan un ejercicio de reflexión y devuelvan a esta sierra y a todas las sierras los usos ganaderos, agrícolas, forestales y cinegéticos, con los que sobrevivieron al paso de millones de años, sin necesidad de que nadie las cuidara tanto. No las cuiden más, gracias por todo. Los cazadores, los pastores, los madereros, y los ganaderos se encargarán de hacerlo como lo hicieron siempre . Parece mentira que la sierra que sobrevivió a miles de años de explotación maderera, agrícola, forestal, cinegética y ganadera, se este muriendo a trozos después de treinta años de gestión de gobiernos progresistas y ecologistas. No la quieran tanto…