Semana Santa de caza y pesca
Hace 30 años en un viaje familiar hice cargar a los viajeros con 500 cartuchos del 12, en aquellos tiempos no había límite de peso en la munición, aunque de todas las maneras repartí entre los diez participantes las 20 cajas, dos para cada uno.
En el periplo que hicimos por Zimbabwe, Namibia y finalmente Sudáfrica, apenas dispararía cuatro cajas, y las 16 cajas sobrantes las dejé en casa de un proveedor amigo en Sudáfrica, aquí en la provincia del Cabo Oriental.
Fracaso patero
Peor fue en otra ocasión, me recogen en Johannesburgo, en un viaje de inspección de campamentos, y charlando de todo el conductor me informa que tiene una laguna llena de patos y de gansos, se me ponen los dientes largos, y paramos en dos armerías diferentes, y adquirimos en las dos el límite de compra, 250 cartuchos, en una eran SAGA de España y en la otra estaban fabricados en Italia.
A la mañana siguiente, al amanecer, estaba cerca del agua, oculto en la maleza con mis 500 cartuchos, y la laguna estaba repletita de aves acuáticas, como me habían dicho.
Se levanta la mañana disparo dos tiros a un grupo de patos, me quedo con uno y… con 498 cartuchos sin disparar, no volvió al agua ave ninguna, un desastre.
Esta vez fue culpa de los kudus
En el pasado diciembre de 2020 tuve la brillante idea de plantar al lado de la casa de Barry P. cuatro hectáreas de girasol, siguiendo los consejos desde Cuenca de mi asesor en temas agrícolas, Pablo Ortega.
Las plantas empezaron arrancar con fuerza, y ya me veía con una importante percha de tórtolas y de ‘rock pigeon’ para los primeros días de abril. Pero cuando en febrero visité la plantación, la pretendida cosecha de girasol había pasado a ser destruida por los kudus y descansaba en sus estómagos.
Caza en Semana Santa
En esta Semana Santa, curado de espanto, y más conservador, solo adquirí 350 cartuchos, recogí en su casa a mi amigo desde hace muchos, Pete Waddelow, cazador profesional de Zimbabwe, Tanzania, Camerún, o donde le digan, y vecino, solamente a 250 kilómetros de mi casa, y nos fuimos a la capital del Free State, Bloemfontein, otros 450 kilómetros. Allí hicimos algo de ‘scouting’, y nos orientamos sobre las tiradas de menor, los cultivos de girasol y maíz, que van desde Lesotho hasta Kimberley.
Aunque Tim nos había puesto en contacto con Pierre y con Anel, que nos acogieron en su casa y nos dieron todo tipo de facilidades, los girasoles ya secos y a punto de levantar la cosecha eran pasto de las voraces ‘rock pigeon’, cosa curiosa, no acudían las tórtolas, solo las palomas.
La preciosa paloma de Guinea es bien difícil de cazar
La ‘rock pigeon’ africana, –que es como se conoce a la paloma de Guinea (Columba guinea) en inglés y en África, ya que es propia de acantilados y paredes rocosas, aunque en el resto del mundo es la ‘speckled pigeon’ o paloma moteada–, es casi del mismo tamaño que nuestra paloma bravía –con la que no se debe confundir porque en inglés también se nombra como ‘rock pigeon’–, su color dominante es un bello ladrillo viejo, presenta una característica mancha roja alrededor del ojo y pintas blancas en la parte superior de las alas.
Su comportamiento en grandes bandos, su fácil regate y volar con el viento de cola, hacen que se trate de un tiro complicado con pocas posibilidades de segundos disparos eficaces.
Palomas había, pero de tiradores andábamos escasos, sobre todo yo, que oxidado con la escopeta estuve especialmente torpe en las tres tiradas que efectuamos.
Para la próxima ocasión tendré que hacer deberes previos, para que no se repita mi pobre actuación.
Cuatro cartuchos por ave es una buena media
Calculo que la media de disparos por cazador en una tirada normal es de unos 200 entre mañana y tarde, y si uno baja 50 pájaros, cuatro cartuchos por ave, es una buena media.
El buen tiempo, el agradable alojamiento, el excelente trato, te ayudan a desintoxicarte de estos meses pasados de penurias de todo tipo, incluso cinegéticas.
Pesca en Semana Santa
Lo de la pesca en Port Alfred es otro cantar, y entre el Sábado Santo y el Domingo de Resurrección vi ballenas saltando, delfines a todo meter, focas comiendo pulpos, pingüinos nadando, sacamos un tiburón de 200 kilos y un montón de diferentes peces que cambiaron de modo drástico y excelente nuestra dieta carnívora.