En una sola semana me comunican el fallecimiento de dos buenos amigos, dos grandes cazadores y, sobre todo, buena gente: Eduardo Corsini y Anibal Ruiz.
Eduardo Corsini ha sido uno de los empresarios cinegéticos más importantes de este país, ostentando durante muchos años la presidencia de ADEMAC, siendo miembro de la Oficina Nacional de la Caza. Tuve la suerte de trabajar mano a mano en la ya famosa organización de la manifestación Por el Campo, la Caza y la Conservación, que tuvo lugar en el paseo de la Castellana hace cinco años. Todos los que allí estuvimos, sabemos que, sin su trabajo, sin la movilización de la propiedad privada que hizo para conseguir la aportación económica, pero, sobre todo, sin la templanza que siempre le ha caracterizado en los momentos de tensión, que fueron muchos, no hubiera sido posible nada de aquello. Eduardo ha sido siempre un señor y desde el mundo de la caza se le echará de menos.
Anibal Ruiz, hombre al que la vida puso a prueba en varias ocasiones, ha sido un gran cazador, socio de Aproca y propietario de una pequeña finca en el corazón de las Lagunas de Ruidera, en Ciudad Real. Nunca olvidaré un día de caza en la montería de Las Arripas, donde era asiduo. Ese día, durante las migas, comenzó nuestra amistad en cuanto cruzamos nuestra afición mutua por los corzos. Tres meses más tarde estábamos recechando juntos en tierras del Señorío de Molina y desde allí le seguiré recordando cada año.
Descansen en paz, amigos.
Por Luis Fernando Villanueva, presidente de APROCA-España