Se acabó el 2013. Un año complicado y difícil para la economía española, y sin embargo, uno de los mejores ejercicios para el sector agrario, que se ha posicionado como uno de los pilares de la recuperación económica.
Se acabó el 2013. Un año complicado y difícil para la economía española, y sin embargo, uno de los mejores ejercicios para el sector agrario, que se ha posicionado como uno de los pilares de la recuperación económica.
En una sola semana me comunican el fallecimiento de dos buenos amigos, dos grandes cazadores y, sobre todo, buena gente: Eduardo Corsini y Anibal Ruiz.
Los montes del Parque Natural de Redes apestan a podrido. Los cadáveres en descomposición de venados se reparten por su territorio, víctimas de una epidemia que acabó con los rebecos y ahora, que empiezan a recuperarse, está arrasando con ciervos, corzos y zorros. La sarna sarcóptica, una enfermedad cutánea producida por un ácaro, acaba por matarlos después de una terrible agonía. Desorientados por la fiebre, bajan a morir a huertos, caminos, regueros e, incluso, a pueblos.
‘Piensa. Aliméntate. Ahorra’. Éste es el lema elegido por la ONU para celebrar el Día Mundial del Medio Ambiente este año, una conmemoración que conlleva una campaña para reducir los desechos y las pérdidas de alimentos, la denominada huella alimentaria. Porque parece que las prácticas asociadas a la generación de alimentos están detrás de gran parte de los principales problemas ambientales y de sostenibilidad a nivel global, como la ocupación de suelo, la contaminación, la falta de agua potable o la deforestación. Frente a ello, e incomprensiblemente, 1,3 billones de toneladas de alimentos se pierden o se desperdician en todo el mundo cada año, y sólo con la comida que se desecha en Europa en ese periodo podrían alimentarse 200 millones de personas.
El director de Fenavín, Manuel Juliá, publicaba hace unos días un injurioso artículo de opinión contra la caza, aprovechándose de la terrible tragedia que tuvo lugar en Manzanares y que nos conmocionó a todos.
Fuente: abc.es/blogs/caza // Marcelo Verdeja
Mucho ha dado y siguen dando que hablar las últimas elecciones a la presidencia de la RFEC.
Tras tanta información y protestas en contra de la caza, de la tauromaquia, etc., esta mañana me he despertado con una gran curiosidad: entender qué se les pasa por la mente a estos individuos, entender su forma de proceder, sus ideas, sus razonamientos, su modus operandi, cómo financian sus «movimientos», etc. Todo ello, aplicando una de mis máximas que es la de «conocer antes de hablar», para que mis comentarios tengan una base más o menos sólida.
Tras un periodo de quietud referente a nuestra escuela en Tanzania, vuelvo a vosotros para deciros que el proyecto sigue en marcha, que la escuela continúa su actividad y que ya hemos celebrado este año la tercera promoción, lo cual, para mí, y creo que para todos vosotros, es un enorme motivo de alegría.
Escribir unas palabras sobre una persona que ha fallecido siempre me resultó fácil; simplemente, recordar de él los buenos momentos y seguir el dictado de tu corazón han sido la guía del pensamiento que he trasmitido al escribir mis recordatorios. Pero ahora me enfrento a algo realmente difícil, porque no encuentro la forma de loar a una persona que, además de ser mi padre, fue alguien que dio todo por la caza y la pesca de este país, con una callada labor y una honradez ejemplar.
¡Menuda oda a la hipocresía!. El cazador siempre es el mejor gestor de la naturaleza…
¿Cómo podemos tener semejantes enaguas para prodigar exorbitante mensaje cuando “con cien cartuchos por banda, ansía de matar a toda vela, no dispara, sino vacía el cargador, un vulgar criminal”?. En éste mundo de intereses, todos somos cazadores por el mero hecho de estar federados o pasear un arma por el campo, todos somos un colectivo unido y todos respetamos, conocemos y amamos el campo… ¡Y una mierda!