Panorama montero

‘Los Membrillos’, penúltima de una gran temporada de Hunters Hispania. ¡Estuvimos allí!

«Dehesa abundante, monte de jara y lentisco, pinar, valles y algún barranco con laderas más o menos pronunciadas».

En el corazón de la serranía occidental cordobesa, en Sierra Morena, dentro del término municipal de Espiel (aunque lo normal es entrar desde La Cardenchosa por el norte y desde Hornachuelos por el sur) se encuentra Los Membrillos.

Dehesa abundante, monte de jara y lentisco, pinar, valles y algún barranco con laderas más o menos pronunciadas, arroyos y algo tan importante para la caza como es el agua.

La 2018-2019 fue una temporada tan buena como larga para Hunters Hispania, para los hermanos Luis Miguel y Antonio Menguiano, que hacían su penúltima parada de la campaña en El Barranco del Membrillo.

Mañana agradable, soleada.

Placentero desayuno en el patio de la casa.

Luis Miguel tomó el ‘mando’ del sorteo, pero antes hizo las pertinentes indicaciones: «Todo el mundo en su papeleta lleva el cupo asignado» (en general era de cinco venados o gamos, pero podía variar para algunos puestos en función de las garantías, en solo dos puestos se podrían tirar cochinos).

Y prosiguió: «La calidad de los venados es media, van a salir también grandes, pero venados grandes para 32 puestos no hay, quiero decir con esto, que como el cupo es amplio, hay que tirar, para que luego por la tarde se cumplan las garantías y haya un buen plantel de reses… De gamos la calidad es más aceptable, los hay bastante buenos».

Luis Miguel Menguiano: «Mucho cuidado con los tiros, no se tira al viso, hay perreros y mucha gente trabajando en la mancha, hay que tener, repito, mucho cuidado…».

Para finalizar: «Los puestos están perfectamente marcados, la mayoría son de testero. Mucho cuidado con los tiros, no se tira al viso, hay perreros y mucha gente trabajando en la mancha, hay que tener, repito, mucho cuidado…».

Una vez salieron todas las armadas y traviesas menos una, fue el propio propietario de la finca, Diego Jurado, quien me llevó a la atalaya desde donde podría disfrutar de gran parte de la montería y hacer las pertinentes fotografías.

Diego, que me pareció una persona muy cercana y afable, me explicó cómo era el ojeo que se iba a montear, precioso, en todo caso, y con todos los puestos que pude ver muy bonitos (Diego era postor de una armada), con magníficos tiraderos y colocados sin peligro alguno.

Cuando llegué a mi posición ya se estaba tirando a modo, y eso que aún no se había soltado.

Desde la atalaya abarcaba, lógicamente, mucho terreno con la vista, pero también tenía justo debajo y cerca de donde me coloqué un cortadero ‘sucio’ que me pareció muy querencioso para que por allí pasaran tanto reses como cochinos.

El primero que entró, un gran cochino zorreado.

Al soltar se incrementaron las detonaciones, después con oleadas, propias de unos cupos tan amplios.

Eso sí, el monte literalmente hervía de ladras y carreras: ¡espectacular! Excelente trabajo de las 18 rehalas.

Desde la atalaya ya había visto algunas ciervas y un par de venados chicos, cuando de pronto me dio un vuelco el corazón. Un gran cochino zorreado, receloso, cruzó ‘de puntillas’ por debajo del enfoque de mi máquina.

Los hermanos Menguiano flanqueando a Cosme Muñoz en la montería cochinera de ‘Los Membrillos’ (13 de diciembre de 2018).

En la 2018-2019 organización y propiedad decidieron, para mí con buen criterio, montear en dos veces Los Membrillos, la primera sólo a cochinos el 13 de diciembre, en la que entre 22 monteros cobraron 107, con dos oros, tres platas, seis bronces y 54 navajeros, y esta segunda, en la parte de El Barranco, a reses.

Otro marrano, algo menor, pasó enmontado al revés y poco más abajo que el anterior.

«Una pelota de cervuno cruzó a cámara lenta por una pinada que tenía a la espalda».

Una pelota de cervuno cruzó a cámara lenta por una pinada que tenía a la espalda. No pude apreciar si había algún venado bueno, pero sí, perfectamente, las increíbles precauciones que tomaron, acabaron enmontándose y no cumplieron a ningún puesto.

La mañana resultó muy entretenida. Ciervas, gabatos, venados, aunque, sinceramente, sólo uno muy bueno en lontananza, tan lejos que no pude hacerle los ‘honores fotográficos’ que se merecía. Los otros, venados jóvenes, haciéndose.

Ni un gamo ni una gama, raro.

La ‘cierva cronista’. «¡Sí, sí, ya sé que parece que tiene mogotes, pero les aseguro que era una hembra!».

Curioso fue el caso de la ‘cierva cronista’. Una cierva llegó poco a poco hasta mi posición, y si no llega a ser porque prácticamente se dio de bruces conmigo, se hubiera echado a mi lado.

Un buen baño en plena montería.

También vi más cochinos. Dos muy grandes. Con otro caso curioso, un marrano, metido en arrobas, debía andar flojo de oído, en pleno guirigay montero, ajeno a todo, se dio un estupendo baño de barro. Asomó un podenco al claro donde estaba la baña, y no se crean que se aceleró mucho, se levantó, se sacudió y se metió en lo más apretado del monte. Más que sordo, lo que tenía era mucha confianza en su fuerza.

Cosas veredes, amigo Sancho.

Diego se fue a recoger la armada que puso, y el cronista se bajó a la casa con los dos monteros del puesto más cercano. Siento no recordar su nombre porque no podían ser más majos, habían cobrado cuatro venados y para el quinto esperaron uno grande que no les entró. Dos de los venados que cobraron eran ‘buenos de montería’.

Al igual que el desayuno, la comida fue muy placentera, y rica.

Llegaron las primeras reses, entre ellas, un gamo que no estaría lejos del bronce… y un venado precioso de 15 puntas seguramente bronce.

Baldomero Molina y su hijo Felipe.

Cuando, de pronto, llegó uno de esos venados que congregan inmediatamente la atención de todos. Un venado precioso, de cuernas gruesas, con 18 candiles y por ponerle un pero, quizá un poco corto. Sin duda un medalla de plata sobrado.

Enseguida encontré al afortunado montero que lo abatió, Baldomero Molina, que, lógicamente, estaba la mar de contento: «Pues he tenido relativamente mala suerte, porque nada más tirar a este, según recargaba, han pasado otros tres o cuatro venados juntos no tan grandes pero muy buenos también».

La familia González: Nicolás, Paloma y Lorenzo.

Los gamos también tomaban su protagonismo: muy espectacular el de Nicolás y Lorenzo González (a un punto del oro), el de Antonio Jesús Mora (bronce alto) o el de Alfonso Pérez de León.

Cuando supe que Rosa Linares se había hecho con un gran venado, me llevé una alegría enorme, porque es una montera auténtica, con muchísima afición y también por la malísima suerte que tuvo el día anterior en El Chaparrito.

Rosa con Melgarejo y Campi, reconociendo la gran labor de los rehaleros.

El venado tuvo su historia, Rosa lo enganchó claramente, pero el rifle se encasquilló, y no pudo repetir, pero gracias al buen hacer de las rehalas de Melgarejo y Campi y de Jesús Riquelme, la montera onubense cobró un gran venado de 13 puntas. Aunque no se crean que tuvo mucha fortuna con el puesto, ya que fue el único venado que le entró, pero, por contra, vio muchos cochinos.

Tapete final con luz, buen trabajo de los arrieros.

El rápido trabajo de los arrieros hizo que aún con buena luz estuviera completado el tapete final: 65 venados (con un plata y tres bronces); 15 gamos (con un plata y tres bronces); y nueve guarros (con cinco navajeros, con tres especialmente destacables).

Venados, además de los medallables reseñados, hubo al menos una veintena de ‘buenos de montería’. Un amplio porcentaje de puestos hubiera podido completar el amplio cupo sólo con los venados, pero al ser ejemplares jóvenes, aún haciéndose, prefirieron no tirar.

Recordemos que lo dijo Luis Miguel en el sorteo: «venados grandes para 32 puestos no hay».

Antonio Jesús Mora Moro.

Los gamos se volcaron sólo en una parte de la mancha. Los Menguiano son muy serios, y sólo dan trofeos medalla medidos por los taxidermistas. Considero que gamos había dos quizá tres más medallables, seguramente de los que se llevaron algunos monteros directamente.

También se cobró un gamo de capa prácticamente blanca.

«Mereció la pena parar un momento y echar la vista a poniente».

Camino de La Cardenchosa, mereció la pena parar un momento y echar la vista a poniente, penúltima despedida del sol de estas maravillosas sierras en día de montería en Andalucía.

Hunters Hispania cerró la 2018-2019 en ‘Torrecillas Viejas’ (10 de febrero de 2019).

Al día siguiente Hunters Hispania cerraron más que dignamente la temporada en la reconocida finca jienense Torrecillas Viejas: 44 venados (con una buena calidad media) y siete cochinos para 25 puestos. La montería la dieron conjuntamente con Monterías Riquelme, aunque Jesús continuó después con su también larguísima temporada.

Una crónica de Adolfo Sanz Rueda / Fotografías: Adolfo Sanz y Hunters Hispania

DATOS DE LA MONTERÍA

Organización: Hunters Hispania

Fecha: 9 de febrero de 2019

Finca: Los Membrillos Mancha: El Barranco del Membrillo

Finca cercada Hectáreas monteadas: 800

Término: Espiel, Córdoba

Puestos: 32 / Cupo: variable (genérico de 5 venados o gamos) / Rehalas: 18

Venados: 65 (1 plata y 3 bronces)

Jabalíes: 9 (5 navajeros)

Gamos: 15 (1 plata y 3 bronces)

Antonio y Luis Miguel Menguiano en el remate de una larga y fructífera temporada.

GALERÍA FOTOGRÁFICA EN LA JUNTA

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GALERÍA FOTOGRÁFICA EN EL CAMPO

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