Calores no hace… Bulle la tierra. Está el campo socarrao del estío. Los huecos del día son tan calurosos como serenos, porque no se mueven más que las colas de los caballos quitándose los parásitos, mientras las ovejas se acarran debajo de alguna encina para formar una melé en toda regla y evitar los moscones que todo perturban.
El rincón de «Polvorilla»
Lolo de Juan
El nanuq
Dicen que su cacería causa un profundo vacío existencial. Que es el más coloso de los colosos, que no teme a nadie. Que no piensa ni predice. Sólo actúa. Dicen los que le han visto que, para cazarlo, hay que ser su presa. Y dicen que quien lo abate, no abate a otro jamás…
¡Campeones del mundo!
Qué gran día… Hasta Dios lo está disfrutando. Porque hoy señores tenemos una prueba de fuego. Hoy será la piedra angular de si seguimos con nuestra empresa más ambiciosa o si por el contrario nos cortamos la coleta. Hoy está en juego que el lanceo siga supurando adrenalina para siempre o que quede anclado con los rescoldos del pasado.
¡Ya está la rata en la lata!
Y allí andaba, en mitad del rastrojo. Como un cigüeño en lo alto de un campanario. Solo. Ni una sombra tras la que resguardarse. Ni una aulaga con la que poder arañarse los flancos. Allí estaba el granuja, mascando granos de trigo, pues el de la cosechadora había liado no sé qué y buen montón dejó allí…
Ronda
Luna lunera, cascabelera… No sé qué carajos tienes que con sólo mirarte se me activan los sentidos más nocturnos… Luna lunera… Tierna mujer de manos duras y guantes blancos. Y es que se me ha hecho de noche fumigando a los caballos para que los moscones no se los coman, entresacando sus crines, engrasando sus suelos… Y tu brillante presencia me ha guiñado un ojo. Las avenas están claras. Y alambradas para el cervuno. Me doblo un gin tonic al amparo de los últimos rayos de luz. Me doblo otro junto a la chimenea, pues al taparse el sol el frío me entalla. Se me hace tarde. Es media noche… Llego a mi cuarto y tengo en una mano el pijama y en la otra el rifle… Amén.
¿Qué se sentirá?
Qué se sentirá cuando oyes los camiones desde lo profundo del encame… Cuando el inconfundible trasiego de cacharros dejan adivinar su presencia por la cuerda. Qué se sentirá cuando una bocanada de aire te trae el olor de la tragedia, de la tensión, de la prudencia…
La noche
Qué bien huele la primavera, el campo y el mundo. Qué bien huele cuando de cualquier tomillo salta una collera de patirrojas, levantas una liebre o arrancas una bocanada de aire que te endulza hasta el alma…
Malestudia y el nutro
Ahí va el tío, con sus briches de cuero de pene de alce. Emperifollado. Si entre semana es un corbatillas de la bolsa, los días que toca descanso y caza es igual de corbatillas, pero un poco más bucólico. El muchacho, para que entiendan, es tonto hasta decir basta. Pero elegante, eso sí. Que esa manta no se la quite nadie.
¿Quién da más?
De locos… Y es que lo estamos, ¿y qué? El campo, como una pista de hielo: blanco, frío y hermoso. Pero el vaho de mis caballos me arropa la espalda mientras aparejo a Cantueso. Ha caído un palmo de nieve, esa manta blanca que todo lo cubre, desde las imperfecciones y colores hasta los boquetes y peligros. Blanco traidor. Pero precioso.
La torreta balística
Que sí hombre, que sí. Que con este cacharro le operas de fimosis a un mosquito a trescientos metros… Y es que la torreta balística […]