‘DE CORZOS EN EL PÁRAMO‘. VÍDEO DE PABLO ORTEGA
′De corzos en el páramo’, es un nuevo capítulo del canal de YouTube de Pablo Ortega (www.cosasdecorzos.com).
En este ‘De corzos en el páramo’ hasta la música de Enrique Granados acompaña a las imágenes y al cuidado guión…
Primera salida: iniciado mayo
Iniciado mayo Pablo realiza su primera salida, acompañado tan solo por Blitz, su perro, «por aquellas perdidas inmensidades».
No faltan los continuos apuntes ornitológicos, referencias justas y en su momento.
La ventosa mañana ofrece «un animal joven y con futuro que merece aún unos años de campo más», una corza y… Tras dejar a Blitz al abrigo del fuerte viento, el autor se dirige a una vaguada que es «muy querenciosa para los corzos»…
Después de un zorro, una corza y una corzuela, por fin aparece otro macho que, aunque adulto, parece que no encaja en lo que busca Pablo, aunque a este no le dio tiempo a juzgarlo bien.
Varias semanas después: «junio es el mayo de las tierras altas de la meseta»
Tras ver un macho de perdiz, una corza y su corcino, Blitz localiza un corzo a más de 300 metros de distancia.
El autor debe acercarse más para juzgarlo correctamente, comprobando que es un «macho adulto, pero no viejo, un animal en plenitud al que corresponde permanecer en el campo al menos hasta el próximo celo».
Tras la tormenta: finales de julio
Tras una tormenta de finales de julio, con un par de horas de luz por delante, Ortega intenta añadir algún corzo más a los que ya tiene localizados, pues espera la inminente llegada de dos amigos alemanes.
Como ya deben estar los corzos en celo, Pablo se decanta por reclamar.
Lejos localiza un macho en busca de hembras, el corzo al fin encuentra una. Ante el comportamiento de la pareja, indudablemente están en celo.
Como mandan los cánones, hace el reclamo del corcino, intentando atraer a la hembra y que tras ella llegue el macho.
La pareja se horquilla, y tras dudar, acuden a la llamada con recelo.
Súbitamente el corzo cambia de rumbo, y el autor cambia a la vez al reclamo de queja de una hembra acosada por un macho. El corzo, guiado por su instinto territorial, acude franco a la llamada.
Aún en la penumbra, pero con el corzo a 50 metros, Pablo puede determinar que se trata de un macho joven, pero con una peculiaridad en su cuerna.
Todo está en los libros
Una vez en casa el autor acude a su biblioteca.
Y, efectivamente, «como creía recordar, distintos autores relacionan la forma de cuerna de ese corzo, oscura, porosa y retorcida, como si fuera una raíz de brezo, muy inhabitual en estas tierras sorianas, con la presencia de parásitos en el hígado».
Esa será una buena razón, la curiosidad científica, para intentar su caza en los próximos días y comprobar tales teorías.
Recechando con Armin
Con muy poca luz, Pablo se acercó con su amigo alemán Armin al lugar donde localizó al corzo pretendido.
Una corza delata su presencia, Armin maestro en el reclamo, se esmera en este arte, una pareja de corzos, de la que el macho era sin duda el que se pretendía cazar, se acercan, pero el crepúsculo se hace patente, y aunque Armin cambia la técnica de reclamo, nada más entra.
El crepúsculo en el alto páramo castellano impactó a los cazadores centroeuropeos.
Sin pérdida de tiempo
Noche corta. Casi sin luz ya está la partida preparada en el campo para llegar al territorio ‘del de la cuerna peculiar’.
Tras la salida del sol saludada por las codornices a coro, Armin comienza a reclamar.
Tras varias llamadas infructuosas, «entonces, algo parece moverse a lo lejos».
El corzo deseado para la primera cacería aparece tras una corza.
Los animales desaparecen a la carrera hacía un barranco, «no hay tiempo que perder».
«Ahora o nunca»
Pablo, como conocedor del terreno, dirige la entrada, al asomar ven al macho dirigirse al fondo del vallejo. Cuando ya no pueden asomarse más sin ser vistos, Armin se tiene que arrastrar unos metros en busca de posición de tiro y esperar…
Entonces, desde la propia ladera donde estaban los cazadores salen los corzos al otro lado del barranco… Armin no puede disparar por culpa de unas hierbas que le molestan.
Con temple espera su momento, al tiro, «el corzo acusa el balazo y arranca la carrera en una de esas inconfundibles de muerte».
Silencio, comienza a sonar el piano de la Danza Española. Enseguida, Ortega narra como dos corzas desaparecen del escenario sin haberse percatado de nada, dejan que se vayan, el piano vuelve a ser protagonista.
Ritual y comprobación
Tras marcar el trofeo del corzo cazado con el correspondiente precinto, los cazadores realizan la tradicional ceremonia centro europea de felicitación al cazador y homenaje a la pieza abatida.
Aprovechamiento de la carne y preparación del trofeo.
«En Alemania, anónimo entre docenas de cuernas de animales cazados en sus jugosos prados y umbríos bosques, cuelga hoy el trofeo de un corzo del alto y duro páramo castellano, un corzo cuyo hígado vino finalmente a confirmar que los libros tenían razón».
Concluye Pablo Ortega Martín.