Vídeo mensaje de Pablo Ortega: «Ya parece que se ve el amanecer de esta tenebrosa noche»
En estos ‘Coloquios de cuarentena’ que están prontos a terminarse, no podíamos dejar de tocar el tema del corzo y su situación actual y futura como consecuencia de la pandemia y, para hablar de corzos (www.cosasdecorzos.com), nadie mejor que nuestro amigo Pablo Ortega (PO), socio fundador en el año 2000 de la Asociación del Corzo Español (de la que fue presidente ejecutivo hasta 2004 y de la que actualmente es presidente honorífico) y al que en 2013 se le distinguió con el Premio a la Personalidad Venatoria del Real Club de Monteros, quizá el galardón de mayor prestigio del mundo de la caza en España.
JIH: Pablo, ¿cómo estás tú y los tuyos?
PO: Pues verás, hemos tenido una parte buena y una parte mala.
Por desgracia sí he padecido la muerte de un familiar muy cercano vitalmente al que precisamente debo mi genética cazadora, por contra, en cuanto a la parte más cercana de mi familia puedo decir que soy privilegiado porque afortunadamente y por circunstancias providenciales, –porque creo que la providencia marca el camino–, he podido tener a los míos juntos y bien.
«Por desgracia sí he padecido la muerte de un familiar muy cercano vitalmente al que precisamente debo mi genética cazadora»
JIH: ¿Qué fue lo primero que se te ocurrió cuando anunciaron la cuarentena?
PO: Cuando empecé a oír que se complicaba el tema se me ocurrió irme al campo, pero pensé en mi madre que estaba aquí sola y decidí pasar esto cerca de ella.
Pero bueno, no me debo quejar de ninguna manera porque tengo un pequeño jardín privado, un perro que conoces y que me ha permitido salir a pasear y gracias al Proyecto Aequilibrium, he podido salir al campo como también sabes.
JIH: ¿Has tenido o tienes miedo a la enfermedad?
PO: No soy una persona medrosa, hace unos diez años pasé por una situación crítica y ahora a mis 61 años creo que, si me tocase, considero que he llevado una buena vida y asumiré lo que me venga con la mayor entereza de la que sea capaz… pero eso no quiere decir que lógicamente no tome mis precauciones, pero nunca desde la ‘obsesión’.
«No soy una persona medrosa, pero eso no quiere decir que lógicamente no tome mis precauciones, pero nunca desde la ‘obsesión’»
JIH: ¿Cómo afrontas estos días de cuarentena?
PO: Tengo la suerte de tener el despacho en casa porque ya había decidido hace un tiempo trasladarlo aquí en beneficio de mi calidad de vida y, mira por donde, este confinamiento me ha venido bien para ir haciendo el traslado de una manera más cómoda y sin los agobios que suele traer este tipo de traslados.
Así que trabajando desde casa con una cierta normalidad y desde hace unos días saliendo al campo para trabajar dentro del Proyecto Aequilibrium.
JIH: ¿Crees que la crisis cambiara nuestro modo de ver la vida?
PO: Me cuesta pensar que vamos a ser capaces de cambiarlo porque lo llevamos en nuestro ADN.
Fíjate que desde que se ha ‘levantado’ el confinamiento la gente se ha ‘vuelto loca’ como si ya no pasara nada… por eso pienso que va a ser difícil y que van a hacer falta algunos ‘picos’ de repunte en otoño para que la gente vea la necesidad de tomarse esto en serio y que hay que tomar precauciones, pero insisto, somos muy mediterráneos.
Va a haber un antes y un después pero no creo que en el comportamiento.
«Me cuesta pensar que vamos a ser capaces de cambiar nuestro modo de ser porque lo llevamos en nuestro ADN»
JIH: ¿Lo que más echas de menos durante el aislamiento?
PO: Aunque como te he dicho he podido hacer un par de salidas desde hace quince días, el campo se echa de menos muchísimo. Es una necesidad vital, me cambia hasta la cara cuando salgo (ríe).
Ver cómo va cambiando con cada estación… nos hemos perdido una.
También lo siento por vivir el campo con mi perro que ya es mayorcito.
JIH: ¿Cómo afectará al campo y a las especies cinegéticas?
PO: A ver, al campo este periodo yo diría que le esta afectando para bien.
Queramos o no el ser humano produce un impacto en el medio ambiente pero no por el hecho de apretar o no el gatillo, sino sencillamente porque en un momento dado que diez o quince personas circulen por un camino andando, en bicicleta o pegando voces afecta a los animales.
Por ejemplo, estos días hemos contemplado como varios nidos de águila real en Madrid han vuelto a sus emplazamientos antiguos, estos eran absolutamente ideales pero estaban abandonados desde hace años por molestias humanas que les obligaron a cambiarse de sitio. Probablemente el año que viene cuando todo haya vuelto a la ‘normalidad’ vuelvan a abandonar esos nidos para volver a otros más tranquilos.
«Al campo este periodo yo diría que le esta afectando para bien»
JIH: ¿Y con el corzo?
PO: Pues una cosa parecida.
Me comentaba un labrador soriano que no había visto nunca hasta ahora a los corzos por el camino quedándose parados a mirar a los coches.
Como decía, esta vez los cazadores provocamos un impacto, en este caso bueno, por supuesto, porque a los animales hay que cazarlos y controlar que se mantenga el número adecuado en cada zona, pero también hay un impacto negativo ya que hay comportamientos y actitudes que todos reprobamos pero que existen, la gente carrilea, tiran a cualquier cosa que tenga seis puntas…gentes que con las que no nos identificamos, repito, pero que este año no han salido o como en el caso de furtivos, lo habrán hecho pero en menor cantidad.
En resumen, la ausencia de gente en el campo ha provocado que los animales tengan un comportamiento mucho más confiado.
«Me comentaba un labrador soriano que no había visto nunca hasta ahora a los corzos por el camino quedándose parados a mirar a los coches»
JIH: ¿Crees entonces que va a afectar mucho a la actividad cinegética?
PO: Pues probablemente esta temporada por mucho que se cace será inferior a otros años, lo que dará lugar a que el próximo año haya más abundancia y para mí ayudara a que se solucione un problema que sabes que existe, como es la caza de animales juveniles de corzo y que este año se van a salvar y gracias a eso el año que viene tendrán un año más, y, bueno, en ese sentido pues será bueno para el corzo.
Por otra parte, en estos meses que no se ha cazado tampoco se ha perdido mucho de gestión, porque donde verdaderamente se hace la gestión y por desgracia no lo hacemos, es con la hembras y ejemplares juveniles, por lo que aunque se queden algunos machos en el campo no pasa nada, ya que la especie tiene mecanismos para que después cada corzo defienda su parcela y no haya sobredensidad.
Como digo, la gestión real es la de las hembras en invierno y la asignatura pendiente en nuestro país que es la caza de juveniles.
En resumen, en estos dos meses se habrían cazado en un 70% ejemplares de tres o cuatro años o hasta de dos que habría estado bien dejarlos en el campo, quizá unos ejemplares ya cumplidos que si habría estado bien quitarlos y poco más, con lo cual repito no se debe de notar la carencia de esa gestión en esa época.
«La gestión real del corzo es la de las hembras en invierno y la asignatura pendiente en nuestro país que es la caza de juveniles»
JIH: ¿Crees que de alguna manera se está produciendo en los últimos años una sobrecaza del corzo? Hemos pasado de no tener interés a un interés desmesurado por su caza.
PO: Esto es el célebre dilema de que fue antes si el huevo o la gallina.
Al final el hecho es que en España se ha producido una circunstancia que ya ha pasado antes en otros países como Suecia, Inglaterra, Escocia.
La expansión del corzo en los últimos treinta años se ha producido ya antes en otros muchos sitios y eso es debido al abandono del campo, la reducción de predadores, etc. Una vez que se ha producido esa expansión, el cazador se encuentra con que está desapareciendo el conejo, la perdiz, y en cambio ahora tiene corzos a su disposición y, digámoslo así, proyectan su afición al campo y a la caza hacia esta especie.
Cierto es que en algunas zonas sí está habiendo sobrecaza, sin ninguna duda y debido sobre todo a lo que yo denomino sistema perverso de precintos que hacen que se arrienden cotos con un número de precintos ‘incluido’ superior al autorizado.
El que arrienda un coto espera cazar más que los que sabe que están autorizados, de tal manera que eso es una ‘mesa de tramposos’ en la que todos van a ver cuál saca más del tema. El que vende pide esos precios porque sabe que va a cazar más y el que compra lo paga por la misma razón.
Yo te puedo contar que he perdido un coto este año que tenía desde hace veinte años con gestión modélica porque ha venido un señor y ha ofertado ¡8.000 € por cada precinto! Por lo que tengo el dudoso placer de ostentar el récord de haber roto el precio por precinto.
Para que te hagas una idea el año pasado cace dos corzos de los cuatro precintos que tenía…contra eso no se puede luchar.
«He perdido un coto este año que tenía desde hace veinte años porque ha venido un señor y ha ofertado ¡8.000 € por cada precinto!»
JIH: ¿Sanitariamente puede beneficiar al corzo esta falta de presión?
PO: A ver, tanto el gusano de la garganta como la hipoderma de debajo de la piel son enfermedades densodependientes, por lo que cuantos más animales haya más virulentas serán, evidentemente.
Pero volvemos a lo anterior, esa reducción de densidad cuando se puede hacer y es efectiva será con las hembras porque quitarle ahora a un territorio de, por ejemplo, mil hectáreas, cuatro o cinco machos no supone nada.
«El gusano de la garganta como la hipoderma de debajo de la piel son enfermedades densodependientes, evidentemente cuantos más animales haya más virulentas serán»
JIH: ¿Qué andas haciendo ahora?
PO: Pues por ‘presión’ de mis hijos, sobre todo del pequeño, me he metido en Instagram y tengo ya casi seis mil seguidores y eso me mantiene vivo (ríe).
Es el futuro, es una manera de lanzar mensajes como que la caza y la conservación son absolutamente compatibles, e incluso he abierto un canal de YouTube para hacer llegar este tipo de mensajes.
JIH: ¿Cuéntanos algo sobre el Proyecto Aequilibrium?
PO: Bueno, pues ya vamos por el tercer año consecutivo desarrollándolo.
Todo nació hace cuatro años cuando en mi coto de Soria vi predar un corcino por un águila real y eso me hizo pensar en que podía ser interesante hacer un estudio sobre ello para demostrar que la caza y la conservación van de la mano y, teniendo como protagonistas a dos especies tan emblemáticas como el águila real y el corzo, vi la oportunidad de mostrar no solo que los cazadores somos conservacionistas sino de demostrarlo.
Consiste en colocar cámaras de foto trampeo en nidos de águila real en zonas del centro de España donde al no tener caza menor con que alimentarse, están viviendo de los corcinos y como con esto, a su vez, hacen una labor de control de las densidades y como consecuencia de las enfermedades, con lo cual hay un beneficio mutuo.
Es un proyecto empujado por cazadores en su mayoría los de la Asociación del Corzo Español.
Ya en el primer año se confirmó la tesis, al comprobarse que el 60% de las proteínas que reciben en sus primeros años de alimentación los pollos provienen de los corcinos.
Es un trabajo ímprobo y en breve anillaremos el pollo número 100, lo que le hace único en el mundo porque en ningún proyecto se han anillado cien pollos de águila real, algunos con radio seguimiento.
Concretamente este año 2020 contamos con el apoyo de la Comunidad de Madrid para poder hacerlo aquí y esto quiero resaltarlo.
JIH: ¿Crees que esta situación de ejemplares de especies cinegéticas invadiendo las ciudades, carreteras, etc. puede cambiar la imagen de cazador y convertirla en la de un elemento necesario en la gestión de estas poblaciones?
PO: Yo soy pesimista, creo que al final vivimos unos tiempos cada vez más de radicalización que se agudizaran en poco tiempo.
En este confinamiento se ha demostrado que hay grupos radicalizados con planteamientos ideológicos con acceso a mecanismos del poder, que van a intentar imponer su visión política sobre el tema de la caza, y lo peor es que hay una parte de la sociedad que les apoya porque creen en su visión. Como mucho quizá se consiga una aceptación, pero como mal menor.
«En este confinamiento se ha demostrado que hay grupos radicalizados que van a intentar imponer su visión política sobre el tema de la caza»
JIH: ¿Y del Gobierno qué esperas?
PO: La verdad es que nada… que se vayan (ríe). Hay mucha voluntad de imponer un programa político que va a ser nefasto para España.
«Del Gobierno, la verdad, no espero nada… que se vayan»
JIH: ¿Lo primero que harás cuando se acabe el confinamiento? Pablo Ortega:
PO: Pues irme a mis tierras de Soria a dar unas galopadas con mi perro.
¿Qué si voy a cazar? Pues a lo mejor sí, pero no es lo prioritario para mí en este momento, ya voy cambiando mis prioridades y busco un bicho concreto. Ya no me divierte salir el primer día a cazar por cazar, para mí en este momento el tiro es el final de todo un proceso previo.
«Para mí en este momento el tiro es el final de todo un proceso previo»
JIH: ¿Cómo saldremos de esta?
PO: Vamos a sufrir muchísimo, incluso me pregunto hasta qué punto muchos no estamos escondiendo la cabeza debajo del ala y no dándonos cuenta del sufrimiento que ya hay en nuestro entorno, las colas para conseguir comida, gente con meses sin cobrar el ERTE…
Se saldrá, pero habrá que echar una mano todos, hacer piña, empujar para adelante. Habrá que agarrarse a aquello de que los españoles somos capaces de superar cualquier cosa cuando nos ponemos a ello, ¿no?
«Vamos a sufrir muchísimo, incluso me pregunto hasta qué punto muchos no estamos escondiendo la cabeza debajo del ala y no dándonos cuenta del sufrimiento que ya hay»
En Pablo Ortega se juntan dos facetas que van muy unidas, aunque algunos se empeñen en separarlas, la caza y la conservación.
Pablo representa una corriente dentro del mundo de la caza que asume muy bien esos dos principios y eso le hace ser, cuando menos, polémico en cuanto a su manera de entender la caza y su ética pero, lo que nadie le puede negar es que, de corzos, algo sabe.