Cesáreo Martín Martínez es el decano de la prensa cinegética española, pero es inquieto, incansable, no para, tiene muchísimas cosas que contar.
Son ya muchos años los que hace que conozco al incombustible Cesáreo Martín Martínez (CM) y desde entonces siempre hemos tenido una relación de amistad que aún perdura, salvo ciertas ocasiones en que, como en cualquier relación prolongada, tuvimos nuestros ‘desencuentros’ sobre todo cuando se enfadaba conmigo…
JIH: Pero, más que seguir yo relatando sobre Cesáreo, es él quien tiene muchas cosas que contarnos, ¿o no, querido amigo?
CM: Pues la verdad es que sí, te puedo contar desde un cuento hasta mil realidades de antes y de ahora.
JIH: Brevemente, que te conozco, dinos cómo, cuándo y por qué comienzas a meterte en estos líos…
CM: Con lo primero que empecé fue con la pesca, en León, y con ocho o nueve años acompañando a mis padres.
Con unos trece años, hacíamos novillos en clase para irnos al río en pleno mes de febrero, romper el hielo y coger mano un par de truchas que después vendíamos a los bares con lo que sacábamos podíamos ir a cine y comprarnos un paquete de pipas, que era nuestra diversión en aquella época…
«Con unos trece años, hacíamos novillos en clase para irnos al río en pleno mes de febrero, romper el hielo y coger mano un par de truchas que después vendíamos a los bares»
JIH: Y a la caza, ¿cómo llegas?
CM: Pues fíjate, casi por casualidad.
Estaba en un pueblo de Teruel con la que entonces era mi novia, Leonor, y que después fue mi esposa durante casi cincuenta años, cuando un día mis cuñados, todos muy cazadores, me invitaron a ir de caza y recuerdo que me dejaron una paralela que me destrozó el hombro, pero con la que cobré más de treinta codornices solo por la mañana y otras tantas por la tarde, y ¡no había pegado un tiro en mi vida!, y ahí me entró el veneno, me compré una escopeta –paralela no por supuesto– y un perro que casi me llevaba a cazar él a mí y hasta ahora.
JIH: Parece en toda tu trayectoria tus relaciones con la Guardia Civil han sido variadas, sobre todo en tus años mozos…
CM: Cierto, mi padre era ganadero y yo, sin edad para conducir, llevaba en una furgoneta el ganado al matadero y demás, ante lo cual la Guardia Civil –que ya me conocida– miraba para otro lado… y cuando me veían a mi padre le tocaba invitar a café, copa y Farias (sonríe).
Entonces todo era más natural, más abierto… ahora casi es todo es políticamente incorrecto.
JIH: Y ya de adulto, ¿cómo te has llevado con la Benemérita?
CM: En general bien.
La verdad es que por una parte estoy galardonado por la Guardia Civil por mi defensa de la naturaleza y, por otra, en alguna ocasión se han estrellado conmigo, como una vez en Guadalajara cuando retiraron las armas en una montería de forma a mi entender ilegal, lo que me llevó a iniciar un proceso contra ellos que duró más de dos años y que al final gané.
JIH: Con Cesáreo hablamos mucho de caza, pero la pesca ha sido y es parte muy importante de su vida, ¿qué te tira más, la caza o la pesca?
CM: Yo siempre digo que soy pescador antes de cazador, porque como te dije antes con ocho años ya estaba en el río, más o menos legalmente. Eso me hizo conocer los peces, su comportamiento, etc.
A la caza como llegué con más de veinte años y por casualidad.
«Yo siempre digo que soy pescador antes de cazador, porque con ocho años ya estaba en el río, más o menos legalmente»
JIH: Y como ha sido tu trayectoria profesional, porque tú no eres periodista…
CM: Pues al igual que con la caza, también llegué por casualidad.
Yo soy topógrafo, trabajé en compañías como Dragados hasta que monté mi propia empresa de construcción y, a la vez, iba de caza, sacaba fotografías y, de vez en cuando, escribía alguna cosita con mis ‘aventuras’.
Debían ser interesantes porque algunos amigos me empujaron a que los escribiera para alguna revista, hasta que en 1973 Joaquín España Payá me propuso escribir para Caza y Pesca, pero con dedicación y pagado, allí me inicié con el tema de perros y así me fui pasando a la prensa.
Por eso digo que soy periodista por vocación, después por profesión, aunque estoy reconocido como tal por mis años dedicado a la prensa y tengo incluso mi carnet que lo acredita. De hecho, soy el decano del sector.
«En 1973 Joaquín España Payá me propuso escribir para Caza y Pesca, allí me inicié con el tema de perros y así me fui pasando a la prensa»
JIH: Y después de Caza y Pesca un largo recorrido…
CM: Caza y Pesca cerró siendo yo su último director, creo que por agradecimiento y como despedida. Antes hice tándem con Adolfo Sanz en numerosos proyectos, al que conocí en la revista Tiradores de Gerardo Romero-Requejo, después estuvimos en Cazadores, Mundo Cinegético, el grupo Paul Parey España o la revista Jara y Sedal que recuerde.
Obviamente también participamos en proyectos de manera individual, porque yo antes de conocer a Adolfo ya era freelance, piensa que entonces había veintidós revistas de caza, pesca y tiro y yo colaboraba en siete de ellas.
También a modo individual colaboré con el Grupo V, en prensa escrita –fui director de Tiro de Caza– y en televisión –Cazavisión en sus inicios–; y en otros medios, como la desaparecida Gaceta del Cazador y Pescador, que era como un periódico.
JIH: Eso te iba a comentar ahora, porque la radio también ha sido y es tu medio…
CM: Cierto, llevo también muchísimos años en ese medio, al que tengo un cariño especial.
Comencé de contertulio en Radio Intercontinental durante dos años en el programa Caza, Pesca y Mus, con José Manuel Madrigal, más conocido como Maito, y con José María Aramberri. Más tarde colaboré con Antonio López en Radio España, donde permanecí dos años más.
Pasado el tiempo, al final del siglo XX, ya como director, di el salto a Linde y Ribera en Onda Cero, donde estuve más de quince años hasta que Antena 3 decidió prescindir de la caza y de la pesca en su programación. Después estuve cuatro años en Gestiona Radio y de ahí pase a Lances de Radio del Club de Caza donde he estado otros cuatro años.
«Ya como director, di el salto a Linde y Ribera en Onda Cero, donde estuve más de quince años. Después estuve en Gestiona Radio y de ahí pase a Lances de Radio del Club de Caza donde he estado otros cuatro años»
JIH: Después de todas estas experiencias, en este momento, ¿qué medio crees que es el más adecuado para transmitir el mensaje del sector de la caza y la pesca?
CM: Todo ha cambiado mucho, ahora lo que prima es lo digital y, para mí, con eso se pierde ‘calor’ y acercamiento, todo es más artificial.
Actualmente priman los vídeos de uno o dos minutos porque más largos ‘cansan’, todo se hace a través del móvil o las tablets… de hecho de las veintidós revistas que te comenté que había, tan solo quedan dos.
Además, con esto de los móviles cualquiera da su opinión y se ‘convierte’ en periodista, desvirtuando así la profesión.
«Todo ha cambiado mucho, ahora lo que prima es lo digital y, para mí, con eso se pierde ‘calor’ y acercamiento, todo es más artificial»
JIH: ¿Cómo crees que ha evolucionado la prensa especializada?, si es que lo ha hecho. ¿Crees que está a la altura de lo que la sociedad demanda manteniendo una imagen de la caza que va acorde con los tiempos?
CM: Ahora mismo y lamentablemente desde que ha entrado la política, la caza ya no es lo que era, la información de la caza tampoco, ya que antes era portada una foto con un trofeo y ahora hay que maquillarlo todo, como te decía antes, hemos perdido ‘calor’, cercanía, ahora hay que medir todo lo que dices y como lo dices para no ofender al vecino de al lado.
Por poner un ejemplo, ahora está mal visto que el cazador se divierta cazando y se prefiere pagar para que lo hagan profesionales, aunque eso cueste dinero al erario público, es todo una hipocresía, una política bananera.
«Ahora está mal visto que el cazador se divierta cazando y se prefiere pagar para que lo hagan profesionales, aunque eso cueste dinero al erario público, es todo una hipocresía»
JIH: ¿Cómo ves la prensa generalista la caza y la pesca?
CM: Pues fíjate si es indignante, una falta de respeto y de profesionalidad y de todo lo que te diga es poco, que, teniendo campeones del mundo de plato, de caza… no son capaces de recogerlo en sus medios.
Todo depende de lo que se trasmita, si das una publicidad de que los cazadores ‘matan’ se convierten en asesinos, pero si dices que se están controlando ejemplares de unas especies y que a su vez existe el aprovechamiento de una carne ecológica magnífica, la cosa puede variar.
Es triste que no se consuma una carne como esta porque provenga de la caza o de la pesca, recuerdo como antes siempre había carne de caza o de pesca en temporada con lo que eso significaba para el sector de la restauración en nuestro país.
Cesáreo Martín ha realizado numerosas entrevistas y reportajes a los personajes más relevantes de la caza, la pesca y el tiro, aquí solo vemos algunos ejemplos:
JIH: ¿Qué parte de culpa habéis tenido la prensa y las redes sociales en esta situación?
CM: Siempre he dicho que lo ‘nuestro’ hay que sacarlo del sector. Por eso me gusta la radio, porque me permite salirme de él, me permite exteriorizar la caza, hay que hablar de todo lo que la rodea porque la caza es algo más, es cultura, es tradición, respeto a la naturaleza… mucho más que un trofeo. Y haciéndolo así, quizá la prensa generalista la verá de otra manera y se acercaría más a la parte esencial de la caza.
«Me gusta la radio, porque me permite salirme del sector, me permite exteriorizar la caza, hay que hablar de todo lo que la rodea porque la caza es algo más, es cultura, es tradición, respeto a la naturaleza…»
JIH: ¿Cómo has visto evolucionar la caza en este tiempo de profesión, ¿cómo ha ido cambiando la forma de verla por parte de la sociedad?
CM: La he visto evolucionar muy mal.
Yo lo siento, pero eso de que se cace un animal a mil metros lo odio, a mí me gusta lo que se me enseñó cuando empecé a cazar, el acercamiento, meterme encima del animal y si se va, que se vaya.
Yo me sigo apuntando a las monterías con escopeta, ni el rifle quiero, y no te digo ya los visores térmicos, etc., me parece todo muy artificial. Lo admito, pero lo odio, repito.
«Yo me sigo apuntando a las monterías con escopeta, ni el rifle quiero, y no te digo ya los visores térmicos, etc., me parece todo muy artificial»
JIH: ¿Crees que la caza comercial, la ‘trofeitis’ y demás han sido o son negativas para la imagen del mundo de la caza?
CM: Totalmente negativos.
Se vende la ‘trofeitis’ para cobrar más caro. Los cercones, otra cosa que odio, si quieres tirar hazlo al plato o haz recorridos de caza que son divertidísimos y te inflas a tirar.
Que conste que cuando digo que odio estas cosas me estoy refiriendo que estoy un paso más allá de que no me gusten, no es odio como tal, que no se entienda mal, que yo no odio a nada ni a nadie.
«Los cercones, otra cosa que no me gusta, si quieres tirar hazlo al plato o haz recorridos de caza que son divertidísimos y te inflas a tirar»
JIH: ¿Qué parte de culpa ha tenido el colectivo cazador en esta situación actual?
CM: La culpa la ha tenido la desunión.
Cada vez que pides apoyo, firmas o cosas así, la gente es muy reacia a hacerlo. Les tienes que dar todo hecho, que no cueste esfuerzo, ni dinero, y así no puede ser.
JIH: Vamos a ponernos taurinos y a cambiar de tercio, ¿por qué todo el mundo se mete con la caza y nadie con la pesca?
CM: Porque es la mayor hipocresía del siglo XXI.
Ahora se vende la pesca sin muerte o captura y suelta que es más fino. Y son totalmente diferentes, captura y suelta es cogerla y soltarla en el momento y sin muerte es capturarla, meterla en un rejón y tenerla ahí hasta que finalice la competición se haga el pesaje y entonces la devuelves al agua.
En la pesca hay más hipocresía aún que en la caza, ahora todo es sin muerte y parece que no se hace daño, si supieran la cantidad de truchas que cuando se sueltan ya están muertas, entre otras cosas por las horas que se han tirado en la cesta, por el estrés de cogerlas para hacerse las fotos, en fin… y a eso une que ya prácticamente no se pueden utilizar las artes tradicionales, el cebo natural, ahora solo la cola de rata o la mosca seca que ni siquiera es española.
«En la pesca hay más hipocresía aún que en la caza, ahora todo es sin muerte y parece que no se hace daño, si supieran la cantidad de truchas que cuando se sueltan ya están muertas»
JIH: ¿Qué pasa con tu querida trucha común?
CM: ¿Por qué ahora la pesca es sin muerte o captura y suelta? Pues porque no hay truchas, evidentemente.
Ahora los ríos no crían truchas y eso es debido a que nadie se preocupa de la calidad del agua, de que haya caudales mínimos debajo de los embalses, que esa es otra, les ha dado por demoler los embalses –y llevan más de quinientos– para que los peces puedan remontar el curso como lo han hecho toda la vida…
Las piscifactorías solo pueden criar truchas de la librea autóctona de cada río, y no se hace porque cuesta dinero y es mejor dedicarlo a macrofiestas o macroconciertos y cosas así que son más populares.
«Ahora los ríos no crían truchas y eso es debido a que nadie se preocupa de la calidad del agua, de que haya caudales mínimos debajo de los embalses»
JIH: ¿Crees que la marea naranja, las movilizaciones y demás sirven realmente para algo?
CM: Sí, para mí son imprescindibles.
Día a día, cada uno vamos por nuestro lado y esta es la única manera de demostrar unión, aunque solo sea un día como el 20-M, y eso se vio en que ni los políticos ni los periodistas generalistas supieron reaccionar y dar la noticia tal como era, lo disfrazaron con que si fueron los ganaderos y tal, pero fuimos los cazadores y eso se dio porque no estaban acostumbrados a vernos juntos.
Nos han dividido con diecisiete licencias, diecisiete leyes de caza…
JIH: Entonces, podemos decir que ¿la desunión sigue siendo el mayor de nuestros males?
CM: Sí, por supuesto, es el mal número uno.
Los ecologistas han pasado de pelearse por coger las subvenciones a unirse para conseguirlas y ahí los tienes. Y eso teníamos que hacer nosotros y para eso están las federaciones que, mientras no haya otra asociación nacional, son el único portavoz del cazador y si hubiera más federados se tendría más dinero para abogados y otras actividades encaminadas a la defensa del cazador.
Y con esto no te digo que sea pro-federación, pero piensa en que, si el ministerio pidiese una reunión con los cazadores, ¿quién sería nuestro portavoz en este momento?
«Los ecologistas han pasado de pelearse por coger las subvenciones a unirse para conseguirlas y ahí los tienes. Y eso teníamos que hacer nosotros»
JIH: Para la prensa meterse con la Administración es el deporte nacional, ¿cuál ha sido tu relación con ella en todo este tiempo? ¿Cómo la has visto evolucionar con respecto a los temas de caza y pesca?
CM: Yo no me meto con las Administraciones o los Gobiernos, me limito a decir la verdad, a decir lo que no hacen o lo que hacen mal.
Mira, el político va buscando el voto y le importa un bledo si hablamos de caza, de agricultura o de fiestas… no va más allá.
Andalucía vio que la caza también vota y ahora parece que todos la quieren, antes de las elecciones por supuesto.
«El político va buscando el voto y le importa un bledo si hablamos de caza, de agricultura o de fiestas… no va más allá»
JIH: Que se está haciendo mal y cual, a tu juicio, sería la solución
CM: Fácil, una ley de caza única con tantos apartados como comunidades. Una ley del 70 mejorada y actualizada, en suma.
JIH: Estamos viviendo unos días terribles con la política, ¿cuál crees que es su papel en el futuro de la caza?
CM: Habría que hacer un partido político de la caza, tenía que estar en el Congreso, en el Senado, aunque es una ilusión que no va a llevarse a cabo porque hay que tener la fuerza de la unión y la gente de dentro de la caza está comprometida con sus partidos respectivos.
JIH: Ya estas jubilado, pero no paras, ¿a qué te dedicas ahora? ¿Cómo te llevas con las nuevas tecnologías?
CM: Yo soy de la vieja usanza y las nuevas tecnologías no me acaban de convencer, sigo usando mi bolígrafo, mi lápiz de minas que afilo con una cuchilla, sigo escribiendo a mano.
Uso las nuevas tecnologías, pero porque no me queda otra, de hecho los programas los hago por Internet pero no quiero meterme más en ello.
En cuanto al trabajo, ahora estoy en ‘hibernación’ aunque tengo tres cosas en el aire y a la espera de la que primero salga.
JIH: Por cierto, creo que has escrito un libro…
CM: Sí, lleva por título ‘La perdiz’ y lo tiene la Editorial Solitario, y es que estoy enamorado de la perdiz y este mi pequeño homenaje antes de que desaparezca.
JIH: De entre tantas entrevistas que has hecho, ¿con cuál te quedas?
CM: Con las que he hecho a la gente mayor, ir a un pueblo, encontrar un mayor sentado en el poyo de la puerta y que me cuente sus historias es algo inigualable.
Recuerdo una a un guarda de Gredos con 105 años que me concedió la entrevista solo si le compraba su libro, cosa que hice, claro. Esas son las que me gustan porque son los únicos que me pueden aportar algo de verdad.
«Recuerdo una a un guarda de Gredos con 105 años que me concedió la entrevista solo si le compraba su libro, cosa que hice, claro»
JIH: Te gusta entrevistar a las personas mayores para que cuenten lo que hicieron de jóvenes, yo te pregunto, entre tus años 25 y 35, por ejemplo, ¿cuál era tu vida?
CM: Siempre he llevado una vida muy activa, el trabajo, la familia y el tiempo liebre que supongo que es lo que preguntas.
Con mi Seiscientos, en esa época en marzo empezaba la pesca de salmónidos hasta agosto, que colgaba la caña y cogía la escopeta y mi garabito para practicar la media veda hasta octubre, que cambiaba la escopeta por el rifle para irme a la caza mayor hasta enero y de enero a marzo, tiempo muerto en el campo, me iba a tirar al plato, así todo el año ocupado…
JIH: Eso de que eres gafe será mentira, ¿no?
CM: ¡Qué va, es que lo soy!
Mira, por ejemplo, una vez que fui con mi hijo César al corzo, amaneció una mañana magnífica, íbamos con mucha ilusión, y cuando estamos llegando cae la niebla y me dice el organizador que eso es cosa de nada que levanta rápido… A las siete pregunté por un bar para desayunar y hasta las nueve no salió el sol.
Nos pusimos en marcha y al poco acabamos localizando una pareja de corzos, el macho era enorme, los entramos mi hijo y yo muy despacio, con el aire a favor y perdiéndoles momentáneamente de vista por un montículo que nos separaba. Plan perfecto, nada podía salir mal.
Asomamos con mucha precaución y… ¡habían desaparecido! Era imposible, si no había una mata en kilómetros a la redonda, esperamos un buen rato, y nada, se los había tragado la tierra. Encima al volverme se me torció un tobillo y me caí, haciéndome un esguince, teniendo que anular la salida de la tarde.
Al llegar mi hijo y yo –cojeando y apoyado en César– a la altura del organizador, que no nos acompañó por hacer menos ruido, le comentamos lo ocurrido.
Por ser tan magnífico trofeo, llamaron a otro cazador para la tarde, y este dio caza a un corzo récord, al parecer se habían tumbado en una especie de hendidura que no se divisaba desde nuestra posición. El caso es que no tuvieron problemas en cazar un corzo extraordinario.
Y te podría contar mil más parecidas a esta.
JIH: Obviamente con tanto trajín te habrán ocurrido muchísimas anécdotas, cuéntanos alguna
CM: Claro, me han ocurrido otras mil y pico (ríe).
Estaba en Alessandria (Italia) en un Campeonato del Mundo de San Huberto, acompañado por mi querida mujer Leonor a la que tanto echo de menos.
En la presentación de Campeonato irrumpió un grupo de ecologistas protestando contra la caza, me infiltré entre ellos con el objeto de hacer mejores fotos.
Llovía a mares y escondí la cámara en el chubasquero para pasar desapercibido.
Los Carabinieri de antidisturbios establecieron una línea de separación con los que protestaban.
De repente, Leonor, que no se había percatado de mi jugada, cuando me vio al otro lado comenzó a gritarme: «¡Pero, Cesáreo!, ¿qué haces ahí?».
Yo gesticulaba como podía para decirle que se callara que me iban a descubrir.
Sin embargo, fueron los propios Carabinieri los que me descubrieron con tanto gesto raro que hacía, y entre dos ‘armarios’ y casi en volandas me llevaron al lado de los ‘buenos’.
JIH: Nos tendremos que ir a comer, ¿qué comemos?
CM: Yo he comido en sitios de postín, pero te aseguro que soy feliz comiendo unos huevos fritos con panceta, eso sí, con huevos de gallina conocida y con puntillita. Si ya queremos lujos, una paletilla de cordero.
«Te aseguro que soy feliz comiendo unos huevos fritos con panceta, eso sí, con huevos de gallina conocida y con puntillita»
Qué decir de este rato con el decano de la prensa de caza, pesca y tiro de nuestro país, múltiples anécdotas –algunas compartidas– y un sinfín de historias que darían para un libro de buen tamaño.
Siempre crítico, a veces gruñón, pero siempre buscador de la verdad, amigo de sus amigos y amante de la caza y la pesca y, sobre todo, de su profesión de adopción, el periodismo.