Con la caza a cuestas Opiniones Relatos

A la vera de una candela, por Ángel Luis Casado

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A la vera de una candela…

Arde la lumbre en la platea del teatro político y hasta los palos del sombrajo nos van a quemar, dando una imagen que solo igualaría el reflejo de un espejo roto. Arden los palos de la moral, la economía y la salud como no lo harían ni los de encina seca, iluminando el triste ambiente que se avecina o, mejor dicho, que tenemos de nuevo. Y es que el bicho nos condiciona la vida otra vez, si es que dejó de hacerlo desde que apareció.

Suena a metálico el chirrido del cierre de año, como oxidado, cansado y quejicoso. Igual que el ánimo que respira la sociedad en general y, en particular, la cuadrilla de cazadores españoles: monteros, rehaleros, acemileros, carniceros, orgánicos, propietarios, taxidermistas, armeros, galgueros, los de la pluma y el pelo en la menor, etc., etc. ¡Todos!

Somos y seremos cazadores, moleste a quien moleste candela

Hoy no toca hablar de los políticos que dirigen la cosa (tregua navideña). Porque a pesar de todo lo que están sembrando a nuestro paso y alrededor, no nos van a hacer hincar la rodilla. Porque a pesar de legislar para impedir nuestra actividad e intentar que terminemos claudicando, se terminarán yendo más pronto que tarde, en cuanto nos den la primera oportunidad de votar. Así que ¡ánimo y cabeza alta! Somos y seremos cazadores. Moleste a quien moleste. Y un aviso a los partidos que quieran casi un millón de votos: vayan desmontando este kiosco de paniaguados y perroflautas que no se han visto en otra parecida en su vida.

Decía el padre de un amigo (agricultor y alcalde de su pequeño pueblo abulense en el que quedó dinero en el cajón cuando decidió dejar de serlo):

“Cuando al que nunca fue cosa y cosa le hacen, cuando llega a ser cosa, ¡qué cosas hace!”

Sé que tenemos que mejorar en muchos aspectos, pero conozco a muchos cazadores que cada día ponen todo de su parte para intentar que las cosas se hagan con criterio y bien. Por eso soy optimista. Queda que los demás ayudemos, aportando o dejando de poner palos en las ruedas.

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Nítida me llega al oído la carrera del cochino candela

Le echo otro leño a la lumbre sin apartar los ojos de las llamas, hipnotizado. Intento poner orden a los recuerdos que me vienen a la cabeza tras un gesto tan simple como el de atizarla…

Siento una ladra de perros francos hacia mi puesto y las caracolas cortando el silencio de la fría tarde. Las carreras en el monte. Los últimos disparos y, nítida, me llega al oído la carrera del cochino buscando el escape de la mancha por la mismísima tablilla de mi postura. Ni me muevo. Levanto lentamente el rifle y lo espero con él a medio encarar. Le siguen un par de perros que me confunden con los pasos del marrano. Se mueven las jaras a mi izquierda…, por aquí viene, pero… ¡se da la vuelta a un par de metros del cortadero!

El pecho me va a explotar por los latidos del corazón candela

No sé por dónde anda el jodío. Tras el rehúse a asomar la jeta por lo limpio, ¡lo he perdido! El tintineo de la campanilla del perro dibuja un círculo que me advierte que también los ha despistado a ellos, pero sigo dejándome las pestañas entre el espeso jaral cuando, en lo más alto, un tenue balanceo del cogollo de una jara me advierte que por ahí se acaba de escurrir el cochino.

Vuelvo a levantar el arma mientras voy girando el cuerpo ahora hacia mi derecha y en un visto y no visto veo saltar al cortadero la silueta a contraluz de un buen jabalí. En el abrir y cerrar de ojos que duró su viaje por la monda, le dio tiempo a sentir que el primer tiro fue solo un saludo cordial, una salva al aire, mientras el segundo le daba alguna muestra de mis malas intenciones cuando alcanzaba de nuevo el monte.

¡Por los pelos! Candela

Con la CAZA a cuestas, en sueños escribo candela en la arena

Intenso, emocionante y fructífero lance. Ni el hecho de que fuera cochina le restó un ápice al mismo (Morro del Ojo, El Alcornocal). La cosa siguió cuando llegaron los dos perros y dieron con él (ella) pero esto queda en Con la CAZA a cuestas’.

En sueños escribo candela en la arena y creo que ni la sexta ola lo borrará, pero conviene tener memoria…, la marea está subiendo.

Tampoco borrará la caza y esto lo digo despierto.

¡Mucho ánimo!

¡Feliz año nuevo! Candela

Por Ángel Luis Casado Molina / www.librosdecaza.es

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