Caza y medioambiente Opiniones

Lobos, ecologistas y clasismo animal, por Antonio Conde

Lobos, Antonio Conde
‘Lobos, ecologistas y clasismo animal’ es una nueva y brillante reflexión de Antonio Conde Bajén.

La empanada de contradicciones de los ecologistas es ya indescifrable. Y es comprensible que ocurra así, porque siempre se han caracterizado por un actuar basado en el más absoluto desconocimiento; sobre todo en ignorancia sobre el mundo rural. Su ideal es construir el mundo a la escala de su comunidad de vecinos. Y lo que no ven, no existe. Y qué mejor para no verlo que negarlo y ocultarlo.

Todos estamos de acuerdo en prohibir las peleas de perros; eso desde mucho antes de que naciera el más viejo de los ecologistas de hoy y, sin embargo, con su errática política sobre el lobo y sus luminosas ideas para ‘minimizar’ el daño al ganado, están condenando a sangrientas peleas a muerte a los perros de los pastores. Pero, como no son sus perros, eso no les importa. Por no hablar de la terrible muerte del ganado que atacan.

Ellos siguen en la arcadia feliz de su urbanización, exigiendo que el mundo rural retroceda 200 años Conde

Es decir, que ellos siguen en la arcadia feliz de su urbanización, exigiendo que el mundo rural retroceda 200 años en el tiempo para que ellos tengan la oportunidad de disfrutar de un artificio de España salvaje de fin de semana, como si se tratara del Puy du Fou de la naturaleza al que, por supuesto, llegan en coche y por autopista.

Pero en el caso del mundo rural existe una drástica diferencia; no hay actores ni coreografías; no hay bailarines ni batallas con atrezo y fuegos artificiales; no hay caballos en ejercicio de doma. Hay simple supervivencia; hay sangre real; hay dolorosas evisceraciones; hay agonías terribles. Por supuesto, no hay aplausos al final de la actuación donde los aparentemente muertos se levantan y saludan; no cabe la coletilla hollywoodiense de «ningún animal ha sido dañado en la filmación de las escenas».

Un verdadero drama para los habitantes del agro Conde

Estamos ante un verdadero drama; no de los ecologistas o de la ministra Ribera, por supuesto, sino el de los habitantes del agro; el de su ganado. Lo que les están exigiendo es que deben dejar despedazar a sus vacas, caballos, perros… porque ellos quieren poder hacer visitas guiadas al lobo. Les están exigiendo que sean simples espectadores ante la matanza de sus animales y les amenazan con sancionarles como les defiendan, si ello puede dañar al lobo.

Me encantaría ver su reacción si alguna vez un animal silvestre atacara a su yorkshire; si alguien les dijera que no pueden intervenir si un azor le echa sus garras encima mientras le despedaza, ante la posibilidad de dañar al ave.

No hay que acabar con el lobo, pero sí que debe temer al hombre

Con ello no quiero decir que haya que acabar con el lobo, pero sí que debe temer al hombre. Porque los mastines defienden al ganado de dos formas; por su fuerza y porque los lobos (hasta ahora) saben que detrás de los perros va el hombre. Si no existe ese temor, la llegada de los mastines será respondida por la fuerza de los lobos. Hacen falta un mínimo de dos mastines para hacer frente a un lobo, porque uno a uno, aún disponiendo el mastín de carlanca, el resultado será siempre dudoso y enormemente sangriento en cualquier caso.

No hablo ya del insufrible coste de tener una sección de infantería en forma de mastines (en nuestras fuerzas armadas serían unos veinte hombres) como prevención del ataque de un pelotón de lobos (en nuestras FFAA, unos siete hombres), sino de la incoherente tranquilidad con la que esos ecologistas están condenando a muerte a tantos perros.

La economía del hombre rural, incluso su propia vida y su familia, les da absolutamente igual

Soy consciente de que la economía del hombre rural, incluso su propia vida y su familia, les da absolutamente igual, tanto a los ecologistas como a la ministra, porque les consideran infrahombres; a su patrimonio infra patrimonio; a su ganado, infranimales. Lo que es nuevo es que ahora consideren que sus perros son infraperros que, ni de lejos, tienen los mismos derechos de bienestar que sus ‘mascotas’. Es el caso más descarado de incoherencia argumental o, quizás, de clasismo animal que sorprende viniendo de un colectivo que innegablemente coincide políticamente con una extrema izquierda (por muy izquierda de caviar en Galapagar que se manifieste) que se dice belicosa en la lucha de clases.

Por Antonio Conde Bajén

Artículos relacionados

El Gobierno y las autonomías acuerdan prohibir la caza del lobo también al norte del Duero

Enlaces a otros artículos de Antonio Conde

Los antisistema en el mundo rural

Sí, la gran traición (contrarréplica a ARTEMISAN en el tema de las tórtolas)

Sobre tórtolas y codornices; la gran traición

Muerte en la sierra, una poesía de y recitada por Antonio Conde

AGENTES FORESTALES Y SU PRETENSIÓN DE LLEVAR ARMAS. ¿POLICÍAS, POLICÍAS JUDICIALES?

Ecologistas

Meterse en camisa de once varas

Sobre tórtolas

Conclusión final del estudio de Antonio Conde. Enlace a los artículos publicados

El noviazgo

La espera  Conde

Mis valoraciones de la manifestación

La ICAE y la retirada del borrador del Reglamento de Armas

¿Se pueden llevar municiones en el AVE?

El turismo rural y su impacto en el agro  Conde

La nueva Ley de Caza de Castilla-La Mancha: ¿más caza social?

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.