La noticia sería que me hubiera tocado el Gordo de la Lotería de Navidad. Pero no tengo necesidad de consolarme porque no sea así, desde muy pequeño me siento cazador, y cada día que salgo al campo es como si me tocara la Lotería.
Esos búfalos que te miran como si les debieras algo
Me da igual que sea persiguiendo búfalos, esos que te miran como si les debieras algo, decían antes que así miraban los sastres cuando se encontraban en la calle a los clientes morosos; o que calculando el peso de los colmillos de marfil de los elefantes, a veinte metros de distancia, con el viento firme en la nariz, casi oyendo al unísono el latir de la inmensa bestia tranquila y el bombeo acelerado del corazón del cazador a tu lado; o cuando has descubierto el trofeo récord de kudu, órix, waterbuck, sitatunga, lechwe, bushbuck… pero sobre todo el de sable, que orgulloso te desafía, la cabeza levantada y girada hacia ti, con el flanco descubierto dónde alcanzará el mortal impacto.
Divertido, entusiasta y agotado Feliz Navidad
Agotado, con las escasas fuerzas que te quedan después de una subida impropia para tu edad y condición física, y tumbado en el frío suelo juzgas a argalis, carneros, íbices, cabras, mientras la montaña te sonríe, porque estaba allí, y decidiste conquistarla.
Entusiasta miras al oso pardo, negro o blanco, antes de quebrar la paz del hielo o del bosque, da igual que sea en Alaska, Canadá, Rusia, Kamchatka, Rumanía, Mongolia o Tayikistán y en los mismos lugares cada mes de septiembre tienes una cita con los grandes cérvidos, alces, marales o venados.
Divertido cuando las perdices, tórtolas, torcaces, patos o gansos sobrevuelan tu cabeza intentando sortear a los cientos de perdigones que interpones en su vuelo.
Cuando la ladra rompe en tu dirección Feliz Navidad
Con el corazón desbocado, chaval contrólate, te exiges, cuando la ladra rompe en tu dirección, y en tu puesto de balcón dominas el pecho de enfrente, con la misma sensación que cuando el gran jabalí o bushpig o león o leopardo, se acerca sigiloso a la trampa mortal.
No hay descanso nocturno en nuestra afición, a pesar de la demostrada veteranía, cada noche de vísperas significa un inquieto duermevela, anhelando lo que nos traerá el nuevo día.
¡Felices fiestas, cazador!
¡Cuidaos mucho!
Un abrazo muy fuerte.