«Observa profundamente la naturaleza y entenderás todo mejor», A. Einstein
Reflexión y refracción de la luz
La reflexión de la luz se produce cuando los rayos de luz llegan a un cuerpo o una superficie y chocan con ellos y estos rayos de luz atraviesan la superficie, el mejor ejemplo es la pesca, cuando vemos un pez en el agua, este no se encuentra donde le vemos pues la imagen al atravesar el agua lo hace con otro grado de inclinación, de esta manera los pescadores apuntan no al sitio donde ven a la presa sino más adelante.
La refracción de la luz, por el contrario, se produce cuando los rayos de luz chocan con una superficie y no la atraviesan saliendo con un ángulo igual al cual entraron.
Ignazio Porro
Ignazio Porro (1) fue un inventor y topógrafo italiano, su nombre está estrechamente asociado con el sistema de prismas que inventó alrededor de 1850 y que es utilizado en la construcción de prismáticos.
El gran descubrimiento, que nos atañe a nosotros, fue el denominado prisma de porro, que es un prisma de vidrio y de base triangular isósceles con un ángulo a noventa grados, de forma tal que devuelve la luz invertida.
Siendo trivial en la explicación es la forma de reflejar la luz cambiando la imagen y devolverla hacia donde es emitida.
Los prismas corrigen la imagen colocándola en la posición correcta.
La ampliación se consigue a base de unas lentes que aumentan la imagen.
Esto, que puede ser un poco enrevesado, nos sirve para intentar comprender el funcionamiento de los prismáticos, de forma que nos traen la imagen en la posición correcta.
El ocular de cada cámara no está alineado con el objetivo, y el prisma refleja la luz en forma de S hacia el ocular.
Generalmente, el ocular derecho tiene un anillo de corrección dióptrica, que se gira para conseguir la dioptría diferente en el ocular izquierdo y mejorar aún más el enfoque de la imagen observada con ambos ojos.
Los binoculares utilizan una combinación de lentes y prismas para agrandar las imágenes. Las lentes encaminan la luz y permiten enfocar la imagen ampliada hacia los ojos del observador.
Los prismas permiten que las imágenes provengan desde ejes más separados los de los dos ojos, aumentando la sensación estereoscópica o de relieve de lo que se ve.
De manera que el italiano nos proporcionó a los recechistas allá por 1850 uno de los artículos más importantes para poder cazar los corzos.
Álvaro C porro
Casi todos los años subo a cazar corzos al norte de Burgos invitado por mi amigo Jacobo C, el cual tiene la deferencia de invitarme a recechar, cosa que agradezco y que me ilusiona enormemente por lo que conlleva, no es por los corzos en sí, sino que…
…Es por las charlas, en las cuales mis amigos me enseñan muchísimo sobre el comportamiento del ‘duende del bosque’.
…Es por los parajes norteños, tan distintos de las dehesas extremeñas.
…O es, quizá, por esa gastronomía, de la cual no te cansas de probar los diferentes platos.
…Es por esos compañeros, con los que te juntas para tomarte una copa una vez finalizado el rececho, que te dan momentos de alegría, risas, y donde compartes conocimiento campero.
…Es por esos amaneceres frescos, cuando el sol está apretando en el sur, y donde todavía las temperaturas son agradables.
En definitiva, por múltiples razones que provocan que me merezca la pena el viaje y la estancia en esa zona.
Álvaro es el hijo de mi amigo Jacobo y este suele ser mi compañero de caza en aquellos terrenos, oficia de guarda conmigo y juntos recorremos los campos de cereal o girasol, en busca de algún ‘capreolus’ que se deje acercar un poco.
La caza lenta vs. paso corto y vista larga
Durante esos ratos que nos da el monte disfrutamos el rececho en sus dos vertientes, la primera como dice Ernesto Navarrete en su artículo ‘La caza lenta‘, y la segunda es la forma de rececharlos norteña, ‘paso corto y vista larga’. Haciendo cresta y andando cuerda hacia delante para localizar los corzos en las hojas de cereal.
Debo contar antes de nada que Álvaro tiene unos veinticinco años, de sonrisa sempiterna, piernas incansables, educación exquisita, auténtica ansia por aprender todo aquello que su corta edad no le ha enseñado, y de formas humildes. Tiene tales cualidades que le permitirían, sin duda, el tener conversaciones o intervenciones con los mayores recechistas corceros sin desentonar.
Posee la dicha de estar rodeado de gente cazadora, con los que absorbe conocimientos sin parar, lee todo aquello de caza que llega a sus manos, en definitiva, que actúa como el proceso de osmosis celular.
Pues tal es el compañero de caza que me acompaña en aquellas tierras norteñas tras los corzos.
Durante el transcurso de los recechos nos ha sucedido de todo, he tirado, he fallado, he matado, o incluso, como nos sucedió la última vez, hemos hecho la entrada al corzo, pero por torpeza mía, no culminé por unos segundos.
Con sol, viento, frío, con buen resultado, o malo, Álvaro está siempre sonriente, y presto a animarte para conseguir la presa.
Durante el transcurso de las entradas permanece silencioso, ágil para decidir, y rápido para culminar.
‘Ojo de Azor’ porro
Puesto que el término ‘Ojo de Halcón’ está cogido, le propongo como ‘Ojo de azor’. Vista prodigiosa, no tan solo por su edad, sino porque también sabe dónde mirar, lo cual es casi tan importante como lo primero.
‘Ojo de Azor’, tiene la peculiaridad de coger los prismáticos de forma vertical para ver por tan solo un ocular.
Como sabemos, al tener los dos ojos mirando un objetivo lo que podemos coger es el campo de profundidad. ‘Ojo de Azor’ no necesita la profundidad, él va andando, se echa el prismático al ojo y enseguida determina la calidad del trofeo y si merece la pena entrarle.
Es curioso, pero le resulta efectivo es un movimiento rapidísimo para valorar en seguida, cosa que con el corzo es fundamental.
Allí donde los campos de avena sobrepasan el metro sesenta…
Es donde es casi imposible ver la cabeza de un corzo a lo que hay que sumar la dificultad para valorarlo. Sabido es que cuando una vez se han segado las parcelas de cereal la dificultad consiste en hacer la entrada, pues no tienes opción alguna…
Bien, pues es entonces cuando ‘Ojo de Azor’ me dice: «Es una hembra». «Es pequeño». «Ese vale». «¡Es un corzazo!».
A partir de entonces entra en marcha la forma de pensar o la estrategia a seguir para hacerle la entrada a nuestro corzo. Aunque no debemos pensar que es fácil, la presa es la que nos ha localizado primero, siendo nosotros los que debemos camuflarnos, no hacer ruido para ganar metros de forma que tengamos opción de tiro.
El resto… porro
…Es sencillo, se apunta y se dispara, dejando la consecución del trofeo en un punto y aparte.
Entonces es cuando tienes una experiencia más añadida a la memoria de los recechos venatorios, tendrás algo que contar cuando te reúnas con tus amigos para comer. Finalizarás el viaje con un sentimiento que te ha llenado el alma desde que partiste de tu casa.
Cuando llegue a casa recordaré el atardecer de los campos castellanos, dentro de una parcela de cereal, con sus claroscuros dignos de un cuadro de Sorolla, el pintor de la luz.
O recordaré cuando ‘Ojo de Azor’ me decía «en la siembra de arriba por encima de las matas de monte, ha salido un macho que nos puede valer».