El arroyo baja seco, vamos, que no baja y así le va al río, a los pantanos, al campo, a nosotros…
En intentar combatir la sequía las ideas no desbordan ni tan siquiera, un simple folio. Las noticias sobre la seca que inunda el país son renglones torcidos que no se airean, no vayamos a preocupar o alarmar a la población… Por contra, ríos de tinta se vierten y corren de otros asuntos de menor calado.
Sobre la mesa yace un problema que parece no existir y del que no interesa debatir ni intentar paliar o solucionar, si es que esto fuera posible.
Sin agua no hay futuro
El agua obra el milagro de la vida; sin ella no hay futuro.
Con el otoño entre las manos, la higuera madura sus últimos higos y aunque los gotea de tarde en tarde los recibo como auténticos regalos. Del membrillo cuelgan los que se pueden contar con los dedos de una mano (sobrando dedos) por segundo año consecutivo. El pasado año la culpa fue de Filomena (a alguien había que echársela), pero ¿y este? Les quedan cuatro días para alcanzar su madurez y poner en valor lo del veranillo del membrillo (últimos días de septiembre y primeros de octubre).
Las nueces son otro de los frutos del momento que debería recoger en esta primera quincena de octubre, pero el nogal ha dicho que no, que no toca y ni la muestra nos va a dar. ¿Serán cosas de la naturaleza? En cambio, el castaño apunta maneras y vuelve a ser generoso, aunque habrá que esperar porque aún quedan días para que empiece a dejarlas caer.
Las primeras lluvias se están haciendo de rogar y España sigue con la piel reseca y cuarteada
El tiempo y las costumbres nos marcan pautas o comportamientos como las que les acabo de apuntar y lo mismo nos sucede con las armas que, a estas alturas, andan ya a punto; como las botas, limpias; como los cueros que, engrasados, hasta relucen… Fechas son en las que el otoño nos presta sus mejores días para dar comienzo a la temporada de caza, recortándole horas al sol y tirando de las temperaturas, poco a poco, hacia abajo; pero no echemos en olvido que las primeras lluvias se están haciendo de rogar y España sigue con la piel reseca y cuarteada.
Que vuelvan aquellos lances pasados por agua, aquellos campos con arroyos embravecidos, de riachuelos fuera de madre, que se llenen los acuíferos para que, desde el brocal, alcancemos a ver el agua del pozo, señal de que la maldita sequía terminó. No hagamos que sean cosas del pasado o del recuerdo y recuerdo sea tan solo el lance aquel…
Agua…
Trasponía el sol por la sierra de enfrente cuando se descolgó el cochino por la ladera abajo, corriendo que se las pelaba. Hasta los carrizos del río llegó, haciendo lo del Guadiana, ahora lo veo, ahora desaparece, pero en la sierra de Huelva, en Aracena (1). Levantando agua con su paso apretao mientras la fuerza de los rayos del sol, por detrás, creaban un halo brillante a su alrededor. La escena era de película. Entre las tamujas del río, justo antes de cruzarlo, se llevó la primera bala (agua). Aceleró la carrera y cuando lo volví a ver era ya de este lado, por entre los juncos. Ahí le mandé el segundo recado y… (agua de nuevo). Con las pulsaciones a cien, repechando el inclinado arranque de la sierra junto al camino que hasta allí nos llevó y alcanzando ya el monte, le mandé la tercera bala (y última del rifle de cerrojo que llevaba) llena de fe, eso sí, porque la tiras siendo consciente de que es tu última oportunidad.
Los cogollos de unas jaras cimbreaban a metro y medio del pelado terraplén por el que había subido. Ahí quedó ¡Por los pelos!
En la puerta 32, que dicen por el sur.
Hemos perdido el norte, ¡hacemos agua!
Y a vueltas con el agua, si el tiempo sigue así, hasta de los Santos habrá que echar mano para que llueva de verdad y para que nuestros políticos sean capaces de hablar, al menos, de cómo hincarle el diente al problemón que tenemos encima.
Leí hace unos días que España es el país de Europa que más presas y represas ha destruido en el último año (108), le sigue Suecia con 40. En el periodo de mayor sequía de los últimos 49 años, ¿será el mejor momento? Igual que lo de destruir las centrales térmicas, ¿tampoco lo habría mejor ocasión? O mejor aún, ¿no se podían haber conformado con cerrarlas en prevención de futuras (actuales) necesidades?
Sinceramente, hemos perdido el norte, ¡hacemos agua!
Valórenlo ustedes.