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Dos súper rehaleras. Por Tomás Cortés

rehaleras Caza
Leticia y Lorena, dos súper rehaleras con su padre Luis.

«La ventaja de ser inteligente es que así resulta más fácil pasar por tonto, lo contrario es mucho más difícil»

Kurt Tucholsky, periodista

Resulta que me planteó un buen amigo cazar jabalíes en unos maizales por daños en agosto, esa era una proposición que no se podía rechazar.

¡Batida en agosto! rehaleras

¡Cazar una batida en agosto!, cuando todo el mundo anda en la playa, cuando hemos dejado las batidas y monterías allá por el mes de febrero. Sí es cierto que hemos hecho algo de rececho, aguardos, algo de corzo, pero…

… Las batidas, ¡qué tendrán! Es eso de sentir el corazón dislocándose, sentir los jipidos de los perros, ver un cochino con todo poderío defendiéndose de unos perros que no están en su mejor momento, es el sentir una cochina defendiendo a su prole, sentir un marranchón en el monte, eso llena mucho si bien que cazar con estos calores de agosto…

Autoriza la Administración de Castilla y León batida por daños y en verdad es que están produciendo bastantes daños en los maizales.

Gancho en los maizales rehaleras

Después de llamar a algunos amigos para que nos acompañaran, nos damos cuenta que la playa, la familia y demás compromisos pesan mucho, con lo que fallan unos cuantos amigos a la cita, de esta manera el día en cuestión somos muy pocos cazadores para cubrir el maizal, tan solo once posturas.

Como tengo debilidad o flaqueza por los perros veo la rehala que han traído, puesto que la administración solo autoriza la batida por daños con una rehala.

Esta la comanda Luis con sus dos hijas y su sobrino Rubén.

rehaleras Caza

Luis es alto, de complexión delgada, con gafas, de manos fuertes por aquello de trabajar con ellas, de antebrazos largos y fuertes pero muy fibrosos, parco en palabras como buen zamorano, noble de gestos y de palabras, que huye de fanfarronerías, pero que se acerca allí donde se aporte algo positivo de conocimientos y más si son conocimientos de caza.

Tiene cincuenta y cinco años procede de San Pedro de la Viña, perteneciente a la comarca de Benavente y Los Valles.

Aquellos son montes duros, de brezales entrecruzados, de arroyos con espesuras impenetrables, de zarzales inmensos. Zona dura muy dura de cazar, pero para los perros es casi una quimera.

Me cuenta que lleva unos cuarenta años con los perros, que caza con los perros en madriguera y que tiene pasión por los perros.

Esos son los perros que vienen, cortos de talla, con buenos aplomos, rápidos de movimientos, con mucha viveza, infatigables e incansables, no hay que buscar los grandes, no se tienen que buscar los de agarre, no, aquí están preparados para otro terreno distinto al nuestro.

Leticia y Lorena es en el campo donde demuestran su valía

Acompañan a Luis sus dos hijas, Leticia y Lorena, con las cuales en la comida intercambio unas palabras pues me fascinan su juventud, sus ganas de perros, de jornadas de viento, de frío, de cansancio, de dormir poco, de comer rápido, de preocuparse por alguno que no viene o de echar horas a la noche por alguno que falta.

Considero que el tener, mantener, entretener, limpiar, curar alimentar los perros, debe estar por encima de la satisfacción de cazar con ellos.

Tanto Leticia como Lorena son muy jóvenes, la primera tiene veintiséis años y la segunda unos veintitrés, ambas son bellas, parecen frágiles, ahora bien, amigo, es en el campo donde demuestran su valía.

Es un riesgo grave el minusvalorarlas.

Esto es una cosa en la cual suelen caer muchos hombres por el hecho de creer que por ser mujer ya no saben lo que hacen en la caza.

Ellas no te responderían, por ser humildes, pero yo si te animaba a que entrases a batir con ellas.

Si piensas de esa forma me gustaría que veas como se mueven en el monte, como corren, o jalean los perros, como aprietan los dientes, con que fuerza ganan terreno en un sitio quebrado, y que te dieras cuenta de la resistencia que tienen, todo ello sin una queja ni un suspiro.

La dureza de las batidas en los maizales rehaleras

Yo mismo he sido testigo de cómo de un maizal con una maleza tremenda, salían los perros con cortes debajo de los ojos y en los costillares, fui testigo de cómo los hombres salían con los pantalones inservibles, mientras que ellas conseguían salir indemnes, yendo por los mismos sitios.

En los ganchos en los maizales pude ver como cogían a una perra que había sido herida por un cochino, la llevaban al coche, lavaban la herida cortaban los pelos, desinfectaban para luego poner las correspondientes grapas tan solo diciendo a la perra…

–Lo sé que duele, lo siento, pero es por tu bien.

Todo ello con rapidez, sin que les temblase el pulso, hacerlo rápido, y una vez solventado, unirse a la mano que llevaba el padre sin dilación, con una determinación propia de un rehalero con amplia experiencia.

He visto curar muchos perros con prisas, con nervios, con rapidez con prestancia, pero esta vez me transmitieron de manera silenciosa ambas hermanas que sabían lo que hacían, transmitieron seguridad y confianza.

Leticia sujetaba la perra por el cuello a fin de inmovilizar el hocico de la perra, mientras Lorena lavaba la herida e introducía los dedos buscando la profundidad del puntazo. Las grapas fueron cayendo poco a poco a fin de sellar la herida. Una vez curada nos lavamos las manos, recogiendo los útiles.

Lorena, como un rayo, sin pereza y con una agilidad se subió de un salto al remolque de los perros

Al rato un jipido incipiente seguido de una ladra corrida llevó a unos momentos de tensión.

Minutos más tarde, un par de disparos, el cochino salió a la rastrojera unos seiscientos metros delante de nosotros.

Lorena, como un rayo, sin pereza y con una agilidad propia de sus veintitrés años, se subió de un salto al remolque de los perros. Desde lo alto nos contó que el cochino estaba herido, y que sus perros lo dieron alcance. Quiso bajarse y correr hacia el agarre, pero vio que su padre salía del maizal.

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APUNTES SOBRE LORENA rehaleras

Lorena estudió y trabaja con niños de primaria, que es su pasión, a su novio no le gusta la caza.

Al preguntarle cómo lleva su novio esa situación, me contesta que como es su pasión le respeta esa afición, con lo que no supone conflicto alguno.

Me comenta también que empezó entrando con su padre con unos ocho años, claro que, en manchas más asequibles para su corta edad, posteriormente empezó a ir poco a poco a otras batidas y monterías.

Solo ha ido con su padre y por tanto no conoce otras rehalas, si bien no le importaría cambiar, me dice (tras dudar un poco) que, por otro lado, lo que más le gusta es ir con sus perros y con su familia.

Incluye que sus miedos es que sus perros sufran daño, que no importan los agarres, que comprende que tiene que haber heridas, que tiene unos cuantos cosidos de grapa, con grandes heridas, si bien sufre cuando muere o pierde alguno de sus perros.

Dice también que no le importa todo el trabajo y la responsabilidad que conlleva el cuidado de sus perros, a los cuales atiende cuando vuelve del trabajo.

De carácter risueño, rápida a nivel mental, directa y que no oculta sus emociones, sabe poner a cualquiera en su sitio, percibo que es muy segura de sí misma, pasional, femenina pero resolutiva, como toda mujer de carácter fuerte, posee el suficiente carisma para parar los pies a cualquiera, como reza el dicho «mano de hierro en guante de seda». Vamos, una súper rehalera.

APUNTES SOBRE LETICIA rehaleras

También de carácter afable, risueña, trabajadora incansable, analítica, callada de aquellos que saben, de aquellos que valen más por lo que saben y no por lo que habla.

Me cuenta que cursó estudios de ADE, que no paró hasta que consiguió el puesto de trabajo que quería.

Su novio es veterinario, si bien no le gusta la caza, por otro lado, me comenta que a ella le gusta la caza en general, que no le importa cruzar a otros terrenos de caza, ni otras modalidades, que lo vive con pasión.

Segura de sí misma, inteligente, con pocas dudas sobre cualquier cosa, afronta todo de cara, tiene como lema «no echarse atrás con nada», lo cual denota valentía, más racional que pasional, aunque la caza es la excepción, vamos, que la vive con pasión. Ambiciosa en la medida de que no se quiere quedar atrás, que el cuerpo le pide más conocimiento, que siente que hay mucho más mundo en lo cinegético que explorar.

Comenta que empezó desde pequeña y que, por supuesto que ha tenido momentos malos, si bien son tantos los buenos que superan con creces a los malos. Que, en sus salidas con los perros, los tejones le marcaron un antes y un después.

Dice que, en su vida privada, trabaja duro por hacerse respetar, pero que en su pasión se siente respetada por los demás rehaleros, que no se siente minusvalorada. Aunque hay muchas veces que se encuentra a gente con prejuicios, de aquellos que no dan oportunidad de demostrar su valía.

Un padre orgulloso de sus hijas rehaleras

Ambas son mujeres de armas tomar, valientes pero humildes, nada pretenciosas, trabajadoras, amables, pasionales e inteligentes.

Si le preguntas a Luis que siente sobre el que sus hijas cacen responde pronto:

–ORGULLO, siento mucho orgullo de mis hijas.

Lo que me ha llamado la atención de ellas no es que sean rehaleras, es la forma y la sencillez con la que actúan. Es la juventud, veo que hay renuevo en el mundo de los perros.

Tengo la fortuna de conocer unas cuantas mujeres rehaleras, podenqueras o perreras, y ciertamente confieso que tengo prejuicios en cuanto las veo. Pero en contra de lo habitual no es una opinión preconcebida negativa o desfavorable, sino al contrario, cuando veo a una rehalera, suelo fijarme en ella pues suele ser más valiente, más humilde y más INTELIGENTE que muchos de los otros.

Por Tomás Cortés Sánchez

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